Antes de la primera llamada

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Eddie estaba convencido que acabaría pillando tortícolis durmiendo con la cabeza apoyada contra la ventana. El motor del autobús hacía vibrar el cristal y le daba dolor de cabeza. Estaba cansado de ver como todos los coche los adelantaban.

"El hombre de la esquina nos viene siguiendo desde que cambiamos de autobús en San Bernardino." Vee susurró dentro de su cabeza.

–¿Crees que trabaja para los mismos que asaltaron nuestro apartamento? –Eddie lo observó a través del reflejo en la ventana. Llevaba un buen rato hablando por teléfono.

"Podría ser. Aunque puede ser que haya más gente interesada en matarnos" Eddie notó la sonrisa socarrona de Vee ante la idea de más cerebros que paladear.

–¡No necesitamos más problemas! –Eddie espetó intentando mantener su voz en un susurro–. Podríamos haber muerto.

El hombre colgó el teléfono y se los quedó mirando. Sabía que lo habían descubierto. Eddie no pudo evitar que se le erizara todo el vello del cuerpo cuando vio la sonrisa sádica dibujándose en el rostro de aquel extraño.

***

Eddie se levantó de su asiento, colgándose la mochila al hombro. No fue el único que bajó del autobús en Denver. Eddie saludó al extraño con un leve gesto de cabeza y hundió las manos en sus bolsillos. Respiró hondo, notando sus nervios a flor de piel pero el hombre siguió allí sentado. Quizá sólo era su paranoia haciéndole ver amenazas donde no las había.

Eddie seguía de pie en la estación de autobuses cuando el vehículo volvió a arrancar, el ruido del motor quejándose como un viejo asmático. El autobús había desaparecido al final de la calle cuando Eddie se dejó caer en un banco, exhausto. Todo resultaba demasiado extraño.

–Creo que me estoy volviendo loco. –Suspiró sin dejar de mirarse las manos.

"No es cierto" la masa viscosa de Ve jugueteó enrollándose entre sus dedos. "A nosotros tampoco nos daba buena espina. Nos lo podríamos haber merendado" .

–¿Y que sigan el rastro de muertos y desaparecidos? –Eddie gruñó alejándose de la estación de autobuses.

"Pues unos M&M's" Ve lo arrastró al interior de un Super 24 horas.

–A veces creo que sólo eres un inmenso estómago –Eddie murmuró exasperado.

Se le seguía haciendo extraño cuando Ve controlaba su cuerpo sin que fueran Venom pero no podía evitar que el cariño lo embargara cuando aquellos pequeños gestos nacían de la confianza en el vínculo que los unía.

***

Eddie se probó las gafas, unas aviador con efecto espejo. Quizá no eran mala idea. Las dejó en el mostrador con la bolsa XXL de M&M's y un par de sandwiches vegetales de atún. No tenía ni idea de cómo iban a llegar a Nueva York pero ya pensaría en algo.

"Te falta la chupa de cuero" Ve lo envolvió como había hecho el día que habían visitado a su padre.

Eddie no pudo evitar que el pánico lo controlara el segundo que tardó en darse cuenta que estaban completamente solos en medio de la calle.

"¿Está bien, así?" Ve preguntó dubitativo.

–¿Por qué no iba a estar bien? –Eddie se acarició el brazo, allí donde Ve brillaba en un negro azabache.

***

Sus botas estaban cubiertas de la arena argilosa que se levantaba a cada paso. A las afueras de Denver era como si el mundo hubiese olvidado lo que era la civilización. Con la mochila haciéndole rozaduras contra sus hombros y con la botella de agua medio vacía, era como haber aterrizado en el mundo de Fallout.

Anne debía estar preocupada y el mensaje de "este teléfono está apagado o fuera de cobertura" no debía ayudar demasiado a tranquilizarla. De estar en el lugar de Anne, estaba convencido que habría roto unos cuantos teléfonos.

"Llámala" gruñó Ve.

–Es muy fácil decirlo cuando no va a ser a ti a quién le corte los huevos. –Eddie levantó las manos exasperado.

"Lo hará aunque no la llames" El simbionte contestó chistoso.

MALA VIDAWhere stories live. Discover now