Asfixiante Necesidad

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*Draco*
No estoy seguro de lo que sucedió en el instante en que le escuche hablarme, simplemente me costó asimilarlo. Me parecía tan irreal verla. No supe cuanto tiempo tardamos en reaccionar, era tan estúpido. Sus mejillas ya se habían puesto de un flamante carmesí, cuando asimile todo mi alrededor.
- Despierta Granger, ¿buscas algo? – pregunte con aquel tono de voz que me caracterizaba, simplemente no podía más, y por ende recurrí a ese orgullo para mantenerme estable. Le vi parpadear rápidamente sus ojos, completamente confundida, lo que provoco que en mis labios se formara una sonrisa, la cual agradecí que ella no viera, dado que continuaba oculto entre las sombras.
- ¿Qué? Yo... - duda, fue lo que vi en aquellos ojos cubiertos por restos de lagrimas – yo solo... ah... - desvió su mirada, y fue entonces que una ola de confusión y enojo llego a mi corazón... sonreí de nuevo.
Me levante con total tranquilidad y di un paso al frente, saliendo así de las sombras. Ella pareció creer que haría algo ya que dio un paso hacia atrás, temerosa y sin siquiera mirarme a los ojos. Una reacción en verdad aceptable, ¿Qué más podía esperar? Hice una mueca de fastidio y me aleje, golpeando ligeramente su hombro mi brazo. Ese simple acto ocasiono que una corriente eléctrica me recorriera y terminara por depositarse en mi estomago. Solté un respiro para así seguir mi camino hacia la casa de Slytherin.
Ahora comprendía mejor mi interior, y lo peor era que no debía...

*Hermione*
¿Qué había sucedido? ¿Me había equivocado? Fueron las preguntas que asaltaron mi mente durante todo el trayecto hacia la torre de Gryffindor. ¡No entendía! Él simplemente se fue sin decir nada que pudiera calmar mi corazón, porque estaba más que segura que lo sabía. Esos ojos que mostro en la torre de astronomía me lo decían todo. Al llegar a mi cama me deje caer y abrace la almohada con fuerza. Mis ojos permanecieron mirando el techo, por alguna razón me sentía mucho más ligera que antes, ya que es sensación de asfixia no estaba, sino todo lo contrario. ¿Tenía que ver con mi descubrimiento? No lo sé, quizás solo sean alucinaciones mías.
Entrecerré mis ojos y vi de nuevo aquel semblante en Malfoy, tan lleno de confusión y dolor. Mi corazón se acelero ante esa visión causada por mi cabeza. Pensar en él me hacía sentir... diferente. Me había enamorado de él, o al menos eso era lo único que se me ocurría en la cabeza, ya que no era precisamente una experta en el tema, ¿Cómo saber que es amor cuando nunca lo he sentido?
Con ese pensamiento, termine por caer rendida en los brazos de Morfeo.
...
- Me duele la cabeza – comento Ron de camino a las mazmorras. Yo sonreí, por fin volvía a sentirme la misma de siempre, no podía creer el mal estado en que había permanecido las últimas semanas, yo no era una sufrida que se la pasara llorando, era fuerte y prefería encontrar una solución a hundirme en mi pesar.
Suspire en el momento en que mis amigos comenzaron a jugar, seguían siendo los mismos a pesar de lo sucedido en la sala de los menesteres. Me sorprendía en verdad que no hubieran preguntado mucho sobre aquel incidente con Malfoy y mi maniático Ndaktel, el cual por cierto no tenía idea de donde se encontraba. Era extraño, y ya comenzaba a preocuparme.
Antes de que la oscuridad inundara el cielo, me dirigí a la sala de menesteres con el único propósito de encontrar alguna pista de la desaparición de ese par, debía haber algo ¿cierto? Al dar un paso dentro de la sala, mis ojos se toparon con dos joyas grises mirándome. Mi cuerpo se estremeció al verlo ahí, tan tranquilo y posiblemente con el mismo propósito que yo. Intente decir algo pero las palabras parecían estancarse en mi garganta.
- ¿Te comió la legua el ratón? – pregunto sin mucha importancia, cerro el libro que tenía entre sus manos y lo dejo sobre una mesa – No hay nada que tenga relevancia aquí... esos idiotas – se quejo.
- ¿Ella no te comento nada antes de desaparecer? – Malfoy me miro y negó con la cabeza, hizo una mueca de desagrado y soltó un suspiro – vaya... debe ser desagradable tenerme aquí ¿no? – dije ante tal semblante que mostraba. Era claro que seguía odiándome. Un tanto dolida di media vuelta y camine hacia la puerta.
- No me desagradas – esas tres palabras que salieron de su boca me dejaron helada. ¿Había dicho lo que creía que dijo?  Me mordí ligeramente mi labio y voltee desconcertada. Él volvía a prestar atención en el libro.
- ¿No? – fue lo único que salió de mis labios... estúpido, lo sé. Pero no se me ocurrió nada más. Para mi sorpresa, sonrió. Una sonrisa que nunca había visto en él, cálida. Eso estremeció mi interior con más fuerza.
- Encontré algo... - sentí como mi cabeza daba un giro de 180 grados, deje de pensar en el hecho de que no le desagradaba para enfocarme en lo que encontró. Me acerque a él y mire la hoja.
"Pasado  y presente se unen bajo reglas que nadie puede entender, la historia se repite una y otra vez dentro de mi cabeza, no asimilo el ahora. Todo hace un conjunto a mí ver, tanto que temo regresar a ese doloroso y terrible lado que permanece fielmente oculto."
Leí varias veces aquel párrafo escrito con puño y letra, al menos hasta que Malfoy cerró el libro para sacarme de mi ensimismamiento. Le mire a los ojos, parecía esperar algo de mí.
- ¿Te dice algo? ¡Ag, despierta ya! – dijo molesto, tanto que me hizo pegar un ligero brinco. Baje la mirada, mi cerebro trabajaba a todo lo que podía, ya que no lograba encontrar explicación, ¿tenía que significar algo para mi? Me pregunte.  – No puedo creer que no conozcas al bicho ese... - en ese instante sentí una ola de emociones en mi interior, claramente no era mías sino de él. Celos, ansiedad, fastidio – eres inservible –
- ¿Por qué mejor no controlas tus emociones? En serio, comienzo a tener nauseas – comente molesta, le quite el libro y lo abrí. ¿Qué significaba? ¿Eros sentía aquello?
De momento a otro, sentí un arrebato incesante de hacer algo, no supe que hasta que me di cuenta de que provenía de mi compañero, quien ya me había sujetado del mentón con sus manos y solo me dio la oportunidad de verlo a los ojos unos segundos antes de ser atacada por sus labios.

*Draco*
No lo había podido evitar, aquel último comentario salido de sus labios me hizo enfurecer, más al creer que ese bicho fuera de mucha importancia para ella. No debía, pero en esos momentos no me importo. En cuanto nuestros labios se unieron, todo problema a mi alrededor desapareció, simplemente me deje llevar.
- ¿Te doy nauseas? – pregunte al alejarme unos milímetros, le mire y note que mantenía sus ojos cerrados y sus labios ligeramente abiertos – así no olvidaras que yo no doy nauseas – sonreí ladino y me aleje. Tenía que hacerlo, al menos mientras mi razón pudiera frenarme.
Supe que no habría nada más en la sala, así que sin decir un "adiós", me retire. Mi cabeza daba vueltas con solo recordar el sabor que tenían sus labios. Era una sensación extraña, agradable... pero también una que debía olvidar. 

Mi pesadilla🔥😈Where stories live. Discover now