El lado prohibido de la biblioteca del castillo

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*Draco*

Me sentía asfixiado, mi corazón latía con tal intensidad que me sentí morir, apenas lograba mantenerme de pie. Tan intenso, tan difícilmente doloroso. ¿Por qué? ¡Que lo hacía tan especial como para sufrir de esa manera por él! Odie ese momento, ese en cual no pude hacer nada por calmar mi ansiedad y esa necesidad que me pedía a gritos acercarme a ella y tomarla entre mis manos, solo pude quedarme observando como sus lágrimas escapaban de sus ojos, resbalando por su mejilla hasta su mentón.
Nyx me miro asustada en el momento en que mis piernas dejaron de emitir esa fuerza para sostener el resto de mi cuerpo, mi respiración se aceleraba y todo sonido ceso a  mi alrededor, solo lograba escuchar el palpitar de aquel corazón, que nunca pensé tener. ¿Qué pasaba conmigo? Me pregunte una y otra vez, mirando fijamente a la chica rubia que movía los labios pero no articulaba sonido, yacía alterada frente a mí.
[...]
¿Dónde estaba? ¿Por qué me sentía tan condenadamente bien? No quería abrir los ojos, simplemente quise disfrutar de las caricias que me brindaban, unas manos suaves rozaban con delicadeza la piel de todo mi rostro, después sentí que acomodaban mis cabellos. ¿Quién era? Me pregunte, ya que era tan reconfortante. Moví mi diestra, no pesaba. No había dolor alguno, no más frustración rodeaba mi corazón. Nada.

- Despierta dormilón... - esa voz... mis ojos se abrieron con lentitud, ahí estaba ella. Sus cabellos castaños caían revueltos sobre sus hombros, su rostro tenía un hermoso color carmesí, y sus ojos brillaban tan intensamente que me sentí deslumbrado - ¿Qué pasa? – pregunto con una sonrisa en sus labios.
- Nada – fue lo único que pude articular, antes de levantarme y capturar sus labios con los míos, fundiéndonos poco a poco en un beso apasionado. Su aliento, tan fresco y embriagante, me emociono como nunca antes.

¿Aquello era real? No me importaba en realidad, solo quería disfrutar. Mi corazón no quería que terminara, mi cuerpo exigía su calor y mis manos deseaban estrecharla siempre. Cuando me empezó a faltar el aire, me aleje solo unos centímetros de sus labios, respire y sonreí antes de siquiera abrir mis ojos. Mi ilusión desapareció en un parpadeo, esos cabellos alborotados se volvieron lisos y perfectos, sus ojos ya no poseían un brillo que deslumbraba y el rostro cambio por uno familiar. Astoria.
Le mire aun sin creer en la pésima broma que me había jugado mi mente, desvié la mirada para ver donde me encontraba y vi mi perfecta habitación, estaba en casa. Me levante y camine hasta el cuarto de baño, escuche las llamadas de Astoria pero no hice caso. Cerré la puerta tras de mí y me deje caer, recargando mi espalda en la puerta. ¿Qué pasaba conmigo? ¿Dónde había quedado aquel Malfoy que siempre fui? ¿Qué me había hecho ella?
Entrecerré los ojos y respire hondo.

- ¿Te encuentras mejor? – escuche desde una esquina, abrí los ojos y vi a Nyx volando hacia mí. – Me asustaste mucho, en verdad creí que estabas muriendo – pequeñas perlas escaparon de sus ojos, estaba preocupada - ¿de verdad te encuentras bien? – asentí ligeramente con la cabeza, en cierta forma no podía asegurar que lo estuviera, pero necesitaba créemelo. No debía seguir en un estado tan patético. No un Malfoy.

Intente ponerme de pie pero mis piernas no obedecieron mis órdenes, suspire levemente y mire el techo. Era una locura.

*Hermione*
Los últimos días fueron los más desolados que pude haber imaginado, nada me complacía, ni siquiera lo cerca que estaban los exámenes finales. El año en Hogwarts estaba por terminar, y me frustraba pensar en ello, ese año habían pasado tantas cosas que apenas lograba asimilar. Un año único.

- ¿Qué pasa? – escuche a mis espaldas, levante la mirada de mi lectura pero no me moleste en ver de quien se trataba. Harry.
- Nada, estoy leyendo para los finales... - el moreno sonrió levemente, antes de estirar su diestra y quitarme el libro de las manos, le dio un giro y volvió a dármelo.
- No sabía que podías leer un libro al revés – comento.
- No puedo estar tranquila por más que quiera, lo sabes... hay tantas cosas en que pensar, y por primera vez no se ha cual darle prioridad, me estoy ahogando... - sentí como lagrimas querían escapar de mis ojos pero las retuve con toda mi fuerza, no volvería a llorar.

Harry pareció comprender mejor que nadie mi situación, incluso era al único con el que podía sacar todo lo que llevaba guardado en mi corazón. Solo fueron unos segundos antes de sentir los brazos de mi amigo rodearme, su calor me dio seguridad y fuerza. Recargue mi cabeza en aquel hombre que me ofrecía amigablemente.

- ¿Ese tipo no te ha sido de ayuda? – Pregunto una vez que logre calmarme – necesitas deshacer la maldición que tienes con Malfoy, es lo más importante ahora... – le libere de su abrazo y le mire, ¿de verdad era lo más importante ahora?
- Tienes razón, pero aún no estoy segura de lo que tengo que hacer, he leído e investigado en cada libro, y no he encontrada nada – comente un tanto decepcionada, los libros nunca me habían fallado.
- ¿Revisaste los de la sección prohibida? – parpadee rápidamente, ¡cómo se había olvidado! Me levante de un brinco y negué con la cabeza en respuesta a su pregunta. Harry me sonrió.

Le di la espalda y corrí hacia la biblioteca. Los pasillos se encontraban vacíos y no me sorprendía, la oscuridad de la noche cayo hacía apenas cinco horas, así que los alumnos ya estaban en sus camas. Me detuve una vez que me vi frente a la puerta, jadeaba ligeramente por la carrera y mis piernas temblaban un poco por la ansiedad. Harry llego pocos segundos después y me miro.

- Alohomora – susurre, apuntando la varita hacia la puerta. Esta se abrió levemente, me alegraba que no hubiera más protecciones, por que ciertamente no tenía cabeza para pesar en hechizos. Al estirar mi diestra para abrir más la puerta, una mano me retuvo de la muñeca, desvié la mire y me encontré con la mirada de Nim.
- No todo libro de esa sección, debe ser leído... están aquí por una razón – le mire confundida, él soltó un suspiro lento y bajo la mirada.
- ¿Dónde has estado? – él me miro, se mordió su labio inferior y se adentró en la biblioteca sin decir nada. Le seguí de cerca, no le dejaría escapar de mi pregunta, quería respuestas.
- Estuve buscando a la madre de Eros... ella es la única a quien conozco que puede sernos de mucha ayuda... pero no tuve suerte – me detuve en seco al escucharle, ¿la madre de Eros? ¿Acaso se refería a la diosa Afrodita? Mi cabeza trabajaba rápidamente, y solo fue interrumpida por las palmadas amables que me brindo Harry.

Con tranquilidad y un poco de nerviosismo inyectado en nuestro organismo caminamos en dirección a la sección prohibida, lo pasillos estaban llenos de oscuridad, un aire tan pesado y aterrador que unos escalofríos recorrieron mi espina dorsal. Nim despidió una especie de luz a su alrededor que nos sirvió de lámpara. Caminamos juntos, yo ni siquiera me atrevía a tomar alguno de los libros del estante, todos ellos parecían tener un aura oscura. Cada dos por tres gire la mirada hacia Harry, no se veía asustado.

- Este puede ser de ayuda – mire con rapidez hacia Nim, quien ya me estiraba un enorme libro con la pasta gruesa y vieja de un color rojo desgastado. No dude en cargarlo entre mis brazos – este también... y este, hmmm ese no creo pero aun así lo llevamos... - al cabo de unos minutos termine cargando 6 libros de todos tamaños. Agradecí que Harry me ayudara a cargar la mayoría, ya que yo hubiera terminado en el suelo por el peso – bien, con esos tendremos por esta noche... comencemos –

Mire con rapidez los libros y no dude en elegir los más gruesos, Nim arqueo una ceja incrédulo yo solo me encoja de hombros sin darle importancia, ese tipo no me conocía.
Me hubiera gustado tener el tiempo para poder hojear con más calma cada hoja, de disfrutar de esa lectura. Una vez que iba a pasar al tercer libro, desvié la mirada y vi a Nim con los ojos cerrados y la mano sobre uno de los libros más gruesos. ¿Se había dormido? ¡No podía ser cierto!

- Deja de observarme y sigue leyendo... - dijo aun en la misma posición, he de admitir que me asusto un poco, pero más por la sorpresa que de miedo – ¿necesitas algo Nyx? – pregunto, abrió ligeramente los ojos y miro en un rincón oscuro.
- Solo vine a ayudar... Draco no me necesita en estos momentos – solo escuchar su nombre, algo pareció removerse en mis entrañas, una sensación de cosquilleo del cual aún no me acostumbraba.
- ¿Cómo sigue? – pregunto sin mucho interés, e incluso creí notar en su voz que se dirigía más a ella que a Malfoy.
- Está bien, tanto como para encargarse de su compromiso... al amanecer las familias harán los últimos arreglos, la boda será una vez que termine el colegio – por unos momentos sentí como si una mano estrujara mi corazón, incluso no pude evitar llevar mi diestra a mi pecho. Cuanto agradecí que nadie lo notara.

Nim tamborileo sus dedos en la madera de la mesa, Nyx tomo su forma humana y se unió a la lectura, yo intentaba leer pero las palabras eran incomprensibles, ya no lograba concentrarme, no después de lo que había dicho la rubia. Ahora me era difícil avanzar.

- ¡Lo encontré! – dijo Harry a dos horas de que los rayos de luz cruzaran por uno de los ventanales. Todos nos acercamos e intentamos ver los que decían las hojas de aquel libro.

"... La maldición de los amantes, es uno de los más difíciles y aterradores, nunca se debe utilizar en humanos, y mucho menos en algún ser mágico..."
Nos saltamos la parte donde hablaba de los cambios y los efectos que sufriría la pareja involucrada para ir hasta la solución, la cual solo estaba escrita en un par de líneas.
"Hay dos formas existentes y comprobables de deshacer dicha maldición, una de ellas es por medio del ritual de Ikaty, el cual debe ser realizado por la misma diosa del amor... el pago es lo que más aman, y la otra solución es por la muerte del ser que los maldijo... se debe derramar su sangre..."
Nyx dio dos pasos hacia atrás, Nim le miro con preocupación. Yo intente no asustarme, simplemente seguí leyendo, esta vez en voz alta.
"No hay otra forma existente o funcional, nadie que haya tenido la maldición ha podido salir. Mueren sufriendo, en soledad... las consecuencias siempre son fatales."

Harry cerró el libro y se puso de pie, yo aún no sabía cómo podía mantenerme en pie ya que mi fuerza y esperanza se habían lanzado por la ventana, las soluciones eran casi imposibles, y aunque tuviéramos una a nuestro alcance no podríamos hacerlo nunca.

Mi pesadilla🔥😈Where stories live. Discover now