cuatro.

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Colocaste con cuidado los pendientes dorados en ambos lóbulos

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Colocaste con cuidado los pendientes dorados en ambos lóbulos. Recién terminabas de arreglarte, dedujiste que Jean no tardaría demasiado en llegar, por lo que te preparaste lo más rápido que pudiste.

"Ya estoy en camino ;)"
Había sido el último mensaje enviado desde el chat. Apresuraste tu paso al salir por la sala, yendo directo por la puerta trasera. Tus padres aún se encontraban en su habitación viendo televisión, perfecto para poder escaparte de fiesta con tu novio. No te preocupaste por el ruido que hacían tus tacones de aguja alta, el ruido del televisor podía cubrir bien tus descuidados pasos.

Corriste cuando te encontraste por el patio, viendo la figura alta por detrás del portón esperándote con un casco extra.

- Nuevo récord, ¿ansiosa? - lo escuchaste hablar cuando estuviste cerca.

- No sabes cuanto - sacaste la llave de tu bolsillo, para colocarlo sobre la cerradura que los separaba. Haciendo un clic al instante.

Tu sonrisa sé amplío al verlo frente a ti, en verdad se veía apuesto con su campera universitaria y un par de pantalones de mezclilla. Ahora te sentías muy arreglada junto a él con esa ropa tan casual de todos los días. Pero tu esfuerzo no caería en vano por algo de ese estilo.

- ¿Alguna vez montaste una moto? - Preguntó haciendo de lado su presencia, dejando ver una moto deportiva. Negaste con la cabeza en respuesta, haciendo sonreír a Jean.
- Te presento a esta monstruosidad, ¿lista para montar?

- ¿Monstruosidad? Está bien lo que digas - no aguantaste las ganas de reírte frente al apodo de su motocicleta. Era tierno ver a un Jean enorgullecido.

- Solo súbete - El rostro sonrojado del hombre se giró para no verte la cara después de aquel momento.

...

El viaje en moto fue mejor de lo que esperabas, superando tus expectativas. La agradable sensación del aire recorriendo tu cuerpo junto a la vista de la carretera solitaria siendo iluminada por faros de luz, todo parecía irreal. Fue difícil evitar bostezar, despegaste tus mejillas que se encontraban apoyadas con gentileza en la espalda de Jean.

- Ya puedes bajar - aviso mientras levantaba sus largos brazos en un estiramiento para relajarse después de estar manejando por unos cortos 15 minutos.

Respondiste con un simple "okey".
Tus piernas tocaron tierra de nuevo, por suerte no habías perdido ningún tacón durante el recorrido.

Divisaste la escena frente a ti. Era una casa bastante grande, que incluso tenía su pequeño balcón. Los Ackerman's habían tenido la suerte de vivir bajo numerosos lujos, sentías recelo por no tener tal suerte, pero estabas cómoda con tu vida común.

- Por cierto - llamó tu atención, te giraste sobre tu eje para verlo.
- ¿De quién es esa chaqueta? -

'Oh mierda'. Pensaste sonriendo con nervios, estabas tan apresurada que no dudaste en tomar la primera prenda que observarás. Esa noche hacía un viento fresco, y tu corta ropa no ayudaba en nada. Lo último que querías era coger un resfriado, por más leve que sea.

Dear Teacher┃Yelena. Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu