𝗡𝗦𝗙𝗪, cinco.

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De los miles de formas para terminar nunca imaginaste despertar junto a Yelena.

El alcohol había bajado por totalidad en tu cuerpo, y de nuevo, eras tú. Aquella chica que podía empapar las bragas y al mismo tiempo temer por Yelena.

Pero aquí estabas, descansando con naturalidad junto a ella, escuchando como su pecho subía y bajaba en una respiración lenta.

Su mirada que siempre se encontraba inexpresiva, ahora solo se veía pacífica. Sus largas pestañas cerrando sus temerosos ojos. En un profundo sueño.

Examinaste sus rasgos de una forma detallada, esta era la primera vez que pudiste apreciar sus labios. Labios de un delgado ideal, pintados naturalmente de un rosado pálido, la poca luz de la madrugada los veía tan apetecibles.

No te resististe al pensamiento de tocarlos.

Fue un movimiento gentil, tu pulgar presionado sobre los suaves labios de Yelena, tocando la carnosidad con delicadeza. Sentías como tus propios ojos se iluminaban.

Solo tomaron unos pocos segundos.

No planeabas despertarla, sin embargo, fracasaste.

Sus párpados se comenzaron a abrir, mientras las pestañas revoloteaban en un parpadeo continuo. Se quedó en su lugar, tratando de acostumbrarse a la poca luz, haciendo ventaja para despejar tus manos intrusas. Observo tu silueta. Nunca diría que se asustó al verte tan cerca, decidió simplemente ignorarlo.

¿Ya te has levantado? — Su voz somnolienta había llenado tus oídos. Sonaba grave, causándote un extraño escalofrío recorrer tu cuerpo. La veías tan atractiva por incluso la mañana.

Yo... Uh sí — tambaleas las palabras poniéndote rígida en la posición incómoda de tus codos apoyados sobre las sábanas. — Lo siento por despertarte

Yelena curva sus labios en una pequeña sonrisa, la forma en la que te disculpabas en cada momento innecesario le parecía una acción bastante inocente con tu rostro avergonzado.

No te disculpes, dormí lo suficiente si eso te preocupa — deja escapar un chasquido. Mentía, pero la vida de universitaria la acostumbro a dormir por lo menos 4-6 horas diarias, podía soportar la rutina.

Antes de que pudieras pensar en una buena respuesta la mujer a tu lado se removió de su sitio hasta quedar sentada, con sus largas piernas estiradas sosteniendo su cuerpo con su brazo derecho, centrando la mirada en tu pequeño cuerpo.

La sonrisa que mantuvo solo duro unos segundos, decayendo en una línea recta, con los ojos observando cada pequeño detalle.

Te estaba comiendo con la mirada. La camisa abierta de los primeros botones mostraba sin pudor tus pechos desnudos, la poca luz nocturna contorneaba perfectamente la silueta de estas y daba una buena vista para la mujer que trataba de no imaginar escenarios obscenos teniéndose debajo de ella, pero fue casi imposible. Con un suspiro echó la cabeza hacia atrás.

Frustración, fue el largo suspiro que dejó ver. No ayudabas en nada con sus sentimientos confusos. Una mirada inocente y con el pecho descubierto fue lo único que debiste de hacer para que Yelena se jodiera en frustración.

Hay cosas que aún no entiendo de ti... — Ella susurró bajo, pero lo suficiente para que lograras escucharla mientras sus dedos tanteaban sobre los pliegues de la sábana.

Aquello llamó tu atención, ¿estaba nerviosa? , o ¿solo estaba reprimiendo sus palabras?, Yelena siempre había demostrado una actitud serena imponiendo seguridad, pero ahora solo la veías en un estado vulnerable con el cuello expuesto.

Dear Teacher┃Yelena. Where stories live. Discover now