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HACE UNOS MESES
—ES EL RAMO NÚMERO SIETE EN LO QUE VA DE LA SEMANA— habló Isabella observando las rosas que Kirigan le había enviado por medio de Genya.
—¿Que quieres que haga con estas? ¿Las tiro o las regalo a las niñas como las anteriores?— pregunto la sastre, suspirando por tercera vez en el día.
Habían pasado dos días desde el beso y Kirigan no había dejado de enviarle rosas a Isabella, aún cuando ahora era ella quien le ignoraba en los pasillos y no prestaba atención en las reuniones oficiales. La chica había llegado a regalar las rosas a las niñas grisha que habían llegado al Pequeño Palacio.
—No. Estas las quiero que el basurero mas cercano a la habitación del General, quiero que sepa que no me interesan— sonrió en grande la mortificadora y Genya asintió antes de caminar hacia la puerta, pero se detuvo antes de salir.
—Lleva una semana intentando hacerte regalos e intentando comportarse bien— Genya se giró hacia ella e Isabella le presto atención— ¿Sabes que le gustas, no?
—No puedo creerlo. ¿Le gustó al General Kirigan? Eso es imposible, yo una simple mortificadora, no le puedo gustar al gran Oscuro. No, es imposible, el tan Perfecto y yo una simple palomita— hablo extrema dramatización la platinada, antes de reír
De un momento a otro su rostro pasó a ser más serio y se sentó sobre su cama, aún sin dejar de observar a Genya— Se que le gusto, no soy idiota. No me voy decir que es imposible que le guste porque es obvio que sucede. Aunque sigo sin saber si es para algo serio o quiere que sea Zoya 2.0— hablo la chica encogiéndose de hombros.
