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HACE UNOS MESES PEQUEÑO PALACIO, OS ALTA
LA PREOCUPACIÓN DEL OSCURO AVANZABA POR SEGUNDO. La embarcación que llevó a Isabella no había vuelto, aún cuando habían pasado tres días desde su partida. La mayoría comenzaba a suponer que habían muerto en el viaje, pero Kirigan intentaba convencerse de que no fue así. Isabella había estado en aquella embarcación y no podía permitirse perderla.
Aún así, aquel día Kirigan debía confirmar la muerte de los pasajeros en el barco, debía confirmar la muerte de Isabella. Le costaría hacerlo, pero era su deber. Redactar una carta escribiendo cada pasajero del barco fue lo que más le costó, principalmente cuando llegó al nombre de Isabella Lestrange.
Luego estaban las cartas a los familiares y se sorprendió a sí mismo sin saber a quien enviarle la carta de su Bella. A la platinada no le quedaba nadie y las únicas personas con las que se relacionaban habían estado en el barco que se perdió en la Sombra o fue masacrado por sus creaciones, los Volcra.
Debía enviar esa carta dando las condolencias, pero le parecía imposible enviársela a Valter. ¿Alguien más cercano a Isabella que no esté muerto? El nombre de Floki viajó a su mente y se golpeó mentalmente por no pensarlo antes.
Por ello ahora estaba frente al castaño, quien lo observaba con impaciencia. Kirigan no sabía como comenzar, era extraño porque nunca le había sucedido algo así, él siempre sabía que decir. Ahora solo podía pensar en Isabella... en su Bella.
—¿Que demonios te sucede?— soltó con cansancio Floki, olvidando todo respeto que según alguna tonta ley debía tener.
—¿No sabes el significado de respeto?— Alek rodó los ojos.
