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HACE DOS MESES.
ISABELLA NO ESTABA SEGURA DE LA DECISIÓN DE ALEKSANDER. El chico la había convencido de presentar al mundo que ella era la Invocadora del Claroscuro, pero aquello sonaba más complicado de lo que cualquiera se podría imaginar. Isabella sabía que sería más fácil encontrar a la Invocadora del Sol con esa noticia, pero también sabía toda la presión que se colocaría sobre sus hombros y la chica se sentía tan débil que temía a no lograr lo que la multitud deseaba ver.
Aún así, ella sabía que era algo que se debía hacer si o si, así que por ello prefirió hablar con Floki desde antes, se negaba a que el chico se enterara por otros cuando fue él quien la apoyó cuando no tenía a nadie. Pero ella temía a que pensara y reaccionara d ella misma forma que Stannis lo hizo.
—Tienes diez minutos viéndome helada. Ya no sé si el General te lo pego o eres violadora de nacimiento— el chico la observó como si estuviera loca y ella soltó una risa al escuchar las ocurrencias de su amigo.
—Espera, ¿Kirigan quiere violarte?— Isabella abrió los ojos de par en par.
—Todos quieren violarme, cariño. Soy perfecto, ¿Acaso no te diste cuenta?— Floki hizo un ademán presumido e Isabella rodó los ojos con diversión— Ya enserio, ¿Que querías decirme, saltamontes?
Ambos estaban en la biblioteca del Pequeño Palacio donde Floki había largado a todos con la excusa de que la Coronel Lestrange quemaría todos los libros si no los dejaban solos. Isabella había estado apunto de decir que era mentira, pero él se veía demasiado emocionado que no pudo contradecirlo.
—Yo, bueno... a ver— Isabella miro sus manos con nerviosismo y pensó la manera perfecta de explicarle que llevaba años ocultando que era la conocida Invocadora del Claroscuro con la que él estaba obsesionado desde que tenía memoria.— Invocó al Claroscuro.