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HACE UNOS MESES
ISABELLA AMABA LA PRIVACIDAD, amaba mantener sus cosas en privado y que nadie las tocara. Le daba ansiedad cuando tocaban sus cosas o las movían del lugar en el que estaban. Justo por ello iba detrás de cada guardia de la reina cuando estos buscaban entre sus cajones, y ella acomodaba lo que desordenaban.
Hacía menos de una hora que la reina sé dio cuenta del robo de su collar y había enviado a todos sus guardias a revisar tanto el Pequeño Palacio, como el Gran Palacio. En el Pequeño Palacios reviso cada habitación existente, exceptuando la del General Kirigan.
—¿Ha tenido contacto con algún niño recién llegado?— preguntó uno de los guardias sacándola de sus pensamientos.
—Eso creo— asintió la chica, pero no le presto mucha atención pues se dirigió a otro lado de la habitación.
>>Baja eso— Isabella le ordeno a uno de los que revisaba su habitación, cuando movió agresivamente uno de sus jarrones.
—¿Porqué le prestaría atención a una sucia Fjerdana?— gruño el hombre, acercándose amenazante hacia la platinada, quien le observó con su ceja alzada.
—Porque está "sucia Fjerdana" te puede hacer pedazos, querido— le respondió con burla Isabella, arrebatándole de las manos su jarrón y dejándolo nuevamente en su lugar.
—Claro que no, tal vez seas mortificadora, pero sin tus manos no puedes hacer nada— siguió el grisha e Isabella rodó los ojos.
—¿No sabe a quien le habla?— alguien más se adentró en la habitación, alguien que Isabella no conocía, pero iba demasiado bien vestido para ser un guardia más. El chico observaba con superioridad al hombre frente a Isabella— Es la Coronel Lestrange, tú superior.