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HACE UNOS MESES
LA SOMBRA SEGUÍA IGUAL QUE LA ÚLTIMA VEZ EN LA QUE ISABELLA ENTRÓ. Ya habían cruzado el cuarto marcador cuando Isabella, junto a June, bajaron a la cubierta para observar más de cerca los movimientos de todos. Como era de esperarse, Isabella dirigía aquella expedición, Stannis guiaba el barco y June estaba a un lado de Isabella por cualquier movimiento en falso o algún herido al que debía curar. Usaron la misma técnica de la última vez, más del Segundo Ejército y hasta el momento estaba funcionando.
Isabella vigilaba muy de cerca a los hombres con armas de fuego, no quería que sucediera lo mismo de la última vez. Esta vez deseaba un viaje normal y sin retrasos. Aún así y aunque lo desease, Isabella no podía borrar de su mente el calor que causó en su mano, la cercanía de Kirigan. Ella realmente temía a no volver a verlo y que la última vez que estuvieron juntos fue una batalla estupida.
—¿Isabella?— June tocó su hombro y la platinada volvió en si, observándola con confusión.
—¿Que sucede, cariño?— la mortificadora sonrió dulce y June le devolvió la sonrisa. La rubia se había dado cuenta que aunque Isabella siempre se mostraba imponente y superior ante los demás, era una de las personas más amables que existían en el Pequeño Palacio.
—¿Crees que lleguemos a salvo?— preguntó la sanadora, devolviendo su mirada al frente. Al contrario de Isabella, June temía con todas sus fuerzas a la Sombra.
—Eso espero— murmuró sincera la platinada y June soltó un suspiro cansado. Isabella dejó su mano sobre el hombro de la sanadora y le sonrió para confortarla— Estaremos bien.— aseguró pero no ella sabía si era cierto.
Sabía que si algo sucedía, ella podía salvar a el barco pero sus poderes cada vez se volvían más escasos y para destruir a Volcra se necesitaba demasiada "Pequeña Ciencia". Isabella agradecía poseer también la fuerza de una mortificadora, porque aunque seguía sin entender la razón, Isabella era híbrida.
