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HACE UNOS MESES
EL BOSQUE ERA UN LUGAR MARAVILLOSO, por lo menos para Isabella. Ella adoraba el olor de los árboles y la tierra mojada, además de los exquisitos sonidos de los animales salvajes. El cabalgar de los caballos también era un sonido que le agradaba a Isabella. Pero lo que más adoraba la chica, era sentir el viento golpeando su rostro y moviendo el abrigo sobre su Kefta.
La mirada de la chica se unió a la de Aleksander cuando, por petición del mayor, ambos bajaron de los caballos y comenzaron a andar a pie. Era un silencio cómodo lo que los rodeaba, pero Isabella se veía en la obligación de romperlo.
—¿Vas a raptarme?— Isabella dijo lo primero que se le vino a la cabeza y Aleksander dejó escapar una fuerte carcajada que resonó en todo el bosque. La mandíbula de Isabella se tensó.
—¿Crees que sería capaz?
—Creo que la que te terminaría raptando sería yo— soltó con arrogancia la chica, una pequeña sonrisa adornaba su rostro y Kirigan la observaba como si fuera una obra de arte— No podrías contra mi.
—Oh, vamos— Kirigan soltó un exclamación cargada en burla— Soy el Grisha más poderoso de todos, tu no podrías contra mi.
«¿Apostamos un hipopótamo?» pensó Isabella, pero se negó a decirlo.
—¿Solo sabes presumir, querido?— dijo Isabella mientras observaba cómo habían llegado a una clase de fuente, con tallados que mostraban lo que parecía ser una historia.
—Lo aprendí de ti, querida— dramatizo Kirigan e Isabella rodó los ojos, antes de acercarse por completo a la fuente.
Como había prometido Kirigan, luego del suceso en la biblioteca, ambos salieron del Pequeño Palacio y Kirigan la llevó a un paseo en caballo. Habían cabalgado por poco más de una hora e Isabella nunca había eliminado la sonrisa de su rostro, cosa que fue maravillosa para Aleksander.
