Capitulo 13

28 1 0
                                    

Danny Williams 

Había llorado, estaba llorado y lo más probable es que seguiría llorando. Eran las 12 después las 2 y yo seguía allí, con miles de ideas en la mente y con lágrimas en el rostro preguntándome que está mal en mí, porque soy desechable y porque Steve y yo nos distanciamos. Y sé que algunas veces hay que seguir como si nada, como si nadie y como si nunca. Lo había hecho miles de veces, pero esta vez me seria completamente imposible hacerlo.

Realmente me dolió nuestra pelea, nuestra separación y que se alejara de esa manera. Me quedo desde lo más adentro de mi interior, me sentía traicionada por él. Sentía que no podía confiar en mi mejor amigo y si no puedo confiar en mi mejor amigo ¿En quién puedo confiar? Kono me apoyo en la "ruptura" con Steve. Ella siempre bromeaba sobre ello, como si nosotros fuéramos una pajera y la verdad es que si se sentía de esa manera.

— Danny — Ella se sentó frente mío —. Se que estas molestan con Steve por lo que hizo y no quiero poner más tensión sobre su relación, pero...

— ¿Qué? — La interrumpí.

— El que pide tiempo, verdaderamente pide olvido.

Era una frase sabia y si tenía razón, una parte de mi cuando le pidió tiempo a Steve fue que olvidara sus sentimientos por mí, porque en el preciso instante que me confeso yo no podía darle lo que el necesitaba como pareja. Tenía demasiados problemas y no quería pasárselos a él, además de que estaba la gran incógnita de mis sentimientos por él.

— Y realmente entiendo lo que pasabas, pero le pediste a Steve que te olvidara — Ella hablaba con tranquilidad —. Le dejaste de forma abrupta y el debió reconstruir su corazón y lastimosamente era Catherine la que estaba aquí para reconstruirlo.

— ¿Y quién me reconstruye a mí? — Le pregunte —. Me rompió el corazón, toda la seguridad y autoestima que había logrado obtener la destruyo. Me hizo sentir insuficiente, demasiado mal y luego viene a gritarme, a reclamarme por cosas que él también hizo. Yo solo le pague con la misma moneda y después... — Suspire, me desesperaba demasiado lo que paso con Nick —. No me defendió cuando Nick me ataco. El problema no fue que no me apoyara, que no me defendiera. El maldito problema fue que le hablara de Matt a ese maldito, que le diera todo sobre Matt ¡No tenía derecho!

— Se que Steve no tenía derecho de decir eso — Kono hablaba de forma pacífica —. Pero debes relajarte, no le hará bien a nadie.

Tenía razón y estaba tan enojada. Suspire con molestia, demasiada molestia. Ella estaba insistiendo que entendiera que yo cometí un error ¡Lo se Kono, Lo se! La verdad es que me molestaba demasiado que solo se fijara en eso. Se que la había cagado en grande en el momento que me subí al avión, pero lo necesitaba. Además, Steve tampoco fue un santo, también la había cagado.

— No me mires así — Creo que ella ya sabía lo que pensaba —. Solo digo que debes dar el primer paso, debes disculparte.

— ¿Por qué tengo que ser yo? — Señale mi pecho —. Si miras las cosas, Steve fue quien más se equivocó y es él quien debería pedir perdón. No yo.

— Y si él piensa de la misma manera jamás llegaran a arreglar las cosas.

Tenía razón, Steve pensaba de la misma manera que yo. Suspire, tal vez debería hablar con él o mandarle indirectas, aunque no las entendería conociéndolo. Asentí, uno de los dos debería dar el siguiente paso y creo que debo ser yo.

Entre a mi oficina. Me senté en mi escritorio para completar el papeleo faltante y en cuando viera a Steve entrar a su oficina -Habíamos estado trabajando y hace poco pudimos salir a comer-. Abrí el computador para poder llenar el papeleo, al hacerlo me fije que había una carta, la tome y la abrí para leerla.

La carta era de Steve. No sabía cómo sentirme al respecto. Una parte de mi estaba feliz porque Steve aun confiaba en mí, confiaba que yo iría a rescatarlo si fuese necesario. La otra parte estaba molesta, demasiado molesta por cómo se fue, sin despedida y una corta y estúpida explicación en una carta ¡Ni tuvo las bolas para decirme en la cara!

Respira.

Steve aun confiaba en ti, eso era lo importante. Volví esa tarde a casa junto a Kono, ambas habíamos ido por Grace al colegio y estábamos teniendo una tarde de chicas. Kono peinaba a Grace mientras ella pintaba mis uñas. Estaba contándome sobre lo que hizo en el colegio, ella estaba feliz. Kono se quedaría a dormir esa noche -era nuestra noche de chicas, teníamos una al mes-.

Probaba por cuarta vez la masa para muffins que Grace estaba haciendo, ella quería hacer unos muffins y darle unos a Steve cuando llegara. Era dulce y creo que Grace se sintió orgullosa de que quedara perfecta la masa, después de tantos intentos.

Mi teléfono empezó a sonar, pero no conteste. Estaba teniendo mi momento madre e hija y Kono, ella estaba ayudándola a cocinar, porque mis uñas estaban aun húmedas y Grace me mataría donde las dañara.

— Esta delicioso — Felicite a ambas que sonrieron.

Mi teléfono sonó otras dos veces. Eso me desconcertó un poco, me levante y tome con mucho cuidado de no dañar mis uñas. Lo puse contra mi oído sin mirar realmente de quien se trataba.

— Williams — Conteste. Miraba a Grace comiéndose las chispas de chocolate.

— Lo tienen.

— ¿Con quién hablo? — No reconocía la voz —. ¿A quién tienen?

— Los talibanes tienen a Steve — Me quedé congelada en aquel momento —. Se lo llevaron, yo no pude salvarlo. Tienes que ayudarlo.

— ¿Dónde? — Le exigí, pero ella solo me explicaba lo que paso —. ¡Dime donde diablos dejaste a mi chico, perra!

Me exalté demasiado y sé que no debí tratarla de esa manera, pero imaginarme a Steve siendo torturado o incluso asesinado en aquel instante me preocupo demasiado. Mi grito alerto a Kono que se acercó de inmediato a mí, le pedí por medio de señar que me trajera un lápiz y papel.

— Tienes que entender que yo no quería — Me molestaba esa voz de inocencia. Suspire rogando paciencia.

— ¿Dónde está? — Le repetí. Trate de sonar amable.

Ella me dio las coordenadas, ahora solo debía ponerme en contacto con alguien que me llevara donde este Steve y rescatarlo, no sería nada fácil. Corte la llamada, no iba a perder tiempo escuchando sus estúpidas excusas, ella había dejado a Steve tirado.

— Steve fue capturado — Le dije a Kono, en voz baja para que Grace no escuchara —. Tengo que ir.

— Yo la cuidare — Kono me abrazo — Ten cuidado y tráelo a casa.



Fue extremadamente difícil ponerme en contacto con alguien que pudiera ayudarme y ¿Para qué? Me dijeron que lo diera por muerto y que volviera a mi vida. Obviamente no haría eso, no lo permitiría. Llame a demasiadas personas y cobre todos los favores que me debían para que me llevaran a Afganistán y rescatar a mi chico.

Ahora estaba en una base que alguien -realmente no sé quién fue el idiota que me lo dijo, pero cuando me entere lo castro- me dijo que no existía y que no podía hacer nada por Steve. No me rendi y tanta fue mi insistencia que un grupo de SEAL'S decidieron quedarse un día más y rescatar a Steve. Estaba completamente agradecida con esos hombres, eran extremadamente amables y esperaba que fueran de los mejores para que pudieran rescatar a Steve.

Observaba las cámaras buscándolo, deseando que estuviera bien, realmente esperaba eso. Quería volver a verlo, quería volver a escuchar su voz, quería volver a abrazarlo, quería volver a ser su mejor amiga. Mordía mis uñas impaciente y nerviosa, realmente me estaba matando no saber nada de Steve.

Disparos y gritos se escucharon, mi corazón empezó a latir con demasiada fuerza que se podía salir de mi pecho. Aprete mis manos una contra la otra con fuerza rezando a Dios que me lo trajera de vuelta, que me dejara verlo una vez más. Los disparos cesaron y había varios cuerpos en la habitación, solo esperaba que ninguno de ellos fuera el de Steve.

— ¿Comandante McGarrett? — Uno de los hombres pregunto a alguien, no veía exactamente quien era o a quien preguntaban, solo lo escuchaba.

— S-Si — Esa era su voz. Estaba vivo.

Deje escapar el aire que había contenido, sonreí demasiado y me dejé caer en la silla que habían traído para mí. Más de uno a mi alrededor celebro.

— Hay alguien que estará muy feliz de verte.

Espere donde estaba -como me habían indicado- hasta que me dejaron verlo. Soltee mi cabello y lo acomode lo mejor que pude, acomode mi ropa y entre a la habitación donde estaba Steve. Era una especie de enfermería y él estaba recostado en una camilla. Recorrí rápidamente el espacio que nos separaba.

Me senté a su lado, tomé su mano feliz de verlo con vida. Estaba dormido por los medicamentos para el dolor que le dieron, observe su rostro con cuidado. Estaba muy golpeado y su ojo izquierdo inflamado, no podría ver bien por el por un tiempo. Su brazo izquierdo tenía cortes y su pierna derecha había sido fracturada. Tardaría mucho tiempo en volver a la normalidad, pero estaba vivo.

Me acerque, a él, mi mano acaricio su magullada mejilla con cuidado. Suspire antes de acercar mi rostro al de él. Mis labios se posaron sobre los suyos con unos segundos, no podía creer que estuve a punto de perderlo. Me aleje de él y me volví a sentir, limpie las lágrimas que bajaron por mis mejillas y tome su mano con fuerza. Estaba demasiado feliz de que él estuviera vivo.

Lo sentí removerse, volví a limpiar mis lagrimas por si alguna había quedado, no quería que me viera llorar. Me acerque un poco más a él y evite que se levantara, parecía que no sabía dónde estaba.

— Tranquilo cariño — Hable dulce —. Estas bien, todo está bien.

Estaba desconcertado, pero me obedeció y se acostó en la cama. Aún estaba analizando donde estaba y la verdad yo no sabía dónde estábamos exactamente.

— Viniste — Me sonrió. Se le veía lindo, aunque estuviera lleno de golpes.

— Siempre iré a donde me necesites Steve — Le sonreí —. No importa donde sea. Lo prometimos. 

Nos observamos unos segundos, podrían ser horas y me sentía en paz, allí junto a él mirándolo a los ojos. Todo estaba bien.

— ¿Y Catherine? Debo darle las gracias, por ella es que estas aquí.

Y tenía que cagarla. Miro a su alrededor buscándola. Tenía razón, pero fui yo la que vino, fui yo la que lucho para que lo rescataran, no ella.

— Te abandono.

— Ella debía sacar a los niños y no podía ayudarme, son cosas del trabajo.

— Cosas del trabajo — Sonreí sin gracia —. Ella te abandono y estuviste a punto de morir. No me importa que la razón por la cual te abandono, te abandono y estuve a punto de perder a mi mejor amigo por su culpa.

— Y tú también me abandonaste. Cuando decidiste irte a New York —

— Piensa lo que quieras, pero cuando me fui tu vida no estaba en riesgo. Simplemente puse distancia entre ambos porque no estaba segura de mis sentimientos por ti y tu merecías saber la verdad. Esos meses fuera me ayudaron a darme cuenta de que estoy enamorada de ti, estaba dispuesta a intentarlo, pero no se pudo — Suspire, me estaba desviando del tema —. La cosa es, que ella te abandono a tu suerte en un país lleno de terroristas. Fui yo la que voló desde el otro lado del mundo para venir a rescatarte, me dijeron que te diera por muerto y no lo hice, gracias a que no me rendi estas aquí. Lo mínimo que esperaba por esto era un gracias de tu parte, pero eres un gran idiota que prefiere preocuparse por aquellos a los que no les importa.

Pare un momento para tomar aire, cuando iba a continuar entraron unos hombres impidiendo que hablara. Me acomode en la silla y los mire seria.

— Podría retirarse — Me pidió uno de ellos.

— No.

— ¿Cómo dijo? — Creo que le molesto que no le obedeciera — Necesito hablar con el Comandante McGarrett. Retírese.

— No.

— Le está hablando su superior.

— Soy una civil, yo no respondo ante ninguno de los dos — Me mostré segura de mí misma —. Ninguno de ustedes puede obligarme a irme de aquí, bueno, al menos que quieran que arme un gran escándalo.

— Podemos.

— Tóquenme un pelo y los hare tragarse sus dedos.

Se miraron entre ellos.

— ¿Se va a retirar?

— No, no. Me quedare justo aquí, junto a él — Le tome su mano —. Si van a hablar con el Comandante McGarrett háganlo rápido, él tiene que descansar.

Ambos asintieron, sabían que no les obedecería.

— Seré breve comandante. Estamos agradecidos por su servicio al país, pero si vuele a entrar en tierras de conflicto sin autorización se le arrestará y se le dará una baja deshonrosa ¿Quedo claro?

Steve apretó con fuerza mi mano. Le devolví el apretón con fuerza, quería darle seguridad.

— Entendido señor.

— Bien — Ahora el hombre me miro a mi —. Su transporte a Hawaii saldrá en unas horas.

Asentí. Volví mi vista a Steve que parecía tener un conflicto interno con él.

— Gracias.

— No fue nada.

Nos quedamos en silencio, no sabía que decirle en esos momentos y bueno, quería arreglar las cosas entre nosotros, pero creo que no era el mejor momento para hacerlo.

— ¿Grace las hizo? — Pregunto señalando mis uñas.

— Si, estaba con ella cuando... — Me quede en silencio —. ¿En qué pensabas al venir aquí, ah? Pudiste morir.

No me respondió. La verdad es que no sabía en que pensaba él, pero lo único que importaba era que estaba bien y volveríamos a casa en unas horas.


Trasladaron a Steve a un hospital apenas aterrizamos, era de madrugada y no me dejaron entrar. Fui a su casa, saqué una muda de su ropa, o iba a permitir que anduviera con esas fachas todas desechables. Le informe a Kono sobre su situación, ella suspiro aliviada al escuchar que estaba vivo y estuvo de mi lado cuando le mencione que quería matar a Catherine por abandonar a mi chico ¿Cómo se atrevía?

Volví al hospital, no me dejaron verlo aún. Pedí un café y me senté esperando que me dejaran entrar, Steve estaba bien, pero no lo iban a dar de alta aún. Ese momento a solas, mientras esperaba para verlo tuve tiempo para pensar, pensar en lo que paso. Suspire, lo extrañaba, pero no podía perdonarlo fácilmente por contarle al idiota ese sobre Matt.

— Danny — Una voz me llamo. Levanté mi mirada y me encontré con Malia —. Ya puedes pasar a verlo.

Me levante y camine detrás de ella, en silencio. Solía ser muy habladora, pero hoy no me siento yo. La verdad es que no me siento yo desde que me pelee con Steve. Nos detuvimos frente a una puerta, la mire en silencio.

— ¿Cómo esta? — Le pregunte. Ella suspiro.

— Esta bien, pero su recuperación será larga y un poco dolorosa — Ambas miramos a la puerta —. Va a necesitar mucho apoyo.

— Lo intentare.

Ella sonrió, eso le bastaba. Todos estaban al tanto de nuestra situación, todos lo entienden y bueno, creo que les alegrara saber que ayudare a Steve. Golpeé la puerta esperando a que me dejaran pasar, no recibí respuesta alguna, pero entre.

Encontré a Steve mirando a la ventana con su pierna en alto y con su rostro lleno de golpes, además de su brazo inmovilizado. Se le miraba mal, estaba mal y eso me ponía mal a mí.

— Vamos, dilo — No me había mirado, pero sabia que yo estaba allí —. Dilo.

— No hay nada que decir — Me acerqué a él y me senté en la silla al lado de su cama.

— No tienes que cuidarme, solo dímelo.

Suspire, si quería escucharme me escucharía.

— ¿En que diablos pensabas? — Mi voz sonó molesta —. ¿Una carta? En serio. Dejaste una maldita carta, nada más y lo único que decía esta era que te ibas y no sabias cuando volverías ¡Dios! Eres un idiota.

Lo vi sonreír.

— Y sonríes ¿Te parece gracioso? — Le señale —. Casi mueres y estas riéndote ¡Dios! Estarás así por lo menos 2 meses.

— 6 meses.

— ¿Qué?

— Tardare como mínimo 6 meses para volver a estar como antes — Se mostraba molesto.

— Pues tu te lo buscaste a largarte al otro lado del mundo para ayudar a Catherine en una misión donde te abandono.

— Ya te lo dije. Ella debía hacerlo.

— Mira Steve — Levante mi dedo en alto —. Si yo estuviera en su lugar, entre salvar a esos niños o al hombre que amo, créeme que hubiera hecho lo que sea para salvarlos a ambos, pero ¡Tú! serias mi prioridad.

Levanto una ceja.

— Se que no es muy profesional, pero lo haría — Suspire tratando de no sonrojarme —. Siempre serias mi prioridad. Tal vez no pudo ayudarte, bien. Hubiera buscado la manera de ayudarte, no me hubiera rendido. No hubiera hecho una llamada y ya, simplemente desaparecer, no podía.

Lo mire y sonreía.

— ¿Qué? ¿Por qué sonríes?

— ¿Al hombre que amas?

Me sonrojé, simplemente negué y empecé a caminar de un lado al otro.

— Solo me puse en sus zapatos — Me defendí.

Le miré y sonreí también. Estaba a unos pasos de él, el se estiro y tomo mi brazo para jalarme a él. Antes de que me diera cuenta estaba recostada sobre su pecho y el me abrazaba.

— Perdóname — Sonaba sincero —. Perdóname Danny.

Tenia pensado recitarle mi lista de agravios para luego decirle de muchas formas distintas en la que lo apoye. También en lo mucho que me lastimo, en especial sus palabras y actos, lo mal que lo había pasado sin él. Pero no hacia falta, él lo sabía.

— No pasa nada — Levante mi mirada. Lo observé y le sonreí —. Esta bien. Estamos bien.

Me estire un poco y bese su mejilla.

— No — El negó —. Lo que te hice...

Me estire un poco y bese levemente sus labios, realmente no sabia que hacia y si tenia suerte él iba a estar lo suficientemente sedado para recordarlo. El contacto fue apenas unos segundos.

— Lo sé y te disculpaste. Y yo también lo siento — Me aleje un poco —. Podemos hablar de esto después, pero lo que ahora necesitamos ambos es volver a ese punto donde estábamos antes.

— Eso es lo que quiero — Me volvió a sonreír —. Ya sabes que no te merezco.

— Desde luego que lo sé.

Me volví a recostar sobre su pecho. Tenía la sensación de que todo estaría bien entre nosotros. Ambos habíamos cometido errores y nos habíamos negado a dar a nuestro brazo a torcer, pero íbamos a seguir a adelante, uno junto al otro.


Lo único bueno de esto era que podía conducir mi auto, eso era lo mejor del mundo. Steve se mudo conmigo para ayudarle con su recuperación y la que más feliz estaba por ello era Grace que cada vez que estaba conmigo se sentaba al lado de su tío Steve para que le ayudara con las tareas mientras yo hacía de comer. Sin darme cuenta ya habíamos hecho una rutina.

Por las mañanas desayunábamos en silencio en un silencio cómodo o charlábamos -más bien peleábamos-. Después íbamos al cuartel donde Steve nos guiaba desde allí a lo largo de la misión y por las tardes volvíamos a casa y veíamos algo en el tele uno al lado del otro comiendo lo que había pedido o si estaba muy cansada para cocinar lo que habíamos pedido. Se podía decir que nuestra amistad se iba recuperando, al igual que Steve.

Por desgracia no todo era color de rosas. Steve no era un paciente ejemplar. Le molestaba demasiado pedir ayuda y creo que hería su orgullo que sea yo quien le ayudara. No me permitía limpiar algunas de sus heridas alegando que él podía solo, al final volvía minutos después con el rabo entre las patas para que le ayudara. Creo que le molestaba un poco depender de mi para transportarse -aunque tuviera muletas- además de que no le permitía hacer ninguna actividad física. Yo solo seguía las ordenes de Malia, pero debía armarme de paciencia para no golpearle en la cabeza con una de sus muletas cuando se ponía de fastidioso. Aunque siempre le hacía ver mi molestia sentía que algunas veces hacia esas cosas apropósito para molestarme.


El año nuevo fue reamente alegre, junto a nuestra familia. Todos se burlaban de Steve por su situación en muletas, soltaba algunas risas, le causaba gracia, aunque en el fondo le molestaba. Desde que lo conocí había sido independiente y ahora depender de mi como un niño le molestaba, aunque no me lo dijera lo sabía. La noche fue alegre y Grace estaba realmente feliz de poder compartir con algunos niños sus juegos -los hijos de Lou- yo solo observaba como Grace charlaba mas de lo normal con Will, eso me tenía histérica ¡Solo tenía 8 años y ya pensaba en niños!

— Cálmate, solo juegan — Steve sabía lo que pensaba, es obvio.

— Tu cállate — Le ordene, no quería a mi hija cerca de algún niño.

Soltó una risa y me señalo el lugar vacío a su lado, me senté junto a él. Observamos a los niños correr entre los adultos soltando risas alegres.

— ¿Ves? Solo juegan — Steve me los señalo antes de pasar su brazo sobre mis hombros —. Relájate.

— Esos no son juegos normales Steve — Replique —. Cuando era pequeña yo jugaba a las escondidas o a una guerra de almohadas.

— ¿Guerra de almohadas?

— Como no lo supuse — Rodé los ojos —. Se que no tuviste una infancia normal, supongo que jamás jugaste eso.

Mary que estaba a unos metros de nosotros soltó una risa dándome la razón. Steve simplemente la miro mal antes de volver mi atención a mí.

— Te enseñare — Tome una almohada y le di un suave golpe. No quería lastimarlo.

— No le harás daño a un hombre indefenso ¿Verdad? — Señalo su pierna.

— ¿No que muy fuerte? Demuestra la fuerza que te enseño el ejército.

— Marina — Corrigió.

— Es lo mismo.

— No, no lo es. Hay una gran diferencia en ello.

— Sigues siendo un animal ¿No? — Él sonrió — Es lo mismo.

— Chicas, ¿Se callan? Trato de escuchar la música — Chin nos interrumpió — Y su pelea de viejo matrimonio no me lo permite. 

— No puedo creer lo deprisa que se reconciliaron. Es casi enfermiso, de verdad — Agrego Lou. 

Todos se rieron, nosotros incluidos. Todo había vuelto a la normalidad entre nosotros, en nuestra familia y creo que todos estaban de acuerdo.

— Ya va a ser año nuevo — Kono sonrió al lado de Adam.

Con cuidado ayude a levantar a Steve y todos juntos salimos a la playa privada de la casa de Steve. Todos nos pusimos en un semicírculo viendo como algunos fuegos artificiales aparecían en el aire. Steve había dejado sus muletas de lado y apoyaba casi todo su peso sobre mí.

— Feliz año nuevo, Danno — Me felicito. Yo sonreí.

— Feliz año nuevo, Animal — Me acerque y bese su mejilla.

Nos miramos a los ojos y sonreímos. Era como si el tiempo se detuviera a su lado. Yo mire escasos segundos sus labios, fue inconscientemente y bueno, nadie me culparía por hacerlo. Steve se acomodo mejor dando pequeños saltitos, tomo mis hombros y paso una mano por mi mejilla.

— ¿Quieres? — Parecía una pregunta inocente, una pregunta sencilla, pero no lo era.

Dada a la historia de nuestra relación esta estaba cargada con un gran cartucho de dinamita. Un paso en falso y ¡Bum! Nuestra amistad saldría volando en muchos pedazos.

¿Si quería besarlo? Obviamente si, realmente quería. Pero no podía, no cuando aún estaba Catherine. Se que hablaron después del rescate, no soy idiota. Se que hubo una promesa de volver por parte de Catherine y que Steve la esperaría, los había escuchado. Él no me había hablado de ella, lo que significaba que la esperaba, aunque sus acciones indicaban lo contrario. No iba a arriesgarme cuando aun quedaba un fantasma.

— Danny — Él se inclinó a mi — ¿Quieres?

¿De verdad debíamos mantener esa conversación en un momento así, cuando él estaba vulnerable y yo...? Ni sabia como estaba yo en estos momentos.

— Ya se lo que quiero — Me aleje un poco de él poniendo distancia. Steve me miro atento a mi respuesta — Quiero una galleta de chocolate.

Me aleje de su toque y entre a la casa, para ser exacta a la cocina. Lo observe desde la ventana, él miraba por donde había desaparecido. Sabia lo que ese beso convenia, ambos lo sabíamos.

Ya nos habíamos quemado hasta los cimientos una vez por un beso. Ni en sueño 'pensaba volver a jugar con ese fuego. 

Aloha ✨¿Cómo están? Espero que bienLes traigo un nuevo capituloRecuerden que los leoLa Ana del Sol ☀️ se retiraNos leemos despuésMahalo 🤙

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aloha ✨
¿Cómo están? Espero que bien
Les traigo un nuevo capitulo
Recuerden que los leo
La Ana del Sol ☀️ se retira
Nos leemos después
Mahalo 🤙

McDanno: ¿Más que amigos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora