Capitulo 17

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Danny Williams & Steve McGarrett. 

La noche era fría, lo normal en la temporada. La temperatura bajaba un poco y el viento hacia que más de uno se estremeciera, pero esto solo pasaba a aquellos que decidían asomarse y sentarse justo en uno de los miradores más altos de la isla a llorar. El viento golpeaba su bello rostro empapado de lágrimas, consolaba su pobre corazón. Dada la situación era inevitable sentirse como un adolescente al que le rompieron el corazón en miles de pedazos.

La verdad es que el mundo es demasiado cruel, al igual que tu propio corazón al llevarte a su lugar especial. Estar allí, sentada en completa oscuridad, bajo la luz de la luna y llorando en silencio por un amor, solo lograba demostrarle cuanto necesitaba a Steve en su vida. Cuando no estaba junto a él siempre lograba sentase sola, abandonada y realmente miserable.

Jamás decidimos a quien nos hacemos dependiente, simplemente pasa y no hay nada que hacer. Es lo mismo de cuando te enamoras. Tu no escoges de quien te enamoras, simplemente pasa. Es como quedarse dormido, lentamente y cuando ya te das cuenta, estas locamente y estúpidamente enamorado de alguien. El amor también puede ser un arma de doble filo, puede hacerte sentir en las nueves y también como si fueras la cosa mas miserable del mundo en tan solo dos segundos.

— ¿Danny? — Una voz logro sacarla de sus pensamientos. Dejo de mirar el paisaje frente a sus ojos y gire en dirección del sonido.

Allí estaban, los dos en completo silencio observándose creyendo que su mente les juega una mala pasada. El tiempo se detuvo en el momento que sus ojos se observaron. Azul y verde se observaron unos segundos con completa felicidad, como si volvieran a estar completos. La primera en reaccionar fue Danny quien observo a su alrededor en busca de algo, o más bien alguien.

— ¿Animal? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no estas con Catherine? ¿Ese es el auto de Chin?

— Si — Solo respondió a la última pregunta. Las demás se quedaron sin respuesta, tal vez porque el SEAL no sabía como diablos responder a aquello — ¿Podemos hablar?

Danny se acercó a Steve, le ofreció su cuerpo para apoyarse en él y poder sin ningún problema. Ambos se sentaron uno al lado del otro, en silencio y sin saber que hacer. Williams temblaba, hacia algo de frio y era a ella al que todo el viento golpeaba.

— Tengo algo que decirte — Inicio Steve. Estaba extremadamente nervioso y se ponía a saber al verlo — Y quiero que me escuches sin agregar uno de tus extensos comentarios o huir a New York para ayudar a un trabajo.

El hombre esperaba una respuesta sarcástica al respecto o incluso que preguntara con su forma tan única de expresarse. Lo único que recibió fue que le tomaban la mano con fuerza.

— Lo prometo — Ambos se miraron a los ojos — Por la garrita.

Sonrió, una sonrisa sincera y bella que logro hacer sonreír a Danny. Apretó la mano de la chica. En aquel instante, él comprendido que no había vuelta atrás.

El aire les faltaba a ambos, se sentían demasiado nerviosos.

— ¿Querías saber por que diablos estoy aquí? ¿Por qué no estoy con Catherine en estos momentos? — Suspiro — La respuesta es fácil. Eres tú.

— ¿Yo?

— Tu eres la persona que hace girar mi mundo. Eres tu quien le da sentido, no solo tú, también Grace — Sus manos temblaban del miedo — Ambas son mi razón de ser y sé que me estoy jugando demasiado en estos momentos. Yo estoy...

Se quedo en silencio, si decía esas palabras todo cambiaria, para bien o para mal. Se armo de valor y miro a la chica.

— Se que he sido un idiota estos meses y entiendo si no sientes lo mismo que yo — Cerro sus ojos — Estoy enamorado de ti, Danny Williams. Amo cada parte de ti, estoy locamente enamorado de ti y no puedo pensar mi vida sin que tu no estés en ella.

— Steve.

— Escúchame Danny — Se le interrumpió — No me interesa que aun sientas algo por Richard y mucho menos que estés embarazada, yo te quiero a ti. Quiero estar a tu lado en todo momento, besar tus labios, escucharte reír y verte dormir. Quiero todo de ti y no me interesa si tengo que dejar todo lo que yo amo con tal de estar a tu lado lo hare. Renunciare a la marina, dejare de ser tan imprudente y te dejare conducir tu auto. Lo que sea con tal de estar a tu lado, siempre.

El silencio los domino, sus corazones latían demasiado rápido y dominaba el nerviosismo, además del miedo. Sus manos jamás se soltaron, siempre se mantuvieron unidas.

— ¿Embarazo? — Pregunto la chica al Marine — ¿De donde sacaste que estoy embarazada, Animal?

— Richard.

— Obviamente — Negó — No lo estoy, te lo aseguro. Además, ambos vivimos juntos y eres mi mejor amigo, si tan solo hubiera tenido la leve sospecha de eso te lo hubiese dicho ¿No lo crees?

— Si — Se sentía un poco avergonzado de ellos — Sobre lo otro, yo...

— Steve. Cállate por favor.

El miedo lo domino demasiado, sentía que había perdido todo lo que tenía.

— Lo sé — Danny desvió su mirada. Sabia que si le miraba a los ojos no podía confesarle nada a McGarrett — Se lo que sientes porque yo también siento lo mismo. Te amo y se que tarde demasiado tiempo en notarlo, pero ahora lo sé.

Una risa nerviosa salió de los labios de la menor. Steve dejo sus manos y tomo sus mejillas, las acaricio con cuidado y la acerco a él.

— ¿Qué haces, Steve? — Pregunto en un pequeño susurro.

— Cumpliendo una promesa ¿Qué más?

Una risa salió de los labios de ambos. No querían desperdiciar esa oportunidad de nuevo. Esta vez no se asustarían. No escaparían. No habría excusas.

Tan solo los separaban unos centímetros. Sus cuerpos vibraban de los nervios y sus corazones latían de completa emoción. Ya se habían besado antes e incluso hicieron mucho mas que besarse. Esta vez no era una broma, una forma de demostrarle al otro que no había nada mal. Solo iban a hacerlo porque así lo deseaban los dos, desde hace bastante tiempo.

Sus labios se unieron. Se saborearon el uno al otro. Las manos de Danny acariciando su cabello con cuidado y él atrayéndola a su persona con cuidado. La distancia no existía entre ellos y ya no querían que volviera a existir. El frio que ambos sentían en ese momento se esfumo en cuanto sus labios se unieron y se escondieron en la calidez del contrario. Eran felices.

Steve se separó por falta de aire. Una gran sonrisa adornaba su rostro y se acerco a besar la frente de Danny.

— No tiene idea de lo feliz que me haces.

— ¿Dónde quedo mi Steve que no expresaba sus sentimientos? — Pregunto la menor con una gran sonrisa.

Sus frentes unidas, como siempre solían hacer. Una sonrisa en sus labios y sus corazones latiendo al mismo ritmo.

— Cambio por cierta persona.

— Hablando de cambiar. No quiero que cambies, te amo, así como eres — Steve volvió a besar su frente — Solo bueno, si me dejaras comer lo que quiero y conducir de vez en cuando seria perfecto.

— Ambos sabemos que eso no pasara.

— Soñar no cuesta nada.

Silencio. Ese silencio cómodo que les hacia sentir en casa a ambos. Aquello cambiaba todo, pero ambos sabían que ese cambio era mejor. Danny por primera vez en la vida se permitió ser positiva con respecto a una relación y Steve comprendido que nunca en la vida estaría solo de nuevo mientras Danny se quedara a su lado.

Las cosas que experimentaban junto al otro jamás lo habían experimentado con alguien más. No podían sentirse igual con ninguna otra persona. Eran almas gemelas. Estaban destinados.

— Vamos a casa Animal — Danny rompió el silencio. Ella prefería estar acostada en el sofá viendo una película en los brazos de su amor, que estar en la nada, con frio. Pero cualquier lugar con Steve era bueno, menos en el medio de un tiroteo donde podían morir.

— Tu eres mi casa, Danno.

— ¡Que romántico!

Soltaron una risa. Ambos se levantaron y caminaron al auto de Chin, donde los inundo una melodía, se sentían en casa. Tal vez tardaron un tiempo en entender ese significado, la verdad es que tu casa no es el lugar donde duermes por las noches.

Tu hogar es donde puedes ser tu mismo. Donde esta a gusto. Donde no tienes que fingir, donde te muestras tal y como eres. Por fin ambos habían llegado a ese hogar, junto a su Ohana, junto a Grace y junto al otro. Su hogar era al lado de aquel en que algún momento odiaron. Su hogar era junto a esa persona que los conocía perfectamente. 



McDanno: ¿Más que amigos?Où les histoires vivent. Découvrez maintenant