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Parte 1/2

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Parte 1/2

La noche llegó en un parpadeo y la ciudad de San francisco se ilumino ante los ojos de la población. Otra vez, la juventud dejaba de vagar por las calles y algunos sitios familiares eran similares al desierto, demostrando que por culpa de llovizna y el gélido frio nocturno ningún alma saldría de sus viviendas en busca de un poco de diversión.

Por mi suerte, esta noche era mi día libre en el trabajo y por ese motivo deseaba que la larga noche que me faltaba por recorrer sea de mi total agrado, sin disturbios y en total serenidad.

Por otro lado, el mismo día que regrese de la universidad repleta de libros bibliográficos, el mismo día que Dereck arrebató mi boca y poseyó mi alma con la suya fundiéndola en una sola, comencé a sentir una sensación de necesidad en mis labios aun hinchados, al posar una mano sobre mi pecho apreciaba como las palpitaciones se aceleraban con su simple recuerdo y mis mejillas ardían a temperaturas descomunales.

Habían transcurrido un par de días los cuales cada una de sus facciones revivía en mi imaginación como un círculo vicioso, pero no tenía la valentía para enviarle un simple mensaje aunque, por su parte, tampoco había recibido nada.

Esta vez me lo tome con calma, cada uno tenía su propio espacio, solo que él se hallaba en un verdadero desastre y eso lograba preocuparme.

- ¿Entonces me prestas tus zapatos rojos?

Mía logró hacer que volviese a la realidad elevando la voz.

Se hallaba a mitad de la cocina con un pantalón de gabardina negro colgando sobre sus brazos, me observaba inquieta, un tanto desesperada al notar que solo me limitaba a quedarme estática posada sobre la mesada, esperando una respuesta.

No me había percatado de que había estado divagando en mi mente por varios minutos sosteniendo una taza de café que, al tocar la cerámica, corrobore que se había enfriado.

- Sí, claro que puedes. - respondí desinteresada sin mirarla.

Al darme cuenta de que estaba pensando en ello y entender que Mia me había estado hablando, sentí una gran culpa interna y por ese motivo, no podía mirarla.

- ¿Te encuentras bien? - Consultó y escuche como sus zapatos comenzaron a hacer ruido por el suelo de madera, indicando que unos cortos pasos se dirigían en mi dirección.

Mi cabeza giró lenta y la dirección de mi vista se posó sobre sus ojos de forma repentina.

- Lo estoy, solo me encuentro preocupada por un par de cosas, pero todo se solucionara. - Comente por lo alto haciendo parecer que mis asuntos no eran temas delicados cuando en realidad, si lo eran.

- ¿La universidad y el trabajo te están estresando demasiado? - Mia preguntó en tono bajo una vez que alcanzó su objetivo y se apoyó sobre la pequeña mesada copiando mi acto.

Suplicarás © (2)Where stories live. Discover now