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Dereck mantuvo una mano sobre el volante mientras que con la otra sostenía su teléfono celular en lo alto y en alta voz

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Dereck mantuvo una mano sobre el volante mientras que con la otra sostenía su teléfono celular en lo alto y en alta voz.

- Creo que ya estamos por llegar. – Comunicó breve y avizoró el pastizal que rodeaba la extensa ruta principal.

- Tienes que ver el cartel. ¿Lo has visto? - Una voz respondió desde la otra línea.

Jacob le estaba dando indicaciones de cómo llegar a la cabaña vacacional que tenía en su posesión mediante llamada, aquella que mágicamente se ubicaba a unos cuantos kilómetros de San Francisco. Dereck afirmaba que su primo era la única persona en quien podíamos fiarnos en el momento, y a pesar de mi desacuerdo continuo, no escuchó mis plegarias. Según Pierce, lo único que deseaba era nuestra protección. Pero, ¿A qué costo?

Cuando lo llamó hace una hora atrás le informó que logró sacarnos de la casa y que estábamos vagando sin rumbo esperando a que Jacob pudiese ayudarnos. Sin rodeos, como si su pedido no le fuese sorpresivo y lo había estado esperando desde que se había marchado de la casa, le explicó la ruta que debía tomar para llegar al pueblo donde se situaba la cabaña.

- ¿Cuál era el nombre del pueblo? – Preguntó una vez más para asegurarse.

- Diablo Grande, Dereck. – Su voz sonó molesta.

- Todavía no vemos ningún cartel y ya hemos estado en el coche por más de una hora. Me duele el trasero. – Mia se quejó a mis espaldas con la vista fija en su teléfono móvil.

- Aún es de noche, es obvio que tenemos que ir tranquilos y mantenernos alerta por si vemos algún cartel iluminado. –Glose mientras observaba atentamente cada señalización que rebasábamos.

- Hacia tanto que no escuchaba la voz de Mia. – Jacob comentó sobre ello y soltó una risa ocurrente desde el otro lado de la línea.

Ella desvió sus ojos hacia el celular en alto y se inmutó ante el comentario, dejando que el silencio incomodo invadiera todo el interior del vehículo. Por el espejo retrovisor sentí su mirada empedrada y al instante decido hablar por ella.

- Antes de llegar, Dereck te llamara. – Di fin a la conversación.

Le hurte el teléfono de su mano y finalice el llamado, logrando que el ambiente se tornara tenso. La mirada de Pierce me increpó por mi reacción, pero Mia solo agradeció en silencio por ello.

- No era necesario ese comentario. – Aclare observando sus ojos en la oscuridad viviente del coche.

- Lo sé. – Reconoció y retornó su panorama a la carretera.

- Volver a escuchar la voz de Jacob me trajo recuerdos. –Departió a mis espaldas – No sabía que responderle, dijo aquello tan repentino que me congele – Reconoció -, pero me hubiera gustado hablar con él. - Sentí como los ojos de Pierce invadían mi espacio personal a tal grado que rote hacia su paradero, encontrándome con su atisbo.

Suplicarás © (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora