•Segundo libro de la bilogia "Arderás".
(Para leer este libro, es necesario leer la primera parte titulada "Arderás")
Samanta piensa que el destino es un simple juego de supervivencia, que las casualidades son solo para valientes y la destrucción qu...
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- Samanta, tanto tiempo sin vernos.
Mi silencio le dio pie a que sus palabras penetraran todo el departamento, logrando que el frio nocturno y la llovizna que no cesaba acompañaran su voz ronca y sombría.
Una visita sorpresiva, para nada esperada y aunque no tenía planeado contactarlo, en este momento su presencia resulto mejor de lo que pensaba. Por alguna razón no soltaba la manilla de la puerta, mis dedos fríos al igual que mis pies no hacían caso a mi pedido interno el cual imploraba que retrocediera, que respondiera o dejara de mirarlo de la forma en la que lo estaba haciendo. Sentí mi boca seca entreabriese ante su llegada y el calor en mis mejillas comenzó a sentirse en todas mis facciones.
Jacob no había cambiado para nada: Su cabello oscuro peinado con profesionalismo hacia un costado y su vestimenta impecable resultaron ser tan similares y peculiares, idénticas a la última vez que su figura decidió recorrer parte de mi radar para luego desaparecer. No sabía que había sido de él durante todo este tiempo y lo que menos comprendía era el hecho de que apareciera una noche lluviosa en la puerta de mi departamento.
- Jacob. – Mi voz tembló al pronunciar su nombre creyendo en mi torpe inocencia que jamás volvería a verlo.
A centímetros del umbral de la puerta principal, Jacob ladeó su cabeza y dejó salir una sonrisa punzante.
- ¿Me extrañabas? – Preguntó orgulloso y apoyó ambos brazos sobre su pecho.
En efecto, todos los Pierce poseían ese ego alto y elegancia la cual lograba irritarme. Quien podía culparlos, en sus venas recorría la belleza.
Aun sosteniendo la manilla de hierro, logré mirarlo de arriba abajo sin intuir a que se debía su presencia.
- ¿Qué estás haciendo aquí? – Me atreví a preguntar.
Jacob soltó un suspiro agotado y se colocó razonable.
- ¿No me dejaras pasar? – Contra atacó con otra pregunta de manera severa.
Lo mire dubitativa y mientras lo hacía, recordaba como en el pasado se había comportado como un bastardo, pero a su vez, luego de un tiempo, había cambiado su mentalidad para ayudar a los Pierce en su escape y en parte, también me había socorrido en un momento crucial.
Aun obstruyendo la entrada y sabiendo que Dereck se hallaba en la cocina oculto por si un problema se presentaba, al notar que no había intervenido en la llegada de su primo, decidí que era tiempo de que mis piernas dejaran de actuar a voluntad y se dirigieran hacia atrás logrando hacer espacio para que Jacob pudiese entrar al departamento.
El abrió los ojos sorprendido por mi reacción inesperada y dejó salir una pequeña sonrisa ocurrente cabizbaja mientras sus pasos estilizados lo dirigían hacia la sala principal.
Cerré la puerta y al voltear, Jacob se hallaba mirando cada espacio habido en el departamento con total curiosidad. Gracias a la luz de la sala pude observarlo con mejoría su cuerpo; El saco color azabache que cargaba consigo estaba empapado, significando que había estado bajo la lluvia por largos minutos y sus zapatos poseían pequeñas marcas de barro húmedo.
