XIV- Plantada

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Aidan

Desperté más temprano de lo habitual, el dolor en el pie era muy insoportable e incómodo, así que gracias a eso tuve que desperdiciar dos horas de sueño con Grey, me levanté de la cama como pude, disque tendí mi cama, y busqué mi ropa, quería estar listo antes de las 8, ya que mi chófer personal era puntual.

Me metí a bañar, también como pude, creo que fue un baño ruso, espero no tenga que explicarlo, me vestí de lo más cómodo posible, y llegó la hora del terror, los benditos zapatos, por obvias razones no llevaría uno, y eso me causaba un poco de conflicto, pero no tenía de otra, desearía tener ojos en los pies, de verdad, sólo a mi me pasaba meter el pie en una coladera por estarme peleando conmigo mismo, ni siquiera recuerdo el porque...

—Aidan, marcó Karla. —musitó mi mamá del otro lado de la puerta— dice que viene para acá

—¿Para qué? —resoplé— no tiene a que venir.

—Es que dice que no le contestas los mensajes ni las llamadas. —entró a mi recamara recargando su cabeza en el marco de la puerta.

—Mi teléfono no ha sonado, por cierto ¿dónde está mi celular? —me rasqué la cabeza.

—Ni idea. —alzó los hombros mi madre con total desinterés.

☺︎︎

Grey

Sonó mi teléfono, estaban marcando, medio abrí los ojos y lo tomé, pero para mi sorpresa no era el mío, el sonido venía de otro dispositivo, y por el ruido tan potente, este se encontraba en mi habitación, así que me levanté de la cama de un brinco y empecé a seguir el sonido antes de que se callara, me agaché abajo de la cama y ahí estaba, ese teléfono desconocido, lo cogí y efectivamente no era mío pero si de Aidan, lo prendí y en la pantalla aparecían cien llamadas perdidas de Karla junto con unos quinientos mensajes, de verdad que no estaba exagerando, no quise darle importancia, entonces me dediqué a mis asuntos, tendí mi cama, alisté mi ropa, mis accesorios, soy mucho de usar pulseras y anillos, me metí a bañar y veinte minutos después ya estaba afuera poniéndome mis calzones de pucca.

—Son las siete veinte, Grey. —gritó mi mamá desde abajo de las escaleras

—Ya estoy terminando. —completé

—Tienes que enseñarte a ser puntual.

—Dije que ya voy. —debatí

—Nos vemos en la noche, no regreses tan tarde, por favor, ah y me saludas a Aidy. —su voz se alejaba hasta que llegó a la puerta y se fue.

Terminé de arreglarme y eran las 7:40, bajé como Flash para poder llegar puntual a casa de Aidan, podrán preguntarse como sabía donde vivía, pues cuando empezamos a ser amigos me comentó, no es por presumir pero tengo una excelente memoria, así que bajé, tomé las llaves y salí de la casa directo al garaje para sacar mi auto e irme por don fracturado.

Me coloqué el cinturón, conecté mi teléfono para escuchar música en lo que llegaba, pasé varias casa de colores demasiado llamativos, después pasé varios departamentos, hasta que llegué a su casa, una fachada color blanca con un zaguán de madera, que le daba ese aire rustico.

Apagué el carro, chequé la hora y eran las ocho en punto, me bajé del carro en dirección a la puerta, estaba demasiado nerviosa, lo acababa de ver ayer, pero me emocionaba verlo de nuevo.

Toqué la puerta y en un par de minutos Lauren, su mamá, me abrió, pero al verme puso una cara de nerviosismo y pena.

—Buenos días, señora. —sonreí

Two Ways © [✔︎completa✔︎]Where stories live. Discover now