XLVIII-Despedidas

85 8 12
                                    

[🎧Reproducir "the night we met- Lord Huron" en slowed🎧]
< para mejor experiencia>

Aidan

Definitivamente mis lugares favoritos siempre han sido los lugares con muchos colores, con la vegetación haciendose presente. Donde haya donde andar en bicicleta y sobre todo donde el ambiente sea muy pacífico.

Pero este lugar no tenía nada que ver con eso, era blanco, vacío, con mucho ruido, pero era de ese ruido preocupante, de ese ruido que te dejaba un pésimo sabor de boca. Veías a personas corriendo de un lado a otro, a personas destrozadas, a personas orando, personas sentadas con la preocupación palpada en el rostro.

El olor tan peculiar a medicina, a enfermedad, a dolor, a tristeza, las voces que empezaban a llenar más y más la estancia, los colores tan opacos, tan vacíos, mi cabeza daba vueltas, mi nariz ya se estaba acostumbrando al olor, mis oídos empezaban a dejar de escuchar las voces.

Mis manos ya estaban entumidas, mis pies ya pesaban, mi pecho oprimido, mi respiración muy nula, mi corazón con taquicardia.

Mi suegra con lágrimas bajando por sus mejillas, mi suegro pasando su brazo por encima de los hombros de ella y diciéndole algo en el oído para calmarla, sus hermanos en cada una de las esquinas maldiciendo por lo bajo, y sus respectivas parejas intentando calmarlos. Mis padres a un lado mío diciéndome no sé qué tantas cosas, sólo escuchaba lo mismo desde hace cuatro horas "ella va a estar bien" "es fuerte" "saldrá bien, ya lo verás".

Pero para mi, eran palabras vacías, palabras sin sentido. Yo no quería palabras, yo quería hechos, yo quería verla salir de esa maldita habitación de hospital con su pésimo sentido del humor, con su hermosa sonrisa, y sus ojos haciéndose pequeños por la acción. Quería sentirla, quería verla, quería que su olor llegara a impregnar mis fosas nasales, quería oír de su voz diciéndome que todo fue una broma de un pésimo gusto y que estaba perfecta, que estaba bien.

Días después de todos nuestros obstáculos, y nuestra mudanza me dí cuenta que ella no se encontraba bien, el cabello se le seguía cayendo por montón, su peso seguía siendo demasiado bajo, sus ánimos ya no eran los mismos. Fuimos con su doctor de siempre y sólo encontró su anemia un poco más avanzada pero nada alarmante.

¿Nada alarmante? Gracias a que hice caso omiso a eso, mi prometida, semanas después ingresó al hospital, la internaron y ahora está pegada a una cama de hospital, con los brazos amoratados de tanta intravenosa que ha entrado por su piel.

Mi día había empezado bien, salí a correr y ella se quedó en casa haciendo el desayuno, al regresar ella estaba tirada en medio de la cocina, no reaccionaba y el terror corría en mi, no sé como pude traerla al hospital, pero ahora aquí estamos, esperando desde hace cuatro horas a que nos den respuesta de ella.

Mis pensamientos sólo se basan en ella, sólo ella se encuentra en mi cabeza, como cuando la conocí, sólo ella, pero ahora no es algo lindo lo que pasa, sino preocupante y...

—Aidan, deberías ir a dormir un poco. —me interrumpe la voz de Christopher.

—No quiero. —me limito a decir.

—Pero tienes que hacerlo, a Grey no le va a gustar verte así.

—Quiero quedarme aquí, donde está ella, porque cuando den noticias tengo que escuchar por mi mismo que ella está bien.

—Ella lo está. —y miente, sé que está mintiendo. Lo conozco, el tiempo que llevo a lado de Grey me ha hecho conocer a su familia.

—Lo sé. —lo digo sólo para convencerne a mi mismo.

Two Ways © [✔︎completa✔︎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora