XXXVII- Errores perdonados

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Mi enfermero de turno entra y me regala una sonrisa de oreja a oreja, me trata de hacer la platica pero no le presto mucha atención. Menciona algo sobre un sedante y que me darán clonazepam para que pueda dormir tranquilamente, yo sólo me limito a asentir, me aplica la dosis y quiero preguntarle acerca de los ruidos de afuera, pero no digo más por los efectos del medicamento.

Los gritos empiezan a sonar bajos, ya no escucho con intensidad las voces. Mi cuerpo se siente más liviano y mis ojos empiezan a pesar, me siento más relajada y con mucho sueño.

El cansancio está siendo el protagonista de mi cuerpo. Y no pienso en nada más, sólo en poder descansar y recuperar algo más de mi vida.

☺︎︎

Christopher

Se escuchan gritos en un pasillo, pero no quiero hacer caso, sigo comiendo el trozo restante del sandwich que me compré y tomo un trago de mi café.

Estoy tan entretenido viendo la ventana hasta que una silueta se posa enfrente y no me deja ver más allá de la ventana. Subo mi vista para poder ver a la persona y mi gesto cambia, es la chica que me dió información sobre mi hermana. Ahora lleva el cabello recogido en una coleta alta, y trae otro suéter. Se da cuenta de mi indiscreción y me regala una sonrisa que hace que desvíe mi mirada para no ser más obvio de lo que ya fui.

—Hola. —se acerca a mi mesa.

—Hola. —volteo a verla y me regala una sonrisa muy hermosa.

—Me llamo Gris. —me extiende su mano y sin dudarlo la agarro— ¿y tú?

—Me llamo Christopher.

—Lindo nombre. —se remueve incómoda.

—¿Quieres sentarte? —le ofrezco ante el silencio.

Asiente.

—¿Es tu novia la que está ingresada? —pregunta antes de meterse un pedazo de manzana a la boca.

—No. —niego rápidamente— es mi hermana menor.

—¿Entonces el chico es tu...

—No. —la interrumpo y mi voz sale en un grito.

—Oh. —agacha la mirada.

—Perdón. —me paso las manos por la cara— no quería hablarte así, es que mi humor está conectado con mi hermana, y el chico es hermano de mi hermana.

—¿Eh? —me mira confundida.

—Ella y yo somos del mismo papá, pero ella y él son de la misma mamá.

—Entiendo.

Seguimos platicando acerca de ella y de su vida, es una persona muy interesante y sobre todo maravillosa. No hay otra cosa la cual deba tener mi atención como esos ojos color avellana.

Estoy tan maravillado con ella que no presto atención a un enfermero que me está hablando hasta que ella toca mi mano.

—¿Te encuentras bien? —pregunta con mucha angustia.

Two Ways © [✔︎completa✔︎]Where stories live. Discover now