XLVII- Aventuras

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Siempre soñé con tener muchas aventuras y sobre todo hacer una lista para poder tachar todas las cosas que he hecho.

Lista que empecé a hacer pero nunca terminé, ¿por qué? Porque nunca me dí el tiempo suficiente para poder lograr todo, después de todo te das cuenta que así tú organices todos los planes que tienes a futuro, por una o por otra nunca puedes o tienes el tiempo para cumplirlos, el organizar tu vida la hace aún más complicado, aunque pensemos que es todo lo contrario.

Estar en una tienda, donde hay mucho color blanco, y piedras, zapatos, velos, tocados, flores, sillones, me siento como en Disney, muchos vestidos y mujeres dentro de ellos, parecen princesas.

Me pasan su alegría y emoción, verlas tan ilusionadas, esperando probarse todos los vestidos de sus sueños. Yo nunca crecí con la idea de casarme de blanco, nunca me imaginé en una boutique escogiendo un vestido para mi boda. Mis expectativas nunca estuvieron tan altas como ahora, desde que entré al mundo de la lectura, mis expectativas se elevaron, crecieron como enredadera, porque eso hacen los libros, te hacen imaginar, soñar, sentir y sobre todo, te hacen querer vivir todo lo que lees.

Quedé enamorada de la idea de vivir un amor de libros, y por mi fortuna es lo que estoy haciendo, estoy viviendo una etapa muy hermosa, muy llena de magia, muy nueva y sobre todo llena de amor y a lado de un gran hombre.

—Ese me gusta. —comenta mi madre.

—Es demasiado simple. —ataca mi futura suegra.

—Tampoco va a usar un suuuper vestido. —responde mi madre.

—Pero tiene que ser algo que la haga lucir aún más, ella es hermosa, y necesita un vestido que no la opaque pero si que la haga sobresalir de todos, es su día. —defiende mi suegra.

—Tú lo has dicho, Lauren. Es el día de mi hija y con eso es más que obvio que va a lucir. —rueda los ojos.

—También es el día de mi hijo, y creo que las cosas tienen que gustarle a ambos, entonces creo que mi opinión también cuenta, aunque sea un poco.

—Nunca dije que tu opinión no contara, pero mi hija es la que va a usar el vestido y...

Y así estuvieron desde que llegamos a la boutique, no había vestido que no juzgara mi madre y mi suegra lo amaba, o viceversa, mi suegra lo juzgaba y mi madre lo amaba, de verdad que era complicado, lo más complicado es que mi mejor amiga estaba con nosotras, pero ella no opinaba por miedo a la reacción de las dos mujeres de sus lados.

—Es suficiente. —las interrumpí— ambas opiniones son muy importantes para mi, pero la más importante es la mía, porque yo soy la que va a usarlo. Así que sólo miren, den su punto de vista, pero no se peleen, porque sino me voy a hartar y ya no voy a querer comprar un vestido el día de hoy.

Ambas asintieron y pude soltar el aire que involuntariamente estaba guardando.

—Amiga, por favor. —supliqué— da tu opinión sobre el vestido, porque también es muy importante tu punto de vista.

—Claro que quiero darla, pero es que me dan miedo las miradas de las mujeres que tengo a lado. Me da miedo contradecir a alguna, o en su caso a ambas.

Las cuatro empezamos a reírnos. Era maravilloso vivir este tipo de cosas con las tres. Son momentos que se quedan guardados en la mente, aunque sepas que algún día no los recordarás nunca más, sólo los vivirás, los disfrutarás y a lo mejor los odiarás, pero llegará el momento donde no los recuerdes, así los hayas vivido con mucho sentimiento.

El tema del vestido quedó olvidado dos horas atrás, cuando encontré el vestido de mis sueños, un vestido que pensé que no iba a existir, un vestido que nunca pensé encontrar en ningún lado, era el que iba a usar para mi boda, y el que ya estaba pagado, sólo para recogerlo dos días antes del gran día. La cara de mi futura suegra y de mi madre no tenía precio, quedaron fascinadas, tanto que comenzaron a llorar y eso hizo que yo también lo hiciera y de paso Kiara se unió.

Two Ways © [✔︎completa✔︎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora