Extra 2: La carta

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Aidan

Después de ese mes de mi gran perdida, no tenía ganas de absolutamente nada, no me sabía la vida a nada.

Ella no estaba, yo me había perdido y sobre todo ya no se sentía igual.

La casa era grande, pero ahora se sentía aún más, no tenía ese color de que ella estaba ahí. No tenía la luz que ella le daba.

Había regresado a vivir a la casa donde era la nuestra, tenía que empezar a volver a hacer mi vida como ella quería. Me dolía, claramente pero viviría por ella, por mi, por ambos.

Al estar preparando comida para la tarde que vendrían mis papás, el timbre sonó, no esperaba visitas, ni siquiera tenía ganas de recibir a algunas. Me puse a pensar de quien podría tratarse, Felipe no era ya que iría de viaje con su esposa, Marcus no sabía absolutamente nada, Kiara seguía en duelo en su casa encerrada, y más amigos no tenía.

Pensé en mis cuña... en los hermanos de Grey, pero no creo que fueran ellos. El timbre sonó por segunda ocasión, así que me tomé el tiempo de llegar a la puerta, en cuanto la abrí un chico estaba bajando los escalones para irse a su carro.

—¿Diga?

Él se detuvo y volteó, claramente reconocería esa cara en todo el mundo así pasaran los años.

—Aidan. —mencionó y comenzó a avanzar hacía donde yo me encontraba.

—Mateo. —asentí en forma de saludo.

—¿Cómo estás?

—Eh..

—Perdón, fue una pregunta demasiado estúpida, es que no sé qué decir en estos momentos, pero lo siento mucho, de verdad.

—Estoy bien, gracias. Duele y mucho, pero tengo que seguir por ella.

—Claro.

—¿Gustas pasar? Estoy preparando la comida.

—No, yo sólo vine a dejarte y decirte unas cosas.

¿Qué tenía él que me perteneciera?

—¿Qué pasó?

—Aggg, no sé cómo empezar esto.

—¿Sabes? Grey estaría muy contenta de verte y más en nuestra casa.

—Es sobre Grey.

Mi corazón comenzó a latir demasiado rápido, él sabía de Grey.

—¿Qué? —dije desesperado.

—Nos vimos antes de que ella falleciera.

—¿Cuándo?

—No recuerdo la fecha. —mintió— pero me dió algo que tenía que entregarte y me dijo algo que tenía que decirte. —sacó un sobre de su sudadera y me lo tendió— esto te pertenece, no pude venir a dejarte esto antes, pero es que no tenía el valor suficiente para pararme en la puerta de la que fue su casa.

—¿Por qué tú?

—La misma pregunta me hago yo.

—Gracias.

—Y Aidan, lo siento tanto. Siento tanto si en algún momento llegué a arruinar tu vida y fui una mala persona contigo, no era mi intención o a lo mejor si, no lo sé, sólo quiero disculparme ahora.

Y sentí sus disculpas sinceras, siempre estuvimos luchando entre nosotros sin siquiera darnos el tiempo de conocer cada portada.

—También lo siento.

Two Ways © [✔︎completa✔︎]Where stories live. Discover now