XLVI- Ultimátum

51 9 1
                                    

Grey

Venir de compras nunca ha sido mi fuerte, pero definitivamente el venir a comprar cosas para mi casa es otra cosa.

Por primera vez me siento demasiado emocionada, tengo tantas ideas en mente, tengo tantos arreglos que hacerle, quiero algo acogedor pero que nos represente a ambos.

Estoy tan emocionada que no escucho mi teléfono sonar.

—Wawa, te están marcando. —me extiende el teléfono y aparece un número desconocido.

—No tengo idea de quien es. —me alzo de brazos y sigo con mi tarea.

—Sigue insistiendo.

—Pues entonces bloquea el número o algo, no tengo problema con ello.

—No es eso, a lo mejor es importante.

—No está en mi lista de contactos, entonces no sé quién es.

—Puede ser que alguien haya cambiado de número.

—Puede ser. —tomé el teléfono y respondí.

—¿Diga?

—Señorita _____ Grey Bernard.

—Ella habla.

—Hablamos de la sucursal de...

—Oh si, díganme.

—¿Puede venir en unos días?

—¿No dijo que tendría que tener todo normal?

—Si, pero creo que...

—No, ya tomé la decisión, gracias.

Colgué sin decir una palabra más, no necesitaba escuchar otra vez sobre eso.

—¿Todo bien? —preguntó Aidan confundido

—Si, ya sabes que luego quieren cambiarte de línea telefónica.

—Si. —bufó— sé lo molesto que es.

—Sigamos, por favor.

Él asintió y seguimos viendo las recomendaciones para nuestro hogar. Tenía que tener todo en cuanto antes.

Esa llamada había cambiado mi humor, ahora me sentía pesada, fatigada, estresada, enojada, nostálgica.

No tenía idea del porque, o a lo mejor si pero quería evitar todo eso.

꧁꧂

Llegamos nuevamente a la casa, traímos una que otra cosa, y de la casa de Aidan nos habíamos traído la mayoría de cosas.

Teníamos que ir a la mía y traer mis cosas para empezar a vivir aquí. Quería vivir toda experiencia nueva.

Íbamos a ser un matrimonio y eso hacen los matrimonios, crecen juntos y agarrados de la mano.

Si uno cae el otro lo ayuda a levantarse, y eso pasaba con mi relación.

Cuando yo estuve abajo Aidan estuvo ahí como un pilar, alto y bien puesto para que yo pusiera mi peso y seguir avanzando.

Ojalá Aidan nunca estuviera en una situación así, porque yo sería muy débil para él, odiaría verlo sufrir por mi.

Me enfoque en contemplar el bello espacio en blanco que estaba a mitad de la sala, me llegaban tantas ideas de que colocar ahí, pero luego llegaba otra y dejaba a la anterior atrás y así sucesivamente.

—¿En qué tanto piensas? —me sacó de mis pensamientos.

—En nada y a la vez en todo —confesé— es maravilloso que ya vamos a tener un lugar donde venir cuando el mundo se caiga encima.

Two Ways © [✔︎completa✔︎]Where stories live. Discover now