XIV

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Me sentía mal por aprovecharme por tanto tiempo de la hospitalidad de los duques y cuando le dejé caer a Luis que pensaba que lo menor sería que volviéramos a casa, él intentó convencerme por todos los medios de que no lo hiciera.

-Creo que lo mejor es que os quedéis un poco más... quizás hasta que Camille de a luz... ¿Sí? -Yo lo miré poco convencido. -Mira los primeros meses y los últimos del embarazo son los peores, creo que nuestras mujeres pueden ayudarse mutuamente... así nos pondrán verdes juntas y eso las ayudará a gritarnos menos. -Yo reí ante las ocurrencias de mi cuñado.

-Se nota que eres todo un experto en el tema, pero ... de verdad que siento que abusamos...

-Mira tengo la solución, ¿qué te parece si me ayudas? Yo odio las responsabilidades de ser Duque... no sé si tu hermana te lo ha dicho, pero ambos compartimos nuestra pasión por las plantas y normalmente dedicamos las mañanas al ducado y las tardes al invernadero, pero con Miguel y estando embarazada... no puedo recriminarle que no esté aquí encerrada las mismas horas que yo... ¿Qué te parece? Te servirá de entrenamiento para cuando tengas tu enorme casa y tus tierras... Vale, se que sabes dirigir una casa de sobra... Camille ya me dijo que eras una especie de genio y que tu memoria era un portento... pero la mía no. -No pude evitar sonreír. Mi cuñado había cambiado la situación para que en vez estar él haciéndome un favor, pareciera que era yo el que se lo hacía. Supongo que de esa forma creía que me sentiría mejor.

-Realmente eres bueno negociando cuñado. -Dije estrechando su mano.

Y así se cumplió el trato, dos meses después los gritos de Camille se escuchaban por toda la casa. Dra y el duque se encontraban con ella en la habitación a la espera de que el doctor llegara. Mientras tanto yo y mi pequeño sobrino intentábamos entretenernos.

-¿Por qué mamá grita tanto? -Preguntó Miguel algo aterrado.

-Cuando una mamá va a tener un bebé grita mucho para que todo el mundo se entere... y como puedes oír, tu mamá está muy muy contenta. -El niño pareció conformarse con mi explicación y siguió jugando con las figuras de madera.

Media hora después Dra hizo su aparición en la sala de juegos. Venía acalorada y lucía algo preocupada.

-¿Estás bien? -Pregunté deciéndole el sitio en la mecedora. -¿Está todo bien con Camille?

-No... no sabía que eso era así... - Dijo mirando un punto fijo en la pared. -Es horroroso... Me siento fatal, pero en cuanto el médico ha hecho su aparición he tenido que salir de la habitación. ¡Joder!

-Esa boca...- La regañé mirando al niño. Por suerte Miguel parecía tan distraído con sus juguetes que no nos prestaba atención.

-Princesa, no creo que pueda pasar por lo que está pasando tu hermana...- Confesó.

-Eso lo dudo, si ella ha pasado dos veces por ahí, tú podrás también. Eres mucho más fuerte que ella. Jamás le digas que he dicho eso...- Dije con rapidez.

-¿Estarás ahí? -Preguntó con temor.

-Solo si tú quieres...

-No pienso pasar por ese insoportable dolor yo sola... -Murmuró llevándose una mano a su pequeñita pancita. La verdad, perfectamente habría pasado por una mujer que había comido mucho. Dra estaba embarazada de unos 5 meses, pero su vientre parecía lucir casi tan plano como antes de estar embarazada eso si... sus pechos eran otro tema, se habían hinchado tanto que era imposible no mirarlos. El doctor la había revisado un par de veces y aseguraba que todo estaba bien. Nosotros no habíamos vuelto a hablar sobre la paternidad del bebé y yo me negaba a aceptar que fuera de otra persona.

-Estaré ahí...

Permanecimos un rato en silencio contemplando a Miguel jugar.

-Les presento a Lady Lucía Cigar... -Dijo un muy orgulloso Duque entrando en la estancia. Miguel se puso en pie y tras contemplar a su nueva hermanita comenzó a gritar. - ¡Miguel, para! -Lo reprendió su padre.

-Pero papá yo hago como mamá, grito para que todo el mundo sepa que estoy feliz. -Luis me miró interrogativo en busca de una respuesta. Yo me acerqué a Miguel y lo temé en brazos para que pudiera ver mejor a su hermana.

-Miguel, una vez ya ha nacido el bebé uno muestra lo feliz que está hablando bajito. -Dije casi en un susurro.

-Vale. -Murmuró el niño. – ¿Papá, la voy a poder coger en brazos?

-Claro, siempre que estés sentado... ¿Quieres que vayamos a ver a mamá? -Él niño asintió. -Vosotros también podéis venir...

Después de dar la enhorabuena a una exhausta Camille nos dirigimos al jardín para dar un paseo y dejar algo de intimidad a la familia.

-Realmente envidio a tu hermana. -Dijo Dra de golpe.

-¿Por qué de todo? Y no me digas que por que tiene un marido apuesto... eso ya dejó de tener gracia.

-Nunca pretendí que fuera un chiste, más bien es un hecho... Seguro que hasta tú siendo hombre puedes reconocer que la belleza de Luis es impresionante. Según me ha comentado Camille esa carita la ha heredado de sus padres... tengo ganas de conocerlos... ¿sabes que llegarán en unos días? – Yo no dije nada y ella prosiguió con su monólogo. -De todas formas no iba a hablar de la belleza de Luis, aunque es innegable... tendrías que haberlo visto junto a tu hermana, cada vez que ella chillaba parecía que iba a morirse al verla sufriendo. Ha sido tal muestra de amor... jamás creí que eso existiría en verdad.

-No sabía que eras una romántica. – Dije con la intención de molestarla. -Supongo que el embarazo te vuelve blanda... -Ella se paró en seco.

-Eres... eres un gilipollas. – Su voz sonaba algo entrecortada y al girarme pude comprobar que sus ojos estaban empañados.

-Dra... lo siento yo...

-Déjalo... supongo que ... es igual...-Dicho esto volvió a la casa.

No había quien la entendiera. En los últimos meses sus arrebatos y enfados eran constantes y siempre eran por dos razones. O bien yo me comportaba demasiado caballeroso y ella se sentía tratada como una tonta o decía que era un imbécil sin corazón. La verdad, no sabía como atinar. Mi elección de palabras nunca parecía la correcta. 

La hipocresía del destino (2º Libro saga 'VERDADES OCULTAS')Where stories live. Discover now