XVI

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-Creo que deberíamos ponernos en camino a mi casa... - Dijo Dra sin dejar de acariciarme el pelo. Nos encontramos tumbados en la cama, yo mantenía mis ojos cerrados y mi oreja derecha sobre el ya algo más abultado vientre de mi esposa. Adoraba escuchar los latidos del corazón del bebé.

-¿Cuándo dices mi casa te refieres a...? -Pregunté sin saber muy bien de qué lugar estaba hablando.

-A la casa de mi padre, en menos de un mes cumpliré 21 y estaría bien que llegáramos un poco antes para ver cómo están las cosas. Supongo que será difícil destronar al primo o tío que haya decidido coronarse como heredero...-El asco que reflejaban sus palabras me hizo enderezarme para mirarla a la cara.

-Dra, ¿por qué tuviste que abandonar tu hogar? -No solíamos hablar nunca de su vida pasada, por lo que yo a penas si sabía algo sobre ella.

-Es largo de contar...- Dijo intentando evitar tener que decirme algo sobre ella.

-Tengo todo el tiempo del mundo para escucharte...- Le sonreí intentando animarla a hablar.

-Mi madre provenía de una familia sencilla, a los 20 años conoció a un comerciante, mi padre, y se enamoró de él. Se casaron un año después. A mi padre las cosas nunca le habían ido de fábula, pero poco después de casarse algo cambio. Parecía que allá donde mi padre invertía las cosas iban mucho mejor que bien. La dicha de mis padres aumentó cuando supieron que pronto llegaría yo a sus vidas, pero cuando los familiares de mi padre se percataron de lo alto que podrían llegar comenzaron a rechazar a mi madre por su origen. No aceptaban que mi padre hubiera malgastado la oportunidad de unirse a la nobleza por casarse con una americana. Lo que más odiaban era que mi padre permitiera que mi madre tuviera mucho más que voz y voto en sus asuntos. Mi madre era la que mandaba sobre todo. Por suerte para ellos, y por desgracia para nosotros, ella murió poco después de que yo naciera. Mi padre quedó destrozado y se volcó en sus negocios, lo que hizo que las cosas le fueran mucho mejor aún. Luego no sé muy bien lo que sucedió, pero a los 9 años el capitán vino a por mí, yo me despedí de mi padre y no lo volví a ver. Unos pocos meses después el capitán me dijo que mi padre había muerto y que al cumplir 21 yo heredaría toda su fortuna y sus negocios. Por eso el capitán consideró que casarme contigo sería la mejor opción. -Ella se detuvo, dando la historia por finalizada, pero para mí no era suficiente.

-¿No comprendo dónde entro yo? ¿Por qué casarte conmigo era lo mejor?

-Los sobrinos de mi padre, mis primos, llevan todo este tiempo buscándome. Según el capitán sólo había dos opciones para que lo hicieran, o querían deshacerse de mí o pretendían prometerme con uno de ellos. La cuestión es que al capitán le pareció una brillante idea casarnos para que así un jugador empedernido que arruinó a su familia y que casi logra que los maten pueda poner sus sucias manos sobre el dinero de mis padres. – Añadió insultándome.

-No intentaré excusarme por mis acciones, pero sólo he jugado una vez en mi vida.

-Pues imagínate si lo hicieras otra vez...- Dijo sarcástica.

-No tocaré el dinero de tus padres Dra. – Respondí al tiempo que salía de la cama y comenzaba a vestirme.

-Oh vamos... -Dijo risueña. -¿Y de qué se supone que vas a vivir?

-Sabes, no sé si lo haces adrede o no te das cuenta, pero tienes la delicadeza de una piedra ¿En algún momento dejarás de insultarme o menospreciarme? No tienes que estar siempre a la defensiva, creo que te he demostrado en muchas ocasiones que...

-Eres un dramático...-Dijo quitándole importancia al asunto.

-Cuando se trata de mí soy un dramático, pero cuando eres tú... Será mejor que me retire a mi habitación, estoy cansado.

La hipocresía del destino (2º Libro saga 'VERDADES OCULTAS')Where stories live. Discover now