Hɪsᴛᴏʀɪᴀs

33 8 0
                                    

Esta es la historia jamás contada de un cazador, que un día fue al bosque a hacer precisamente eso, cazar. En su travesía, decidió cambiar de rumbo para dar diversidad a su oficio, así que giró su camioneta y la estacionó frente a un bosque desconocido que tenía la fama de ser abundante en presas grandes. Fue con su escopeta afianzada a sus manos, en espera de algún animal descuidado, pero no pudo ver más allá de su nariz, ya que de repente, una abundante niebla se apoderó del panorama. Esta resultaba tan espesa y profusa, que el cazador no pudo dar con su rumbo de origen y se adentró en el bosque más de lo que había planeado. Caminó y caminó frotando sus manos en sus antebrazos, pues la niebla trajo consigo un frío atroz que le caló hasta los tuétanos al pobre cazador, mientras un marcado humo blanco salía de su boca con cada respiración.

A su vez, temblando como una hoja, el cazador comenzó a dar gritos desgarradores por  la desesperación, ya que sintió que dos días enteros habían pasado. Sentía hambre, sed, frío y angustia. Hasta que, a lo lejos, de repente divisó una pequeña cabaña de madera.  Fue corriendo hasta la cabaña, y debido a su desesperación, entró sin siquiera tocar. Todo estaba oscuro, así que como pudo, encontró un pequeño interruptor, pero cuando se iluminó la única habitación, el horror pasó por sus ojos al ver un conjunto de cuadros con retratos de personas mirándolo fijamente, unos tenían el rostro completo, pero otros, no exactamente. A unos les faltaban los ojos, a otros los dientes, y a otros todo el rostro.

Sin embargo, cansado, confuso, aterrorizado y a su vez, aliviado por haber encontrado un refugio, sin importar su apariencia, decidió que cualquier agujero sería mejor que aquella tortura despistante, por lo cual, sacó una manta y prácticamente, se desmayó debido al hambre, sed, y la angustia. Sin embargo, pasado el tiempo, el hombre se despertó de repente debido a una luz agobiante pegándole en el rostro, y en ese momento, al ver la manta que había usado frente a él, se dio cuenta de que aquellos cuadros no eran retratos… eran ventanas.


/////////////////////////////////

Cinco jóvenes, todos fanáticos del ocultismo, nigromancia y las artes oscuras de la magia, se encontraban en camino a una iglesia que había sido abandonada hace más de ciento veinte años. En la misma, los jóvenes tenían pensado realizar rituales para su propio entretenimiento y practicar pues los cinco eran novatos en su oficio. Una vez en el lugar, tomaron una mesa y, dichos los versos de inicio, comenzaron con una sesión que parecía no salir muy bien, pues ningún ánima tenía el interés en manifestarse. Por lo tanto, uno de los jóvenes tuvo una idea.

– SI HAY ALGUIEN EN ESTE LUGAR QUE LOS MOLESTE, TOQUEN TRES VECES LA PUERTA –

Al escuchar los tres toques fúnebres en la entrada, el joven preguntó titubeante los nombres de las personas que causaban incomodidad en las almas torturadas de aquel recinto. En eso, las sillas de dos de los jóvenes cedieron al mismo tiempo, solo para dar a entender que, ellos eran los destinados a irse.

Con esmero y terror, los jóvenes salieron disparados por la puerta, corrieron hasta que la iglesia se volvió diminuta a la distancia, pero para cuando estaban a punto de tranquilizarse, escucharon el estruendo de la iglesia derrumbándose a sus espaldas.

///////////////////////////

¿Nunca has leído aquello relatos donde sientes que estas demasiado concentrado? Si, suele pasar, tanto así que se te olvida el mundo y solo cuentan la página y las letras. Alguien podría estar ahí, pero no lo notarás pues tu concentración está en la pantalla… Como ahora, vine desde la cocina hasta tú habitación y aún no sabes que estoy a tu lado izquierdo

//////////////////////////////


Procrastina Facil

11 Historias Cortas de Terror perturbadoras

"𝑶𝒔𝒄𝒖𝒓𝒐𝒔 𝑺𝒆𝒄𝒓𝒆𝒕𝒐𝒔"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora