𝕷𝖆𝖘 𝕸𝖚𝖊𝖗𝖙𝖊𝖘 𝖒𝖆𝖘 𝖉𝖔𝖑𝖔𝖗𝖔𝖘𝖆𝖘

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Congelado

El peligro comienza cuando la temperatura corporal baja a 35ºC. Tras los escalofríos iniciales, las manos se entumecen, señal de que nos quedan 90 minutos de vida. Los vasos sanguíneos se hielan, lo que impide la circulación, en una hora las extremidades estarán congeladas y el dolor será atroz.

Ser quemado vivo

 Hay todo tipo de formas de quemarse vivo. Que hiervan a la víctima, que lo quemen en la hoguera o que lo mantengan dentro de una olla sobre un fuego. No importa la forma, quemarse vivo es insoportable. Una de las peores formas de morir. La piel se pelará, los músculos se quemarán y los órganos pueden comenzar a hervir o descomponerse dentro de la víctima. Puede desangrarse hasta morir, asfixiarse o morir de shock y dolor. Dependiendo de la temperatura del aire alrededor del fuego, los ojos pueden hervir en el cráneo o quemarse hasta dejarnos ciegos. Está claro que la muerte sobreviene en un estado de miedo y pánico.

Ahogado. 

Aunque fallecieramos en el mar, puede que nuestros pulmones sigan estando secos. ¿Por qué? Gracias a la laringe, cuyos espasmos impiden el paso del agua al aparato respiratorio. Pero ni eso nos salvará, el agua anegará el estómago, y la falta de oxígeno hará que se nos amorate el rostro y que el cerebro sufra un coma mortal en unos minutos. 

Asfixiado:

Un hueso de pollo atascado en las vías respiratorias, o las manos de un estrangulador alrededor de nuestro cuello, provocan la hipoxia, que es la falta del suministro necesario de oxígeno a los tejidos y al cerebro. Las células sanguíneas, desoxigenadas, pierden su color rojizo y adquieren un tono morado que se refleja en la piel. La víctima pierde la consciencia en pocos minutos, y muere de un paro cardíaco.

"𝑶𝒔𝒄𝒖𝒓𝒐𝒔 𝑺𝒆𝒄𝒓𝒆𝒕𝒐𝒔"Where stories live. Discover now