34: Elfos espías

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Durante la semana siguiente, habia estado mas atenta a los movimientos  de Draco que hasta parecia Harry, y es que odiaba verlo con ese semblante de que estaba sufriendo

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Durante la semana siguiente, habia estado mas atenta a los movimientos  de Draco que hasta parecia Harry, y es que odiaba verlo con ese semblante de que estaba sufriendo. A la vez que Harry buscaba una manera de que Slughorn le entregara el auténtico recuerdo, pero no se le ocurrió ninguna idea genial y acabó recurriendo a lo que últimamente solía hacer cuando se sentía perdido: enfrascarse en su libro de Pociones con la esperanza de que el príncipe hubiera garabateado algún comentario útil en alguna página.

—Ahí no vas a encontrar nada —le dijo Hermione el domingo por la noche.

—No empieces, Hermione. Si no llega a ser por el príncipe, ahora Ron no estaría aquí sentado.

—Estaría aquí sentado si hubieras escuchado a Snape en primero —repuso ella con desdén.

—Por favor no sigan hablando de eso, me dan escalofríos—les pedí haciendo una mueca, evitando recordar esa fea memoria.

Estábamos sentados delante del fuego en la sala común, yo y Harry en el sillón, él leyendo el libro del príncipe Mestizo y yo mi libro de Morgana mientras le hacia cariño con la otra mano en el cabello azabache.  Aún quedaban unos pocos compañeros de sexto que pronto se irían a dormir. Un rato antes, al volver de cenar, hubo cierto alboroto porque en el tablón de anuncios habían puesto un letrero con la fecha del examen de Aparición. Los alumnos que el 21 de abril —fecha del primer examen— tuviesen diecisiete años podrían apuntarse a sesiones de prácticas complementarias. Se realizarían en Hogsmeade rodeadas de estrictas medidas de seguridad.

A Ron le entró pánico al leer la noticia porque todavía no había conseguido aparecerse y temía no estar preparado para aprobar el examen; Hermione, que ya había logrado aparecerse dos veces, se sentía un poco más confiada, yo también me había aparecido con exito dos veces pero en ambas habia vomitado. Harry se habia aparecido una vez, cosa que le recordó a Ron.

—¡Pero tú al menos sabes aparecerte! —le dijo Ron con nerviosismo—. ¡Cuando llegue julio no tendrás ningún problema!

—Sólo lo he hecho una vez —le recordó Harry. Al fin, en la última clase, había conseguido desaparecerse y rematerializarse dentro de su aro y él tampoco había vomitado.
Ron, que había perdido bastante tiempo hablando de sus preocupaciones respecto a la Aparición, se decidió a terminar una redacción condenadamente difícil, encargada por Snape, que yo ya había acabado al igual que los otros dos.

—En serio, Harry, ese estúpido príncipe no te ayudará en esta misión —insistió Hermione—. Sólo hay una manera de obligar a alguien a hacer lo que uno quiera: la maldición imperius, pero es ilegal...

—Sí, ya lo sé, gracias —dijo Harry sin desviar la mirada del libro—. Por eso busco algo diferente. Dumbledore me advirtió que el Veritaserum no serviría, pero quizá encuentre otra cosa: alguna poción o algún hechizo... 

—Pues si Dumbledore esta tan desperado por ese recuerdo yo si hubiera hecho la maldicion imperius, digo...con ese recuerdo estas a un paso mas de vencer a Voldemort— opiné.

Laila Scamander Y La Maldición de MorganaWhere stories live. Discover now