#6
《La segunda guerra mágica ha comenzado.》
Un verano lleno de pesadillas , insomnio, desnutrición y poco cuidado...
Laila Scamander no podría estar peor. Al parecer todo lo que la hacía ella, se fue junto con la trágica muerte de su padre. Comenza...
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Todos me pedían explicaciones sin embargo yo solo dije que hablaría más tarde y es que yo tampoco sabía muy bien lo que paso, viendo horrorizada que en el pasillo habían heridos, un pelirrojo que era demasiado fornido para ser Ron, pero se veía terrible, debía ser Bill. Además de Neville que al menos estaba consciente, pero ambos estaban respirando.
Saliendo afuera, ahí, debajo de la torre de Astronomía había una muchedumbre que murmuraba. Fui corriendo, el cuerpo me dolía por el hechizo de tortura pero la idea de ver el cuerpo de Harry sin vida me hacía tener las venas heladas.
Pase entre estudiantes y profesores que habían dejado un hueco, entre codazos y pisotones , todos se hacían a un lado, caras pálidas y grises. Oí un gemido de dolor proveniente de alguien enorme, era Hagrid. Llegue al círculo y allí lo vi. Harry estaba bien, pero arrodillado al lado de una larga figura. En el pasto yacía Dumbledore, tenía un hilo de sangre que le caía por la boca, con los brazos y las piernas extendidos, destrozado, al mago más grande y humilde que yo había conocido. Me cubrí la boca con las manos. Dumbledore tenía los ojos cerrados, y le habían quedado los brazos y las piernas que hasta podía parecer que estaba dormido.
Harry alargó un brazo, le enderezó las gafas de media luna sobre la torcida nariz y le limpió con la manga de su propia túnica el hilo de sangre que se le escapaba por la boca. Abrí la boca sorprendida, recordé mi primer día en el colegio. Recordé su cara amable que me recordaba a mi propio abuelo, como siempre decía las cosas más curiosas y raras con un toque de sabiduría. Las lágrimas calientes hacían arder mis mejillas y me resbalaban por el cuello haciéndome unas leves cosquillas. Vi detrás mío, docenas de varitas alzándose en el aire, encendidas. Tome mi varita firmemente con la mano izquierda y la ilumine, la luz de todas habiendo desvanecer poco a poco la marca tenebrosa.
Hagrid tenia una mano temblorosa en el hombro de mi novio, tratando de hacerlo que se parara.
Pero él no se movía, todavía arrodillado al lado de su mentor, yo puse mi mano derecha en su hombro, me arrodille a su lado y él me abrazó, llorando sobre mi hombro, traté de ser fuerte por él pero ver el cadaver de Dumbledore era....completamente aterrador y triste. Tragando antes de hablar para que la voz me saliera mas segura, dije con suavidad;
—Harry— susurré su nombre—. Vamos, amor.
De su hombro le tome su mano y la entrelace con la mía tirando de él para que se levantara. Él obedeció y empezamos a andar, abriendo paso entre la gente, guiándolo hacia el castillo, trate de mantener mis lagrimas para mi misma. A la vez que se escuchaban voces ininteligibles; sollozos, gritos y lamentos que hendían la oscuridad, aun así no me detuve ni por un instante porque estaba muy segura que caería al suelo pensando en como todo se había ido al diablo esta tarde. Entramos al vestíbulo y vi muchas caras que no conocía bien, nos miraban con ojos escrutadores al tiempo que susurraban y se hacían preguntas, vi los rubíes de Gryffindor que brillaban en el suelo como gotas de sangre me hicieron desviar la mirada.