La primera mirada a veces es inevitable, sucede muy a menudo, y casi siempre la historia termina aquí.
La segunda mirada es la más importante, ahí hay mucho en juego, y cualquier gesto extra dice un mundo.
La tercera mirada, cuando se produce ya h...
"Él la miró, ella contestó con un suspiro y el universo conspiró para abrazarlos" Melendi
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𝐕𝐈
⇜⇝ Valentina
HOY HABÍAMOS QUEDADO LAS AMIGAS DE LA UNIVERSIDAD. Éramos 6 contando conmigo y Sira, y por petición popular habíamos decidido ir a una discoteca. Habían venido todas a mi casa para vestirnos, maquillarnos y peinarnos.
—¿Entonces me pongo este?—pregunté, cogiendo un vestido del armario. Era negro y llegaba hasta unos centímetros por arriba de mis rodillas. Era de tirantes finos.
—Pues sí, porque te queda como anillo al dedo—dijo Amaya.
Nos vestimos y luego entre Amaya y Susana me maquillaron, mientras Lucía me peinaba. Al final, solo me lo planchó para que el pelo me quedara más largo. Fuimos intercambiando roles, hasta que al final, todas estábamos listas para salir de casa. Condujo Susana, que era la única con carnet. Ana iba de copiloto y luego las 4 restantes íbamos detrás apretujadas. Pusimos música y catamos a todo pulmón.
Llegamos a la fiesta y Ana se dirigió enseguida a ligar con un grupo de chicos. Todas las seguimos, pero yo no pretendía ligar con nadie, la verdad.
—¿Y tú cómo te llamas?—me preguntó uno de los chicos.
—Valentina—dije mirando mi vaso.
—Bonito nombre—sonrió.
—Ajá. Voy a servirme otra copa—corté la conversación.
Llegué a la barra y pedí otra copa.
No sé cuantas copas llevaba, pero no eran pocas. Y Amaya estaba igual que yo. Ana y Sira iban menos que nosotras pero también estaban un tanto borrachas. Y la pobre Susana, que tenía que conducir, estaba bebiendo agua con cara de amargada.
—Vamos, sube esos ánimos aburrida—sonreí levantándola del sitio. La saqué a bailar donde estaban las demás. Pusieron unas canciones de discoteca y nosotras nos dejamos llevar. Noté una mirada clavada en mí, pero cuando me fui a girar hacia la mirada, Amaya me cogió de la mano y me subió al escenario. En esta discoteca había Karaoke, y Amaya había decidido cantar conmigo.
—¿Qué canción eligen, señoritas?—preguntó el DJ.
—Ehhhh...Mon amour—replicó ella.
—Uhhh...sí, esa—la acompañé. Cuando nos pusimos a la mitad del escenario, todo el mundo nos miraba expectantes. Yo me agaché para robarle las gafas de sol tan chulas que llevaba Susana. Ella y todo mi grupo de amigas hicieron como si fueran nuestras fans. Yo las saludé y ellas se pusieron a gritar como locas.
Empezó al canción y cantó primero Amaya.
—Son las seis de la mañana y me da igual, voy a salir a la calle, voy a ponerme a gritar, voy a gritar que te quiero, que te quiero de verdad, con esa sonrisa puesta—cantó ella al ritmo de la música.
