𝟒𝟒 | Quien supo curar mis cortes

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"Hay partes de mí que solo existen cuando estoy contigo"
Ron Israel

"Hay partes de mí que solo existen cuando estoy contigo"Ron Israel

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𝐗𝐋𝐈𝐕

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Pedri

SOLO NECESITO SABER SI JIM Y PAM ACABAN JUNTOS.

—No te lo puedo decir—escuché que decía una voz desde la habitación. Salí del baño encontrándome con mi hermano y Valentina viendo una serie con pijamas navideños mientras comían palomitas que no tenían muy buena pinta.

—¿Qué has hecho ahora, Valentina?

—¡Oye! ¿Por qué no culpas a tu hermano?—se enfurruñó ella.

—Porque la que no sabe cocinar eres tú.

Fer rio pero se mantuvo callado.

—Te iba a dar pero ahora te quedas sin—dijo Valentina mientras se cruzaba de brazos.

—Puedes comerte las mías si quieres—me susurró mi hermano, lo cual hizo que yo soltara una sonora carcajada.

—Sois unos desagradecidos.

Los dos comenzamos a reírnos mientras ella aguantaba las carcajadas fingiendo estar ofendida.

—Anda callaos ya y dejad que vea la serie.

Me senté entre los dos y seguimos viendo la serie, a la cual no prestaba mucha atención, primero porque no entendía el inglés, y segundo porque estaba tan rendido de un día lleno de entrenamientos que solo quería dormir.

Poco a poco fui cerrando los ojos, cayendo en un sueño profundo. Eran ya las doce, habían pasado tres horas desde la cena y yo había decidido invitar a mi hermano y pasar un rato con él, no sin antes comunicarlo con Valentina, ya que era su habitación también.

Hablando de ella, las cosas no paraban de mejorar entre nosotros. Íbamos subiendo historias de vez en cuando del otro. Por ejemplo, ella subía una historia en el campo cada vez que ganábamos un partido del mundial. Yo subía fotos de ella cuando la pillaba distraída o dormida. La gente cada vez se centraba más en nuestra relación, lo cual, indirectamente, significaba que nosotros también poníamos más atención en ella.

Cada vez era más cómodo hablar con la castaña. Y no solo con ella, sino con todos en general. Me estaba volviendo a abrir a todo el mundo, y no podía estar más orgulloso de mi mismo. Era difícil salir de la que ahora era mi burbuja y mi estilo de vida, pero lo estaba consiguiendo, y, aunque parte de ello era gracias a mi esfuerzo, tenía que agradecer a la que me estaba apoyando en cada paso.

Creo que no necesito aclarar quien es, ¿no?

—Será mejor que le dejemos dormir, tiene que estar preparado para pasado mañana—escuché que decía la aludida.

No me sueltesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora