Capítulo 2 - Incómodo e inesperado viaje

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    —¿Fingir que soy... su prometido? —cuestionó Yeosang, incrédulo. Y la probabilidad de que eso fuera una broma de pronto surgió en su mente. Casi suelta una carcajada cuando sus ojos se fijaron en el inmutable y serio rostro de Seonghwa.
—¿Crees que estoy jugando? ¿Crees que la paga es un chiste? —replicó el empresario, dejando atónito a Park.
—N-no, señor. Yo sólo creí que... —Yeosang guardó silencio y tragó saliva, pues el rostro imperturbable del hombre frente a él le dio algo de escalofríos.
—¿Te arrepentirás de haber aceptado? Porque si es así, entonces...
—¡No! No —lo interrumpió—, yo de verdad necesito el dinero. Y si tengo que fingir que soy su novio, lo haré. Confíe en mí, por favor.
Seonghwa lo miró, frunciendo el ceño. Se inclinó sobre el escritorio de nuevo y clavó su mirada en el muchacho. Yeosang permaneció quieto y en su rostro se reflejó la sinceridad y la seguridad de sus palabras.
—Muy bien. Confiaré en ti, así que te explicaré el motivo.
Yeosang abrió más los ojos y asintió. Seonghwa suspiró con pesadumbre antes de tomar una gran bocanada de aire.
—Tengo veintiséis años, un negocio propio y soy muy exitoso. Pero a mis padres les molesta lo que hago con mi vida y en qué gasto mi dinero. Así que tú me ayudarás a que me dejen tranquilo —parpadeando un par de veces, Yeosang volvió a asentir y Seonghwa continuó—. Ellos insisten en que me case pronto, pero yo quiero seguir disfrutando de mi soltería. Divertirme. Hacer lo que yo quiera —el hombre se levantó otra vez de la silla, caminó más cerca de Yeosang y le sonrió socarronamente antes de sentarse sobre el escritorio—. Y ahí es donde entras tú, Yeosang —el muchacho entreabrió los labios con intriga—. Fingirás ser mi prometido y yo le diré a mis padres que nos casaremos en un par de meses. Ellos estarán en desacuerdo, y yo seguiré haciendo lo que quiera cuando los haga felices por romper el compromiso.
Negando con la cabeza, Yeosang enarcó una ceja al no comprender del todo las palabras de Seonghwa.
—No entiendo. Si quieren que se case, ¿por qué serían felices al romper el compromiso?
Seonghwa se echó a reír por un momento, y el muchacho frunció el ceño, aún sin deducir la verdadera razón.
—Porque mi padre es homofóbico, y preferiría que siga haciendo lo que me venga en gana antes que dejarme casar con un hombre.
Y Yeosang se sorprendió aún más cuando toda la explicación por fin tuvo sentido para él.
—Así que, ¿crees que puedes con este trabajo?
Kang apretó un poco los labios ante la pregunta, pero asintió con rapidez.
—Claro que sí.
—Excelente —dijo Seonghwa, extasiado—. Entonces prepárate, porque viajaremos a Japón el próximo sábado para que mis padres te conozcan.
—¿C-cómo dice? ¿A Japón?
Se exaltó el joven.
—Así es. Mis padres viven en Japón.
—Pero...
—¿Tienes algún problema con eso?
Yeosang lo pensó por un par de segundos, aunque, todos los ceros que había visto en el cheque, le dieron el suficiente valor para continuar con aquello.
—N-no. Por supuesto que no.
Kang agachó la mirada por un momento y ciñó sus manos un poco más sobre la mochila que había acomodado entre sus muslos. Seonghwa se puso de pie y regresó a su lugar, al otro lado del escritorio.
—Dale tu dirección a la recepcionista, pasaré por ti a las nueve de la mañana. Sólo será una noche, así que no perderás clases. Ya puedes irte.
Yeosang asintió con la mirada en el pulcro piso. Se levantó de la silla y le dedicó una pronunciada reverencia a Seonghwa. Giró sobre sus talones y salió de la oficina casi corriendo, directo a donde estaba la señorita que lo había recibido minutos antes. Le pidió un papel y un bolígrafo para anotar sus datos. Le dio las gracias, y luego salió de aquel lujoso edificio con la mochila colgada en uno de sus hombros.
Suspiró profundamente después de cruzar las enormes puertas de cristal y caminó hasta una esquina. Se recargó en una pared aledaña y después sacó el trozo de papel que había guardado en su bolsillo.
—Diez millones de wons. Parece que para él no son nada —murmuró para sí mismo, pensando que por fin iba a poder pagarle a Soobin todo el dinero que le debía, además de comprar algo de comida decente. Hacía semanas que sólo se llenaba el estómago con sopas instantáneas. También pensó en comprar algo de ropa y un par de zapatos. Pero lo más importante para él era pagar la mensualidad atrasada de la universidad.
Suspiró de nuevo y después caminó hasta la parada del transporte más cercano. Tenía que ir al banco y abrir una cuenta para tener asegurado ese dinero.

𝑬𝒍 𝑪𝒐𝒏𝒕𝒓𝒂𝒕𝒐 (𝑺𝒆𝒐𝒏𝒈𝒔𝒂𝒏𝒈)Where stories live. Discover now