Capítulo 37 - Entretenida y reveladora fiesta de cumpleaños

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—Bueno... —comenzó Minho, dándose la vuelta poco a poco. Y la curiosa mirada que le lanzó el gerente lo hizo sentirse nervioso. Suspiró en silencio y, antes de seguir con su explicación, le regaló una simpática sonrisa, intentando tranquilizarse y sonar sincero con la mentira que iba a decirle—. En realidad, sí necesito dinero.

—¿En serio? —Hyunjin se sorprendió y dejó que el muchacho continuara.

—Sí. El cumpleaños de mi hermano Felix es la siguiente semana y quiero comprarle algo.

—Oh. Debí imaginarlo —contestó, antes de asentir a las palabras de Lee. Y aquello también lo hizo sonreír, porque si creía antes que Minho era un buen chico, ese lindo gesto se lo confirmó aún más.

Así que Hyunjin no pudo evitar comparar a Minho con Yeosang de nueva cuenta, preguntándose si el muchacho sería igual de comprensivo y cariñoso con él cuando le revelara la verdad. Ya casi sentía que podía imaginarse aquello; cuando ambos se felicitaran mutuamente por el cumpleaños del otro. Y la pequeña sonrisa que se dibujó en sus labios se hizo más grande.

—¿Y ya pensaste qué regalarle?

—¡Sí! —respondió, emocionado. Aunque lo cierto era que varias semanas atrás ya había apartado el artículo en una tienda de música en el centro comercial—. Y también quiero organizarle una fiesta.

—Eso suena muy bien.

Minho sonrió mientras asentía y, de pronto, sus brillantes ojos se abrieron cuan grandes eran ante otra magnífica idea.

Minho sonrió mientras asentía y, de pronto, sus brillantes ojos se abrieron cuan grandes eran ante otra magnífica idea

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—¡Ya dije que no, Minho!

—¡Por favor, Seonghwa! Déjame hacerle la fiesta a Felix en el restaurante.

—¡Acaso sabes cuánto voy a perder por eso!

—Sólo será una sección. Estaremos aislados de los demás clientes. ¡Por favor! Quiero hornearle un pastel, quiero que se divierta con sus amigos de la universidad. ¡Por favor! —continuó rogando Minho ante la atenta y un tanto apenada mirada de Yeosang.

El menor de los hermanos Lee había irrumpido en el despacho de su primo mientras él y su esposo revisaban algunos papeles del hospital. Y entonces Yeosang no pudo evitar sentir la necesidad de ayudarle. Minho era un buen chico. Todo el tiempo que llevaban viviendo en esa casa se había portado muy amable con él. Y lo quería mucho; incluso ya lo consideraba como su hermano pequeño.

—¡Por favor, Seonghwa! Pídeme lo que quieras, pero, déjame hacer esto.

—Ya te di mi respuesta, niño. No creas que...

—Amor —lo interrumpió Yeosang, poniéndose de pie—, pienso que deberías dejar que lo haga.

—Pero... —Y los otros dos abrieron los ojos con asombro—. Es que... —De pronto, Minho se aferró a la cintura de Yeosang con algo de fuerza mientras le susurraba algunas palabras de agradecimiento—. No puedo...

𝑬𝒍 𝑪𝒐𝒏𝒕𝒓𝒂𝒕𝒐 (𝑺𝒆𝒐𝒏𝒈𝒔𝒂𝒏𝒈)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora