Capítulo 28 - Confiable y certero empleado

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Seonghwa se removió sobre la blanda superficie y, al cabo de unos segundos, abrió los ojos. Yeosang se sonrojó al notar su brillante mirada sobre la propia y enterró el rostro en el hueco de su cuello. El dueño del restaurante soltó una suave risita y levantó el mentón de su esposo con un par de dedos antes de dejarle un tierno beso en la frente.

—Buenos días —dijo Park, con un tono de voz algo ronca, pero apacible. Muy agradable (y sexy) a los oídos del más joven.

—B-buenos días —respondió, nervioso, y su compañero le regaló una dulce sonrisa.

El corazón de Yeosang entró en una singular carrera. Le era "increíble" estar en los brazos del hombre que tanto amaba. Y entonces, deseó recordar con más fuerza. Porque si Seonghwa ya le había hecho saber sus sentimientos, estaba seguro que había algo más entre los dos. Algo mucho más grande; algo mucho más profundo, pero no se podía imaginar lo que era.

—Vamos a ducharnos. Tenemos una cita con el neurólogo, ¿recuerdas?

Yeosang asintió a sus palabras después de que Seonghwa le plantara otro suave beso en la frente. Lo miró hacer a un lado las sábanas y bajar de la cama, y en ese mismo instante sus mejillas enrojecieron aún más, pues los dos estaban desnudos. En algún momento de la madrugada simplemente se dejaron arrastrar por Morfeo después de hacer el amor, y durmieron sin más que la delgada tela blanca que los había cubierto hasta ese momento.

Kang se incorporó entonces sobre el colchón y Park caminó más cerca de él para tomarlo de la mano. El muchacho sonrió y ambos se metieron al cuarto de baño.

En el comedor, Minho y Felix desayunaban para ir a la escuela

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En el comedor, Minho y Felix desayunaban para ir a la escuela. Seonghwa y Yeosang se acercaron a la mesa y éste último los saludó, obteniendo la atención de ambos chicos.

—Buenos días —dijeron los hermanos Lee al unísono.

Kang tomó una de las sillas con la intención de acomodarse, pero, antes de que pudiera retirarla, Park lo tomó de la mano y negó suavemente con la cabeza.

—No puedes comer nada. El doctor te pidió en ayunas.

—Vas con el neurólogo, ¿verdad? —aseguró Felix, y su hermano menor entreabrió los labios.

—P-Pero... —Yeosang hizo un puchero y Seonghwa no pudo evitar sonreír ante aquel tierno gesto.

—Lo siento, amor. Son las indicaciones del médico.

—¿Amor? —cuestionaron los niños Lee, con un par de pícaras sonrisas en sus rostros, antes de que el dueño del restaurante se sonrojara hasta las orejas.

—W-Seonghwa... dij-jo que... me a-ama.

—Aww. No sabía que fuera tan tierno —comentó Minho, agitando sus largas pestañas.

𝑬𝒍 𝑪𝒐𝒏𝒕𝒓𝒂𝒕𝒐 (𝑺𝒆𝒐𝒏𝒈𝒔𝒂𝒏𝒈)Where stories live. Discover now