Epílogo

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5 años después...

En la mansión de la familia Park había estado reinado el caos desde muy temprano, pues no dejaban de entrar y salir personas a cada rato con el único objetivo de preparar todo para la fiesta de Año Nuevo. La decoración era espectacular, y la comida había sido preparada en el restaurante. Yeosang y Seonghwa, por su parte, estaban más relajados que de costumbre, y todo porque Minho se ofreció a organizar el festejo. Había puesto todo su empeño para lograr una noche inolvidable.

—¡Estamos por empezar a celebrar y aún no terminan de preparar los postres! —dijo Minho un tanto ansioso.

Esa mañana se despertó demasiado temprano y todavía faltaban varias cosas por hacer. De hecho, casi no había dormido en toda la noche, sin embargo, estaba demasiado nervioso como para sentir sueño.

—¡Cálmate! Siempre te pones ansioso y todo resulta muy bien al final —mencionó Hyunjin, quien no lo había dejado de ayudar en todo lo que le pedía.

—¡¿Dijiste muy bien?! —repitió abriendo los ojos un poco más.

—Sí.

—¡Esto no tiene que salir muy bien, sino perfecto! —aclaró casi temblando.

—Bueno, es lo mismo.

—¡No, no es lo mismo, Min!

—Jjongie, creo que deberías tranquilizarte y...

—¡No puedo! Seonghwa me dio la oportunidad de hacer esto y no quiero arruinarlo. Lo he estado planeando durante meses.

—No lo arruinarás; confía en ti mismo.

Y Minho asintió con duda, pese a que no podía controlarse, pero permitió que Hyunjin le abrazara y besara en los labios.

Hacía un par de años que se habían comprometido. Y por eso, a pesar de todo, Hyunjin tenía el poder de llevarse toda su inseguridad.

Suspiró, y luego posó sus grandes ojos en el otro hermano Kang, dejando a su novio de lado para ir donde el pelirrojo.

—¡Yeosang! —gritó de pronto Minho a la espalda del otro.

Yeosang se sobresaltó y giró medio cuerpo.

—¡¿Que te dije sobre comer carbohidratos?! —exclamó, quitándole el bocadillo de los dedos.

—Pero... tengo hambre.

—¡Entonces come lechuga! —sentenció al poner en sus manos un tazón con ensalada.

—De acuerdo... —dijo entre dientes.

Minho caminó hacia el jardín trasero, no sin antes ganarse una mirada reprobatoria de su parte.

—¡Oh, dios! He creado un monstruo —dijo Seonghwa aproximándose a su esposo.

—Ya lo creo. ¡No me deja ni mirar los panecillos! —Y Park sonrió, divertido.

—Pero alguien pensó que sería buena idea lanzarse como cantante.

—¿Ahora me lo estás reprochando? —cuestionó con aires de recriminación; aunque más bien eran palabras con sentido bromista.

—Claro que no. Me encanta cómo cantas y es fantástico que hayas decidido compartir tu hermoso talento con el resto del mundo; sólo te lo digo porque te estás quejando de tu manager.

—Sí, porque creí que sería buena idea que Minho me representara, y lo es, de verdad. Hace un excelente trabajo, además Minho es más responsable, más, seguro de sí mismo...

—...pero también es más mandón, más controlador, más enojón... —completó Yeosang con los ojos llenos de nostalgia.

Y fugazmente recordó todo lo que ha cambiado en los últimos años.

𝑬𝒍 𝑪𝒐𝒏𝒕𝒓𝒂𝒕𝒐 (𝑺𝒆𝒐𝒏𝒈𝒔𝒂𝒏𝒈)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora