Capítulo 44 - Inequívoco y resentido secreto

210 29 1
                                    


Los segundos que transcurrieron mientras la mirada de Yeosang se clavaba de lleno en la suya, fueron eternos; Hyunjin estaba pasmado, nervioso, confundido, y a pesar de todos esos sentimientos que también le hacían sentir un poco de temor, estaba inexplicablemente feliz.

El gerente nunca creyó en las coincidencias, para él, todo sucedía por una razón; y ya era tiempo de ser sincero, ya era hora de que todo saliera a la luz, porque no podía soportar más la incertidumbre que cubría su corazón desde que supo que Yeosang era su hermano y, sin pensarlo ni un segundo, Hyunjin caminó hacia él y el otro joven le miró como si todo a su alrededor hubiera desaparecido.

—¿Este niño en la foto...? —comenzó Yeosang mientras sentía un nudo formarse en su garganta—, ¿... eres tú?

—Sí —respondió Hyunjin con total firmeza y sin desviar la mirada de su hermano menor.

—Entonces..., ¿ellos son tus padres?

—Así es.

Yeosang suspiró profundo y sus ojos empezaron a cristalizarse. Tal vez porque era algo que no quería saber, tal vez porque estaba seguro de que la respuesta de Hyunjin le causaría dolor, o rabia; no obstante, era peor imaginar un sinfín de posibilidades que escucharlo de una vez por todas.

—¿Cómo se llama tu padre, Hyunjin? —preguntó Yeosang , aún con la esperanza de que no fuera el hombre en el que estaba pensando; después de todo, había tantas personas en el mundo que se parecían demasiado.

El gerente le miró con seriedad, y todo el universo de Yeosang se volvió irreconocible cuando escuchó la respuesta.

—Somos hermanos, Yeosang — murmuró—. Somos hijos del mismo hombre.

Y Yeosang lo observó a los ojos firmemente, intentando descifrar si aquello se trataba de una broma de mal gusto. Una broma cruel. Sin embargo, Hyunjin no rio para nada, incluso nunca antes le había visto tan serio; tan seguro de lo que había dicho.

Así que Yeosang lo entendió, y como una oleada de recuerdos distantes, varias frases y escenas de hace muchos años golpearon su mente; circunstancias que, en alguna parte de su vida, creyó haber olvidado.

Hyunjin esperó por una reacción, tal vez por una escena dramática en donde tendría que calmar a su hermano menor y explicarle todo, decirle todo cuanto le había dicho su madre, todo lo que él mismo sabía para que Yeosang terminara de comprender, pero no fue necesario, pues su hermano respiró larga y pesadamente mientras agachaba la mirada antes de caminar hacia la puerta.

Por un momento, Hyunjin deseó detenerle y continuar su conversación, aunque sabía que una noticia así no era sencilla de asimilar, por eso no quiso insistir, y lo observó salir de la oficina sin siquiera mirar a Seonghwa , quién, a su vez, tampoco intentó seguirle. Ambos entendían que Yeosang necesitaba estar solo.

Y sin más, Hyunjin se reprendió por haber sido tan descuidado, no quería que Yeosang se enterara así; pero no existía ninguna manera de suavizar una noticia como esa, y él lo sabía mejor que nadie.

—Dale tiempo —escuchó de pronto Hyunjin. Seonghwa se le aproximó con lentitud y le reconfortó con unas cuantas palmadas en la espalda—. No es fácil enterarse de algo así y asimilarlo de la noche a la mañana.

—Lo sé. Yo mismo no lo podía creer cuando mi madre me lo dijo.

—Yeosang es una persona comprensiva e inteligente, ya verás que no le tomará mucho tiempo aceptarlo y, tal vez muy pronto, también te pueda llamar hermano.

Entonces Hyunjin se imaginó a Yeosang pronunciando aquella palabra, y una chispa de esperanza y alegría surgió en su corazón. Le mostró a Seonghwa una media sonrisa al mismo tiempo que deseaba que Yeosang estuviera bien, porque no le importaba si el muchacho lo despreciaba, él lo protegería y amaría como el buen hermano mayor que tanto deseaba ser.

𝑬𝒍 𝑪𝒐𝒏𝒕𝒓𝒂𝒕𝒐 (𝑺𝒆𝒐𝒏𝒈𝒔𝒂𝒏𝒈)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora