Capítulo 35 - Ingenioso y adecuado plan

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—Actúa natural. A leguas se te ve lo nervioso que estás —le dijo Felix a su hermano menor una vez que llegaron al restaurante.

Los Lee bajaron del taxi y, cuando menos se lo imaginó el mayor, su pequeño hermano se quedó petrificado frente a las amplias puertas de cristal.

—Lo in-ntento, pero...

—Así nunca vas a poder cruzar una sola palabra con ese tal Hyunjin —se quejó, y luego sujetó a Minho de un brazo para llevarlo hacia el interior casi en contra de su voluntad.

Ambos caminaron hasta una de las mesas del fondo y enseguida una camarera los reconoció. Ella se inclinó para saludarlos educadamente y les ofreció la carta cuando los chicos tomaron asiento.

—¿Qué desean de tomar? —dijo la chica, con una perfecta sonrisa en el rostro.

—Yo quiero un agua mineral, por favor —comenzó Felix, con los ojos puestos en la carpeta—, y creo que mi hermano quiere un Kang Myung S- ¡AUCH! —gritó entonces y la mesera parpadeó, confundida.

Felix se agachó un poco por debajo de la mesa para sobarse la pierna. Su hermano le había propinado un puntapié y una mueca de dolor mezclado con un gesto de picardía se reflejaron en su rostro.

—Sólo quiero un jugo de naranja, por favor —pidió Minho, y la camarera asintió.

—Enseguida —dijo, inclinándose de nueva cuenta antes de alejarse de la mesa.

—Quiero que me ayudes, no que me pongas en ridículo ante los demás empleados —se quejó Minho, lanzándole una "mortífera" mirada a su hermano.

—Lo lamento, pero es que no pude evitarlo. —Y el mayor sonrió para sí mismo mientras seguía hojeando la carta.

Minho dejó escapar un largo suspiro y su hermano levantó la mirada, observando cómo el rostro del otro se ponía un tanto triste.

—Discúlpame, ¿sí? Ya no lo volveré a hacer.

Sus ojos se posaron en los del otro. Fue entonces cuando el mayor de los hermanos pudo notar la ansiedad que el más joven sentía, y estiró una de sus manos para tomar la de Minho, entrelazando sus dedos.

—Te ayudaré Minho. Juntos haremos que Hyunjin se fije en ti.

Y una enorme sonrisa se dibujó en los labios de Minho, quien de pronto agachó la mirada y soltó la mano de su hermano, intentando parecer concentrado en lo que leía.

—Buenas tardes —escuchó de pronto Felix y de inmediato levantó el rostro, encontrándose de lleno con la penetrante mirada Hyunjin—. ¿Están listos para ordenar?

—Sí, gracias —respondió Felix, entregándole la carta al gerente—. Queremos el especial del día, ¿verdad, Minho? —Su hermano asintió, cerrando la carpeta, y dándosela también a Hyunjin.

—G-gracias —murmuró el menor, sintiendo que su corazón golpeaba aún más fuerte contra su pecho al mismo tiempo que sus mejillas se pintaban de rosa.

—En un momento más les traeré sus platillos.

Sonriéndes a ambos, el gerente se dio la vuelta, para encaminarse a la cocina. Minho lo miró alejarse y no pudo evitar exhalar otro largo suspiro.

Hyunjin le gustaba de verdad. Desde la primera vez que lo vio, sintió que Cupido había clavado todo su repertorio de flechas en su inocente corazón. Nunca había sentido eso por nadie. Y no era precisamente porque el gerente parecía un Dios por su perfecto rostro, sino porque le inspiraba confianza y sinceridad. Además, estaba seguro de que cubría todos sus estándares de su tipo ideal.

𝑬𝒍 𝑪𝒐𝒏𝒕𝒓𝒂𝒕𝒐 (𝑺𝒆𝒐𝒏𝒈𝒔𝒂𝒏𝒈)Where stories live. Discover now