trentuno

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Hoseok había decidido entregarle su corazón a la persona creadora del columpio

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Hoseok había decidido entregarle su corazón a la persona creadora del columpio.

Amaba la sensación de que sus pies estén colgando del pequeño asiento mientras agarraba con fuerzas las sogas a sus costados, balancearse de adelante y atrás para que el viento impacte su rostro se convirtió en un pasatiempo favorito, más cuando podía desviar su mirada de la realidad y observar con deleite el horizonte coloreado de naranja.

Sonrió cuando Notte llegó hasta su lado con un farol, a su alrededor y en un completo desastre, reposaban tablas de madera que usaba para practicar la pintura con laca.

Al menos él lo hacía en aquellas superficies, su maestro se dedicaba a trabajar en muebles pequeños, posiblemente para luego venderlos. Aunque también estudiaba a la par, no comprendía cómo lograba hacer dos cosas a la vez.

— Ya puedes irte — murmuró el mayor, como si fuera la obvio —. Ve a casa a cenar, nos vemos en unos días — el rubio hizo oídos sordos ante lo dicho, para seguir con su diversión, allí se dio cuenta que no se iría aún —. Eso seguirá aquí mañana, no se irá corriendo.

— ¿Puedo quedarme un rato más?

— No, tienes que comer y yo no tengo nada para ofrecerte — Jungkook escuchó un suspiro por la parte contraria, aún sin ánimo de levantarse. No era extraño que el menor no quiera irse por lo que Taehyung le construyó, sus descansos siempre los prefería pasar allí, pero ya iba a anochecer y no quería que se fuera tan tarde y sin luz —. Mañana puedes volver más temprano para disfrutar más del columpio.

— Sólo no quiero ir a casa.

Ese pedazo de madera realmente le distraía de lo que sucedía a su al rededor.

Su hogar, inestable y demasiado caótico para un alma tranquila como la suya, lo odiaba. La indiferencia de su padre ante el fallecimiento de su madre, no podía comprender cómo podía seguir con su vida y, lo que creía peor, volver a hacerla en un matrimonio que parecer funcionar, donde el cariño estaba sobre la mesa, a comparación a cuando estaba con su progenitora.

La relación que tenían fue muy endeble, cada uno con una postura rígida y totalmente opuesta, hablaban mal entre sí en su presencia, llevándolo a no lograr descifrar quién era la bestia en su ridícula historia de amor pagano. Los gritos aturdían sus oídos cada noche y el silencio le cortaba el cuello cuando se ignoraban, sus pequeños ojos los observaban sin poder derramar una lágrima, era demasiado joven para entender cómo funcionan las familias.

Aunque siempre estuvo al lado de la señora Donati porque era un poco más liberal con él y estaba en contra de la iglesia a escondidas, anhelaba una cercanía con su progenitor, una que jamás existió.

— Odio a mi padre — soltó de repente, asustando al mayor —. Por mí se puede pudrir en el infierno y sólo lo extrañaría para pedirle dinero.

Jungkook puso la mirada en su estudiante, quien mantenía un aura triste, pero con una expresión neutra, como si le importara poco y nada lo que decía, algo lo cual no estaba tan alejado de la realidad.

Bella Mujer. | kth | jjk |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora