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trentaquattro

— ¿Tu madre ha dicho algo sobre el matrimonio?

Jungkook estaba por terminar el montón de papales que el mayor le entregó, enseñaba cada tanto los resultados de las sumas, restas, reparticiones y reproducción de tantas cosas que su cabeza estaba saturada. No lograba comprender de dónde salía tanto dinero, pero, así como venía, se iba para dar con un ciclo sin fin.

Es decir, él también tenía que tener en cuenta el dinero que usaba, necesitaba y más, pero no le tomaba tanta importancia como el contrario, quien tenía los registros de cada mes a lo largo de los años guardado en un librero a sus espaldas.

— ¿El de Francesca? — preguntó Tae, sin esperar una respuesta. Se veía muy concentrado en lo que hacía, más por estar usando su mano izquierda, aquella que dejó en el olvido su utilidad cuando su madre le obligó a escribir con la diestra por el qué dirán de las personas —. Aún no sé mucho de ello, pero tengo entendido que se llevará a cabo en septiembre. Ya sabes, por las supersticiones que, hasta ese mes, son buenas fechas para casarse.

— Namjoon habló con el Padre Conte, puede que su matrimonio sea el primero del mes o en esa semana — sí, en el día de su cumpleaños, un detalle no muy importante por el momento —. Tiene buena relación con la iglesia.

— Vaya, aparenta ser alguien que no le importa mucho el régimen de la capilla.

— No creo que sea la gran cosa — chasqueó su lengua, recordando la última conversación con el mayor. Desde hace días que le ha estado evitando, sus palabras dolieron y le generaron un poco de miedo —. Manipula a quien sea para salirse con la suya, en el buen sentido, supongo. Ha logrado que algunos castigos queden impunes hacia personas que él conoce, como lo hizo con su hija, Jin y, no estoy seguro, a la familia de mi maestro, aunque desconozco mucho de esta.

— ¿Su hija hizo algo malo? — cuestionó en un susurro, Jungkook se alzó de hombros.

— No lo sé. Todo pasó antes de mi llegada a Firenze y a él no le gusta hablar del tema — Namjoon y Jin, igual de misteriosos y cerrados. Maldición, sentía que nadie era aparentemente normal en su vida, ni si quiera él mismo —. Y da un poco de miedo, la verdad. Incluso... Incluso ha dicho que nos tienen en la mira.

Taehyung no entendió.

— Sospecha que hay algo entre nosotros, me advirtió tener distancia contigo — le explicó —. Es extraño que dos hombres, con la edad suficiente de tener un par de hijos encima, pasen tanto tiempo juntos, sobre todo por tu aparente miedo al matrimonio.

— Mierda, no se le escapa ni una — Jungkook le dio la razón —. ¿Tú crees que, si nos descubren, él podrá defendernos? O a ti, con que te defienda a ti me basta.

— Quiero imaginar que sí.

Podría ser una especie de justicia por parte de su espíritu, ¿verdad?