cinquanta

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Una cena iba a desarrollarse en la residencia Marcini esa noche

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Una cena iba a desarrollarse en la residencia Marcini esa noche.

Cada día faltaba menos para que la hija mayor de la familia se desposara, lo cual no tenía alegre a ninguno, es más, parecía que todos esperaban a la mismísima muerte. Yendo de un lugar para otro, organizándose lo mejor posible sin muchos ánimos para recibir a la familia Vitale con la excusa de aprender a convivir todos para el día tan esperado.

—Patrañas.

Taehyung sentía que la cabeza le explotaría en cualquier momento, ahora se encontraba vistiendo uno de sus mejores atuendos para recibir a esas personas, gastando el tiempo cuando perfectamente podría estar compartiendo besos con su Noche, hablando con él y tocando sus suaves mejillas, quien no ve desde hace un par de días no le ha visto por el mismo ajetreo en la casa.

Lo extraña.

Su relación siguió en el marco de lo que podría considerarse normal en ellos, disfrutando los pocos acercamientos porque cada uno tenía algo que hacer, demasiado ocupados en sus respectivas y diferentes vidas. Aun así, el menor buscaba ciertos espacios para ir a verlo a su despacho al ser que aún no podía acercarse a su establo.

Al parecer, una sorpresa le esperaba allí y eso le emocionaba tal niño en busca de regalos.

—A mí qué mierda me importa conocerles, con quienes están a mi lado basta y sobra. Mierda.

Las maldiciones y su ceño fruncido nunca le abandonaron como a diferencia de Yoongi, el pelinegro se había ido temprano por la mañana al saber lo que ocurriría, alegando que él no tiene ningún lugar en la mesa como para opinar o escuchar de temas que no le incumben, cuando ambos saben que se fue sólo porque quiso.

Él también deseaba largarse, pero no podía para bien o mal. Puesto a que la gran mayoría de matrimonios se realizaban por fines meramente políticos o económicos, el de Francesca no parecía ser una excepción. Una desgracia para todos.

Un par de golpes en su puerta le llamaron la atención, donde fue con el mínimo interés para encontrarse a una joven sirvienta de cabello negro y muy fino a simple vista, un par de mechones cubrían su frente perlada de sudor. Dedujo que era nueva al no reconocerla y tampoco haberla visto con anterioridad.

—¿Qué sucede? — preguntó después de unos segundos al ver no daba ningún atisbo de querer hablar, haciéndole perder el tiempo — ¿Cuál es tu nombre?

—Jieun, señor Marcini.

—Bien, Jieun — intentó sonreír para transmitirle seguridad — ¿Ibas a decirme algo?

—L-La señora Fiorella p-pregunta si ya está listo... La familia Vitale está aquí.

Asintió sin mucho que decir, dio un vistazo rápido a su habitación antes de voltear a ver a la joven nuevamente —. Está bien, gracias por el comunicado.

Bella Mujer. | kth | jjk |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora