Bella Mujer. | kth | jjk |

trentotto

Yoongi era incluso más insoportable que Hoseok.

No es que el rubio lo fuera, sólo hay que aceptar que, en algunas ocasiones, su personalidad exasperaba un poco.

—Ella sigue reclamándome el por qué no paso mucho tiempo en casa, ¡su actitud no me permite estar en la misma habitación que ella! — hablaba demasiado para la pequeña boca que tiene, a veces parecía como si soltara frases sin sentido al azar — ¡Y me encara frente a mi hija! Ella no es tonta, ¡varias veces me ha preguntado por qué su madre y yo ya no dormimos juntos!

—¿Y qué mentira le has dicho ahora? — Taehyung estaba acostumbrado a ello, por lo que escuchar al otro no era una tarea difícil mientras trabajaba, sin embargo, para el pintor era todo lo contrario.

—Que la cama se ha vuelto muy pequeña para ambos.

Jungkook le miró incómodo, su rostro al descubierto sólo alimenta su inseguridad, pero el amigo de su mayor ya lo había visto, también conocía su nombre, ya no tenía mucho que ocultar a simple vista y el contrario parecía ser una persona que no le importa mucho el qué dirán de los demás, no por nada conversaba como si nada sobre su vida.

—Ya mismo cumple siete — comentó con una alegría ahogada en su mano, notó que ese era un hábito, cada vez que abría la boca, su palma la cubría. Vio de manera acusatoria al castaño —. Dame ideas de qué regalarle.

—Faltan como cinco meses para eso.

—¿Y?

Dos días pasaron desde que conoció a Yoongi, mismos en los que lo ha escuchado sólo en el despacho, puesto a que ya terminó las pinturas de casi toda la familia – siendo Taehyung el único faltante –, estarían usando la excusa – no tan falsa – de ayudar al castaño en su trabajo para así poder pasar con él más tiempo a sola, o ese era el plan, porque ahora su nuevo conocido era quien les acompañaba desde un sofá.

Un matrimonio infeliz, padre amoroso con una hija que era, dicho literalmente por él, su todo. Esa era la premisa de aquel hombre de treinta y cinco años, su edad le sorprendió, se veía menor que ambos y su altura tampoco ayudaba, no era tanta la diferencia, pero al tener la espalda curvada le daba una apariencia más joven.

—¿Tienes alguna idea? — le preguntó y por un momento pensó que había alguien más en el despacho — Sí, tú — tampoco lo trataba de usted, por lo que dedujo que era alguien cuya confianza se podía obtener rápido —. Uhm, puedes escucharme, ¿verdad?

—Ah, sí. Sí le escucho — dio una mirada rápida al mayor en busca de ayuda —. Puede darle algo que le guste o ansíe mucho.

—Eso es difícil, no creo que haya algo en la tierra que le pueda dar ya. Él consiente mucho a su niña.

—Gracias, Taehyung. No sirves para nada.

El pintor hizo una mueca ante lo hirientes que eran, pero al ver el rostro de los otros, se dio cuenta que tener ese tipo de comentarios parecía ser natural en ellos, con Hoseok pasó lo mismo.