cinquantacinque

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Si a Hoseok le preguntaran, qué haría mañana

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Si a Hoseok le preguntaran, qué haría mañana... Él no sabría qué responder más que esperar su muerte.

Nunca le ha gustado plantearse aquella incógnita, en realidad, su padre nunca se lo permitió, pues es él quien controla toda su vida. Desde su comportamiento, hasta a lo que se dedicaría el resto de su vida, así como lo que buscaba proyectar con un intento balurde de familia perfecta.

Bueno, o eso hacía hace algunos meses.

Ahora, acostado en su cama mientras mira el techo, se siente medianamente libre por primera vez. Una suave y fresca ventisca se cuela por la ventana que olvidó cerrar, en mucho tiempo, esa habitación no le veía llorar y angustiarse por lo que sería su patético existir ya escrito por alguien más.

Aún si no está en el establo, puesto a que Notte le ha pedido un poco de espacio para arreglar sus propios asuntos. El dolor de su cuerpo y alma parecen un buen trueque por el camino a ser una palomilla en libertad.

No diría que destruyó su destino, no le llamaría así a poder elegir sus propias decisiones como dejar de estudiar aquello que nunca le agradó y demostrar sin temor qué le agrada y qué no. Ya no ve nada de malo en expresarse con altanería, aunque aún debe de controlar la agresividad de su voz con quienes sí le importan.

A pesar de que ese libertinaje sea tan dulce como la miel, también le trajo miedo.

Su padre resultó ser una persona agresiva, jamás lo imaginó. El recuerdo del hombre y padre amoroso se esfumó como un diente de león con el fallecimiento de su madre. Los gritos y golpes se volvieron rutinarios con rapidez, más cuando se enteró que dejó la universidad para, según él, dedicarse a ser nadie hasta que sus huesos se conviertan en polvo.

Y sí, es decir, no hay mucho misterio en eso. No ansía la muerte, pero tampoco le teme. Sólo espera que llegue con total paciencia.

También, le tiene terror al mañana incierto. De no conocerse lo suficiente para saber un montón de cosas de la vida. Para una persona como él, la cual estuvo bajo el yugo de adultos durante mucho tiempo y a quien no se le dio la oportunidad de desarrollar sus cualidades sociales, le es difícil pensar en su próximo paso.

Admite estar teniendo ayuda con ello. No sólo de su maestro, Jungkook le ha dado muchas enseñanzas en el poco tiempo que han convivido, más a recuperar su autonomía. Incluso el idiota de Taehyung Marcini le ha servido, pues, aunque nunca lo diga en voz alta, admira la seguridad que transmite y, a su vez, le hace sentir medianamente protegido cuando está a su lado.

Quisiera ser como él.

—Cierra la ventana, hace frío.

Ah, también por aquel hombre que conoció una tarde junto a su loco caballo, el cual escapó el mismo día que lo encontraron.

Quien se encuentra dormitando a su lado como si el espacio personal no existiera.

—Tú fuiste el que entró por ella y no la cerraste. Es tu culpa. — le contestó, sin ningún ánimo de levantarse.

Bella Mujer. | kth | jjk |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora