Stripper

5.9K 332 104
                                    

Reviví, perdón por no haberles dado algo nuevo desde hace ya meses, pero recuerden que no me gusta traerles cualquier cosa; espero que les guste esta nueva y corta historia, besos a todos <3



























—Por aquí, caballero.

Jack escuchaba esa frase cada sábado que su mente necesitaba despejarse del trabajo. Sus hombros se sentían pesados, tal vez llevar aquel costoso traje le estaba cansando el cuerpo, pues siempre intentaba que su corbata y saco permaneciesen en su lugar; sin ninguna arruga o signo de cansancio. Él era un hombre de la alta sociedad visitando un bar donde mujeres hermosas, delgadas, altas y con buenos atributos bailaban para él, inclusive disfrutaba de aquellos hombres de cuerpos fuertes con músculos perfectamente definidos que se movían alrededor de un tubo de metal.

Pero algo cambió su rutina de tomar algunos tragos hasta relajarse, pues aquella noche de sábado no salieron los típicos bailarines, sino que ese día, uno nuevo debutó en la pista. Jack intentaba no prestarle mucha atención, pues sus horas libres habían terminado y en nada debería llegar a casa y revisar sus numerosos papeles. Pero le era casi imposible no apartar los ojos de la pista y jugar a mantener su compostura.

No estaba lejos de aquel escenario, estaba lo suficientemente cerca para ver cómo del rostro del nuevo bailarín rubio caía una gota de sudor. Aquel hombre era diferente, algo nuevo que el bar estaba probando, ¡y vaya que lo disfrutaban los clientes!, pues de un momento a otro, Jack veía cómo los hombres murmuraban y deslizaban sigilosamente sus brazos a sus entrepiernas; algo repugnante y sucio que el pelinegro intentaba no imitar, pero aquel chico de delgada silueta y pequeña cintura lo invitaba a ser uno más del montón.

El metal en sus manos era abrazado mientras su cuerpo se restregaba lentamente, su abdomen se resbalaba por el tubo y el bulto debajo de él se acariciaba suavemente con el metal causándole una frialdad que su rostro reflejó con un ceño fruncido. Jack capturó aquello como una expresión erótica. Sus piernas estaban semidescubiertas vistiendo solamente unas mallas negras de red, su torso estaba cubierto por un corset negro lo suficientemente ajustado para resaltar una figura femenina, pero que el pelinegro describía como la de un hombre precioso, esos que tanto le gustaban y que encajarían muy bien entre sus piernas y gran cuerpo. Su entrepierna era escondida gracias a unos calzones negros ajustados, y sus pies estaban al aire, sin tacones como las bailarinas ni zapatos como los bailarines, simplemente cubiertos por aquellas mallas. Aquel chico era sencillo, pero lo suficientemente exótico para que Jack no dejase de verlo.

Y como si el bailarín pudiese leer sus pensamientos, lo miró. Lo miró tan intensamente que Conway olvidó cómo tragar la saliva que venía conteniendo desde que aquel chico rubio se restregó en el tubo de metal como si necesitase de unas manos que lo toquen, se movía como un animal en celo que rogaba por ser penetrado, o así era cómo lo veía el pelinegro de alta etiqueta y postura firme a pesar de guardar una erección entre sus pantalones.

Bailó para él, sin dejarlo de ver, y por un momento, Jack odió aquella regla de no poder tocarle las piernas que giraban y se abrían. Su delgadez era perfecta, la suficiente para hacerle ver aquellas curvas; estaba sediento de él, tanto que evitó verlo de nuevo, y acomodándose el saco, caminó fuera de aquel bar con la mirada del bailarín que deseaba bailarle solamente a él.

Comenzaba a sentir ansiedad por volver a aquel pozo que poco a poco le gastaba la cabeza. Sabía muy bien el porqué querer regresar, mucho más cuando rompió la rutina y aquel lunes regresó a la misma hora sorprendiendo a los guardias y a su asistente que programaba una nueva agenda con molestia. Necesitaba verlo, inclusive necesitaba ver más allá de las prendas, quería escuchar su voz, sentir su piel y ver qué tal era la diferencia entre sus cuerpos, aquella noche donde lo conoció, al llegar a su casa, no resistió en tocar su dura polla con la imagen de aquel rubio. Se había masturbando en nombre de un desconocido de hermosas piernas y estrecha cintura, había perdido la cabeza por completo.

SINNERS || INTENABO +18Where stories live. Discover now