Road

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Buenas tardes.






























A lo lejos de la ancha ciudad, parecía que el cielo se nublaba y avanzaba decorando todo a su vista. Gustabo se mantenía sereno a la idea de estar bajo las órdenes del hombre que si bien hubiese tenido más coraje, su garganta estuvuede ahora mismo abierta con hilos de sangre saliendo de ella. Sentía aquel punzar en su corazón como una traición a sí mismo, pero no era más que la necesidad de seguir con vida fuera de unas barras de metal.

Conway era su jefe entre los demás oficiales que lo veían con filosas miradas irrespetuosas. Ya era costumbre para él pasearse por los pasillos con la mente fija en un reclamo a su jefe, pero la opulencia de la mirada ajena de poder, lo detenía. No era como si le temiera a Jack por ser él, sino que le temía a lo que era capaz de hacer. Era bien sabido que entre ellos, existía algo más que sólo una relación de poder laboral, las bocazas ajenas pasaban información una para otra con las nuevas de que el superintendente de Los Santos se follaba al nuevo.

Gustabo sonreía ante aquello, aquella vez que no fue arrestado no era nada más que una cadena que traería consigo la ronca voz imponente de Jack ordenándole a su mano derecha el no tocar a su nuevo subordinado. Jack no era conocido por tener una autoridad débil, tampoco por proteger a otro hombre que no sea su comisario. Los privilegios de un criminal pasaron a ser igual de válidos que los de un ciudadano limpio y derecho, la vida de Gustabo estaba siendo sujetada por otro hombre; el hombre más importante entre muchos.

Nadie sabía que Gustabo era un desdichado que infringía la ley, tampoco que su hermano, quien parecía disfrutar de su nuevo puesto como titere del comisario y conejillo de indias para los veteranos, era igual que él, un simple criminal. Pero no todo era comodidad, y Gustabo no agradecía las muestras de protección que Jack le daba, todo era contradictorio para alguien como él.

Y estando frente a él, en una misión de vida o muerte, Jack lo miró como si fuera un extraño, como si aquella patrulla donde estaban juntos fuera un pésimo lugar para hablar.

—Tienes que sobrevivir —le dijo soteniendo la mirada. Gustabo ni siquiera le contestó.

Su relación había crecido conforme pasaba el tiempo, los rumores seguían en el mismo vaso con agua que no planeaba evaporarse. Gustabo los soportaba, pero no estaba seguro de que su jefe supiera siquiera de ellos.

Entró a su oficina como un día cualquiera, ya tenía la costumbre de saludarlo cada que llegaba a las instalaciones, y con su hermano al lado, se alejó de su jefe que lo miraba como si fuese la última vez que lo vería.

Ambos eran extraños; uno era frío e inexpresivo y el otro era lo opuesto: expresivo e imprudente.

Conway parecía cuidar de un niño cuando juntos patrullaban con la oscuridad de la noche sobre ellos, pero tampoco lo detenía una vez se cansaba de hacerlo. Habían tomado la carretera de Pacific Bluffs conduciendo lo necesario hacia el norte, Jack prefería trabajar con tranquilidad, y a aquella hora elevada de la noche, eran pocos los carros que se atravesaban con ellos.

Decidieron tomar un descanso en el primer espacio que encontraron, debajo de ellos se formaba un acantilado que terminaba en aguas saladas que salpicaban las enormes rocas. Era un lugar tranquilo, sin nadie que los interrumpiera.

—Fue buena idea estacionarse aquí —Gustabo habló entusiasmado. Tal vez por la idea de no seguir trabajando. —Hasta creo que podemos quedarnos aquí sin que nadie se dé cuenta hasta el amanecer.

El rubio rio en dirección a su jefe, pero este ni siquiera lo miró, se limitó a encender un cigarrillo. La camisa blanca que traía se movía gracias a la fuerte brisa que soplaba, Gustabo divisó su imagen y la envidió, tan pulcro y educado a simple vista; tan admirable e insoportable al conocerlo. Deseó describirlo en una palabra mientras lo veía fumar sin preocupaciones. No se conocían lo suficiente como para juzgarse, pero Gustabo sintió su pecho contraerse cuando deseó hacerlo. Podría sacar ventaja de aquello y hacer que Conway sienta aunque sea un poco de la misma humillación que le había hecho sentir en el pasado, pero muy en el fondo, simplemente deseaba conocerlo para entenderlo.

SINNERS || INTENABO +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora