El Heredero De Los Grindelwald

El plan de Grindelwald

Albus estaba cansado, su cabeza dolía, Gellert era un maldito psicópata pero un genio a toda regla, no podía entender cómo había ideado todos estos encantamientos, como había calibrado todo en una telaraña compleja de hechizos y maldiciones, ningún ser mágico o no mágico se sentiría atraído por este sitio, ningún mapa mostraría su lugar, ningún elfo podría aparecer amenos que su magia fuera aceptada con antelación, su trabajo había sido tan arduo que se sentía más cansado que nunca.

Gellert y Albus habían trabajado horas extras en su proyecto, las protecciones estaban listas y debía admitir que la noble casa de los Grindelwald se había convertido en uno de los lugares más seguros del mundo mágico junto a Hogwarts y Gringotts solo que tenía una ventaja mucho más grande, está casa estaba oculta y el encantamiento Fidelio haría que cualquier persona que supiera su ubicación la olvidará por completo, pero lo más costoso fueron las pociones.

La casa era segura pero el bebé crecería y saldría en unos pocos años amenos que estuviera atrapado pero eso solo lo obligaría a vivir en una prisión, el plan de Gellert había contemplado cada detalle, primero usaría un potente filtro de los muertos en vida para mantenerlo en coma hasta que llegue el momento de su liberación, después usará varias pociones que detienen el crecimiento para asegurar que el bebé no crezca hasta que sea el momento adecuado, aunque había un gran fallo en ese plan, el niño necesitaría comer y beber o moriría a las pocas horas, Gellert encontró la forma de alargar su vida y evitar cualquier tipo de enfermedad... La piedra filosofal.

Habría una tina llena de elixir de la piedra, dentro se colocaría al bebé, unas pocas runas servirían para que pudiera respirar bajo el agua, todos esos encantamientos servirían para mantener al bebé en un estado estático al menos unos mil años pero eso no sería necesario, el despertaría en el año 1980, su viejo amigo Dumbledore  había jurado que se encargaría de engañar a la pluma de Rowena y colocaría el nombre de su hijo en el momento adecuado, este tiempo con Albus le recordaba su tiempo en el Valle de Godric, estúpido Aberforth.

Ambos magos recordaban con algo de cariño sus épocas más jóvenes, Gellert quería pasar su tiempo como un alma libre pero sabía que lo mejor era perder ante Dumbledore y ser apresado, al menos Dumbledore podía pedir ciertas condiciones para ayudar a los ministerios de magia, habían llegado a un acuerdo, el iría a la prisión Nurmengard en la celda número 1998 donde permanecería hasta su muerte, el nunca iría a Azkaban, no es que los Dementores pudieran hacerle algo, esos tarados apenas podrían acercarse antes de ser incinerados por su magia no verbal, afortunadamente no había forma en la que pudiera perder su magia por más de unos minutos, solamente existían lugares en los que la magia era medianamente suprimida, aún así la comida de la prisión era mierda pero con magia mínima podría transformarla en alguna comida digna, además si perdía ante Albus le daría el poder político necesario para proteger a su hijo.

Sus planes estaban casi listos solo necesitaba darles unas pocas órdenes a sus elfos, tienen que mantener la casa impecable y cuidar que nada malo ocurra en esta sala, si algo malo pasa tienen que ir a buscar a Albus Dumbledore y traerlo inmediatamente, tráigalo por las buenas, tráigalo por las malas, despiértenlo tirándole un cubo de agua, tiren de los pelos de barba o de su nariz, pateen sus espinillas, ponganle el pie  cuando camine, no importa como pero tráigalo a esta sala inmediatamente, también asegúrese de que está casa nunca se quede sin elfos que la cuiden, además tienen que patrullar el terreno y mantenerlo limpio, servirán a mi hijo con lealtad inquebrantable y ayudarán a Albus en cualquier cosa que tenga que ver con mantener la seguridad de este hogar.

Gellert pronto tendría su duelo contra Albus y pasaría mucho tiempo hasta que volviera a pasar algo de su interés, mientras tanto podría espera a la siguiente vez que vea a su hijo, después de todo el tendría mucho que recordar, mucho agregar a su lista de enseñanza, además tenía que reformular algunos pensamientos para que su hijo pudiera verlos en el pensador, Dumbledore sería un buen maestro en casi cualquier rama, incluso la magia tenebrosa era conocimiento y Albus era un adicto al conocimiento por lo que sería un maestro bueno para lo teórico y el siempre fue hábil en lo práctico, además tendría la varita letal.

Su hijo estaba destinado para grandes cosas, incluso más grandes que las que el, el mago tenebroso más poderoso que había existido podría haber logrado, el lo sabía, lo había visto.