Los jefes de las casas

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-¡¡¡Despierta chico!!!-.

Me levanté de golpe al escuchar el grito y abrí mis ojos al ver que una balde de agua se dirigía directamente hacia mi rostro, con un movimiento rápido de varita el agua regreso al balde que se colocó en el suelo causando unos aplausos y un bufido de indignación.

-Magnífico, un hechizo sin palabras a esa edad, soberbio, alucinante, increíble...

El retrato fue callado por una fuerte pedorreta de parte del poltergeist que apretaba sus puños con algo de indignación mientras miraba de mala forma al retrato, -Como puede ser magnífico si el agua no lo despertó, ¿De verdad tenías arruinar mi broma y advertirle?-.

-Es un invitado del director Albus, no puedes despertarlo de una forma tan grosera... Debería informarle al director-, exclamó él cuadro.

-El grosero es el, mira que estar dormido mientras que el director Dumbledore lo espera... Yo solo quería ayudar a nuestro director-, se escudo el poltergeist.

-Chico levántate e ignora a este payaso de poca monta, debemos acudir al llamado del director Dumbledore cuanto antes-, exclamó con prisa el retrato causando que Gellert soltara un suspiro.

Ya no estaba en su casa y al parecer tendría que aguantar a un espectro pesado por bastante tiempo, una sonrisa se extendió por su rostro cuando recordó que ahora tenía un poco más de libertad y que por fin podría encontrarse con alumnos de su edad... Su edad física... Dejo sus pensamientos a un lado cuando apunto su varita a su rostro llenandolo de espuma y después rociando bastante agua sobre el, no era lo mejor pero funcionaría, después de hacer un movimiento de látigo con su varita toda el agua desapareció y cualquier objeto húmedo quedó seco como si nada hubiera pasado, el poltergeist chillo cuando su balde se vacío de agua y el retrato empezó a recorrer los pasillos mientras exclamaba cumplidos.

El retrato rápidamente había llegado a la oficina del director junto a un agotado y desanimado Grindelwald que desgraciada o afortunadamente no se había topado con ningún ser vivo o no muerto en su camino a la oficina... Definitivamente culparía al horario de clases, pero no tenía tiempo, con algo de esfuerzo recupero el aliento mientras pronunciaba la contraseña correcta haciendo que la estatua del hipogrifo descendiera para mostrar unas escaleras de piedra, Gellert tomo aliento por última vez para después tocar la puerta del despacho que fue abierta por una persona que jamás podría confundir con otra... Almenos no en tamaño.

-Rubeus-, saludo el chico cortésmente.

-Gellert, que tal... Oh, pasa adelante-, saludo animadamente el guardabosques mientras se apartaba de la entrada.

-Director Albus, espero que haya pasado una noche agradable-, saludo cortésmente el joven heredero mientras caminaba hacia el escritorio.

-Tuve una noche agradable, espero que peeves no te haya causado muchos problemas-.

-Me las arregle para evitar sus bromas, aunque termine algo mojado-, bromeó el joven haciendo que los dos adultos se rieran.

Gellert miro los alrededores del despacho del director logrando reconocer algunas reliquias mágicas pero también sintió verdadera intriga al notar que muchos objetos eran totalmente desconocidos, lo que más le llamo la atención era el pensador que Dumbledore tenía escondido en un armario, las memorias de su padre eran cortas pero tenían un valor incalculable... ¿Que esconderían las memorias de un mago igual o superior que nunca fue encerrado en prisión?, ¿Que tanto conocimiento y poder podría estar acumulado esperando a que alguien más lo tomará?, ¿Que tan sucios serían los secretos que se escondían detrás de esas pequeñas botellas de cristal?.

La meditación de Gellert se detuvo cuando el mismo se obligó a dirigir su mirada a los estantes llenos de libros, muchos de ellos estaban hechizados para permanecer ocultos o para fingir se cosas que no eran, muchos otros tenían títulos que daban una pista sobre lo complejo de su interior, su varita vibró con ánimo cuando logro mantener la vista fija en un estante en lo más alto de la sala... "Magia oscura avanzada", "El susurro de la muerte", "Mi perfecta creación", "Secretos del jardín negro", "Brebajes malditos", "Magia ritual", "Magia tribal", etc.

Los títulos de los libros eran lo suficientemente llamativos como para provocar un ligero cosquilleo en la parte baja de mi estómago, quizás ví algo que no estaba destinado a verse, quizás debería olvidar lo que ví... Entonces por qué me acercaba a la repisa, trate de alcanzar un libro cuando el chillido de un pájaro llamo mi atención, un ave casi tan valiosa como todos los demás libros, un fénix.

El pájaro joven y saludable me miraba con detenimiento como si tratará de encontrar algo en mi rostro, quizás le recordaba a alguien, trate de acercarme al fénix pero fui detenido por el sonido de golpes en la puerta, alguien estaba tocando la puerta a mis espaldas, gire sobre mis pies y me recargue en un costado del despacho mientras le dirigía una mirada rápida al director que solo me dedico una sonrisa, gire mi vista cuando el guardabosques se dirigió pesadamente hacía la puerta para poder abrirla, no paso ni un segundo cuando un hombre de pelo y ojos negros con una túnica negra larga y una mirada de desdén total entro a la habitación, detrás de el entraron dos brujas de edad avanzada, un de cuerpo delgado con expresiones serías y unos anteojos bastante grandes, mientras que la otra tenía un cuerpo robusto que parecía ser de un carácter más amigable, escondido detrás de las brujas estaba un mago bastante bajo con orejas algo puntiagudas.

-Director-, saludo el hombre de pelo negro, - Supongo que tendrá un buen motivo para citarnos a todos nosotros al mismo tiempo, además de avisarnos a altas horas de la noche-, dijo lo último con desdén mientras le daba una mirada de rabia al guardabosques que parecía haberse hecho más chico por la mirada.

-Lamento haberles avisado en la noche pero ayer tuve que salir del colegio por un asunto importante, al regresar lo primero que hice fue pedirle a Hagrid que les avisara sobre nuestra pequeña junta el día de hoy-, el director giro para ver a Gellert haciendo que por primera vez los profesores dirigieran su atención al joven que había perdido interés en los adultos y miraba los libros con interés, el director aclaro su garganta haciendo que el chico lo mirara, -Los cuatro maestros que están frente a ti son los líderes de las cuatro casas y uno de ellos será tu asesor en cuestiones académicas en un futuro cercano-.

El Heredero De Los Grindelwald Where stories live. Discover now