Prisión

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Mi nombre es Gellert Grindelwald junior, nací en algún momento entre 1945 y 1927... No creo que nadie pueda culparme por no recordarlo, es decir no estuve muy conciente en ese momento, probablemente para cualquier persona que no sea yo descubrir su edad sería tan fácil como restar sus años al año actual, lamentablemente no era cualquier persona, mi padre fue el mago tenebroso más poderoso que haya existido y cualquier persona que no lo acepte es un idiota que nunca comprendió el verdadero poder de la casa Grindelwald, un verdadero noble, no necesita hacer actos públicos y shows de poder para hacerse respetar, un verdadero noble no necesitaba rebajarse a eso.

Mi padre había hecho algo, me había mantenido por años dentro de un sueño, o mejor dicho una parálisis en algunos momentos podía escuchar voces de los elfos domésticos, el sonido de la limpieza, poco a poco empecé a tomar conciencia de mi ser, estaba vivo pero algo me impedía moverme, podía escuchar pero no podía entender... La frustración de mi pequeño ser me llevo a límites incomprensibles estaba tan enojado conmigo mismo que involuntariamente empecé a usar magia, débil y efímera pero magia, fue entonces cuando algo me tocó algo casi tan largo como mi propio cuerpo, sentía su suave vibración a lo largo de piel y ese sentimiento me tranquilizo.

Algún día saldría de ese lugar, por supuesto todo eso lo pensé de una forma más primitiva e instintiva, después de todo era un recién nacido y carecía del conocimiento básico que cualquier persona puede tener a una edad infantil, pero mejor sigo con mi historia.

Lo único que tenía a mi alcance era ese curioso objeto a mi lado y mi propio cuerpo inmóvil, mientras más pasaba el tiempo, lentamente mi perspectiva de mi propia realidad se fortaleció, había voces que llegaban a diario y hablaban suavemente cerca de mi, lentamente empecé a reconocer palabras o al menos memorizarlas, sin saberlo mi pequeño ser empezó a practicar una de las magias más tardas y antiguas, la más noble arte de la Oclumancia después de todo mi mente era una de las pocas cosas que tenía.

Debo admitir con un poco de vergüenza que el miedo mi impulso y me ayudó en la búsqueda de mi ser, en día normal como cualquier otro se escuchó un fuerte ruido dentro de la mansión, el sobresaltó y los posteriores gritos de los elfos me aterraron, luchando por sobrevivir logré canalizar esa misteriosa energía en ese misterioso objeto que estaba dentro de mi prisión, un chirrido se escuchó a mi alrededor y al momento varias voces hablaron a mi alrededor, unos segundos después se escuchó una nueva voz pero está era diferente, está voz era nueva y se escuchaba más suave que las demás, sentí como una energía similar a la mía se acercaba a mi prisión y eso solo me alteró más.

Ese día sin saberlo conocí a Albus Dumbledore y realicé mi primera magia accidental con varita, desde ese día la misma persona regresaba cada cierto tiempo, dentro de mi mente encontré la forma de medir el tiempo, solo que no lo media exactamente, simplemente sabía que algunos sucesos se repetían constantemente y después de un tiempo empecé a predecirlos, aunque Albus siempre fue difícil de predecir, tenía ese factor humano que hacía que mi patrón fallara de vez en cuando.

Con los días aprendí cosas nuevas, me llaman Gellert o Grindelwald, las voces chillonas eran elfos domésticos y la otra voz era Dumbledore, buenos días era una especie de inicio para las palabras ya que todos me decían buenos días antes de empezar a hablar en ese idioma que aún no entendía.

Supongo que a este punto comprendieron que era más instinto y memoria que una verdadera conciencia pensante y que la mayor parte de palabras que uso para describir mi estado solo son aproximaciones, bueno después de eso no paso mucho, esa pequeña mota de luz que sentía en mi interior iba creciendo con el paso del tiempo, Albus empezó a venir cada vez menos hasta que un día los elfos emocionados se acercaron a mi prisión, sentí como el frío me envolvía a la vez que algo se deslizaba de mi cuerpo, ese día salí de mi prisión pero me horrorice cuando note mi propia fragilidad, era conciente de mi cuerpo pero apenas podía moverme.

Mi ser entro en un shock cuando empecé a asfixiarme, trate de respirar pero no podía hacerlo, sentía como mi vida se alejaba de mí cuando por fin pude respirar el shock incremento cuando descubrí un mundo nuevo, el olfato era increíble una sensación totalmente diferente, los elfos empezaron a secarme para después forzarme a lo que después descubrí que era alimentarme, con eso también llegó la vergonzosa sensación de usar pañales.

Poco a poco empecé a aprender sobre más cosas, más palabras, más conceptos, entendí que era la comida y que era hacer del baño, incluso puse en práctica mi primer lenguaje, llorar, los elfos trataban de hacer lo que fuera para calmarme y cuando uno de ellos mencionara lo que deseaba dejaba de llorar automáticamente, aunque eso duro poco tiempo, pronto empezaron mis intentos de imitar su idioma y después de unas semanas lo logré.

Había cumplido los 11 meses, por fin caminaba aunque tenía la gracia de un pingüino, además podía hablar lo suficiente para comunicarme, sería mi primer cumpleaños aunque no sabía lo que era, deseaba salir pero sabía que había peligro haya fuera y sea lo que sea parecía peligroso.

Así paso el tiempo, tenía 2 años y casi un mes cuando conocí a aquella persona que me visitaba cuando estaba en la tina, Albus Dumbledore.

El Heredero De Los Grindelwald Where stories live. Discover now