#𝟘𝟚

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Nunca leyó el nombre del club, tampoco lo preguntó y sí lo hizo no podía recordarlo. Pero lo que sí podía recordar era el peculiar ambiente que tenía. Nayeon caminaba delante de ella por el pasillo largo y oscuro, solamente habían bombillos pequeños y de colores opacos los que iluminaban. No veía nada, así que intentó acercarse lo más que pudo a su amiga. Ella no mencionaba palabra alguna, eso era normal, pero lo que no era normal era que Jihyo no hablase tampoco. No comentó sobre el olor probablemente a drogas o alcohol que nunca había probado. No comentó sobre las paredes repletas de grafitis para nada lindos o coloridos, todos daban miedo. Y tampoco comentó sobre lo largo que el camino era, hasta que llegaron a unas escaleras.

— ¿Tenemos que subir? — se quejó, Nayeon soltó una risa pequeña y la miró con burla.

— El concierto es en la azotea, Jihyo.— dijo aún con diversión en sus palabras.— Pero antes de eso estaremos en una zona reservada, luego del concierto iremos a una fiesta que la banda dará para convivir con los fans que quieren conocerles, o sea, tú y yo.

— Oh qué agradable suena eso.— No sabía sí había sonado demasiado dulce, pero es que de verdad le resultó agradable. No conocía muchas bandas que hicieran fiestas con sus fans, al menos podría disfrutar un poco de eso.

— Las fiestas de Twice no son para nada como las fiestas a las que vas tú.

— ¿Twice?

— La banda.— rodó sus ojos y comenzó a subir las escaleras.

— Al menos tienen un nombre bonito, suena a nombre de una banda de chicas dulces. — la siguió tan cerca como pudo pero ella iba rápido. Diablos. ¿Cómo podía hacerlo con esos tacones? Jihyo ya estaba cansada y ni siquiera parecía estar a medio camino.

— Claro, son chicas muy dulces.— notó su sarcasmo pero no dijo nada.

Las escaleras eran muchas, pero intentó no quejarse tanto o Nayeon comenzaría a burlarse de ella diciendo que era su culpa por dejar de ir al gimnasio. No era completamente su culpa, la alarma no sonaba cuando debía.

Estaban en el piso tres cuando Nayeon caminó por otro pasillo y llegó a una puerta donde dos hombres, parecidos al chico de la entrada, las miraban seriamente. Jihyo creyó que podían aplastar su cabeza como a una uva sí hacía contacto visual con ellos, así que prefirió mirar el suelo y las extrañas manchas que había allí.

— Tenemos la reservación para asistir.— habló Nayeon, de nuevo, sin dejar que la estatura de los hombres le provocase temor.

— Nombre.— dijo uno de ellos. Sus manos, que estaban detrás de su espalda, se movieron hasta cerca de su pecho junto a un cuaderno que traía los nombres de quienes podían pasar.

— Im Nayeon.

— Adelante.

El otro hombre, que tenía las manos vacías, abrió la puerta con cierto mal humor. Nayeon entró sin siquiera mirar atrás, su amiga la intentó seguir pero el toque en su hombro la detuvo.

— Nombre.

— Park Jihyo.

— Adelante.

Cuando entró no se fijó en la decoración o qué tan grande era el lugar, solamente caminó hasta volver a quedar cerca de su amiga y le habló alto para que le pudiera escuchar. En toda la habitación sonaban canciones que nunca había oído, ¿eso era Twice?

— Gracias por protegerme.

— Llamé antes de venir y di nuestros nombres, tranquila.— sonrió caminando hasta una barra en la parte izquierda del lugar.

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