#𝟙𝟘

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Sana podía ser una excelente compositora, pero era una pésima mentirosa.

— No has escrito canciones, ¿verdad?

Ella simplemente me miró, creo que no he hablado de sus ojos lo suficiente. Son de un marrón tan claro, tan hermoso, que no importa sí más de media población los tiene, en ella se ven únicos.

Estábamos sobre mi cama, las sábanas blancas cubriendo nuestros cuerpos desnudos. Sí, nos acostamos de nuevo, pero cada vez que lo hacemos es demasiado mágico, cada una de esas veces se siente como la primera. Sana tenía ese poder; hacerte feliz con cualquier cosa.

Incluso sí ella no lo era.

— No.— dice después, y las esquinas de sus labios se curvan hacia arriba, en una pequeña sonrisa.— No lo he hecho, Jihyo.

— ¿Qué sucedió con Rainbow?

— No lo sé.— sus ojos se cierran, y odio eso porque ya no puedo ver lo hermoso de sus pupilas.— No quiero hablar de eso.— uno de sus brazos pasa sobre mi cuerpo, empujándome ligeramente a ella.

— Sana...— Acepto su torpe abrazo, me acerco más, como sí fuera posible, y respiro el aroma de su piel. Ella siempre huele bien, incluso después de hacer el amor.— ¿Cuándo te irás?

Tenía miedo de su respuesta, o de lo que sea que ella hiciera. Sana abrió uno de sus ojos y luego lo volvió a cerrar. Sentí la vibración de su risa.

— ¿Quién dijo algo sobre irse? — pregunta en un tono bromista.— Yo estoy aquí ahora, Jihyo, y eso es lo que importa.

No pregunté más del tema, simplemente seguimos en nuestros días dentro de una burbuja de amor.

Sí, las cosas estaban mejorando para mí. Incluso para Mina, quien ahora consiguió un nuevo trabajo, se le veía saliendo más, no sonreía ni hacía chistes pero supongo que debía darle su tiempo y espacio.

Todo parecía ir bien, maravilloso. Sana me visitaba seguido, y yo a ella, salíamos todos los días, nos queríamos como sólo nosotras sabíamos hacerlo. Incluso fuimos al club en un par de ocasiones.

En una de ellas, Seulgi se acercó a mí mientras Sana pedía bebidas para nosotras.

— Ella es feliz, Jih.— comentó con un aura desinteresado, no parecía tener ganas de decir aquello.— Lograste lo que muchas aquí no hemos podido.

— ¿Qué exactamente?

— Tocar su corazón.— ella bebió su trago, y entonces yo miré a Sana que comenzó una buena charla con el chico de la barra. Sí, ella había tocado el mío también.— Sana ha tenido una dura vida, sabes de su madre, ¿no?

Yo fruncí el ceño, realmente no sabía mucho de su familia, nada en realidad, porque no hablaba de ello. Cada vez que se lo preguntaba, evadía el tema.

— ¿Qué hay con ella? —

— Oh, cielo, no lo sabes. — Seulgi me comenzó a ver con una pena algo falsa, no confiaba mucho en ella.— Deberías de preguntarle.

Y esa fue toda nuestra conversación.

Dejé que pasaran unos días, dejé que Sana confiara más en mí. Tenía la esperanza de que me contaría sobre su familia pronto, pero yo no era Seulgi, no sabía tanto de ella.

Sana tiene ese aura tan especial, todo en su presencia parece ser iluminado, como sí brillara todo el tiempo, más aún cuando ella se siente apagada.

Entonces, algo fuerte pasó.

Sana no respondió a mis llamadas un jueves de diciembre, supuse que estaba ocupada y eso me alegró, me alegró que probablemente eran cosas con la banda, algo que ella amaba con locura.

If you want love  Ꞝ  SahyoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant