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"me quedo despierta toda la noche.
me digo a mí misma que estoy bien.
cariño, es más difícil verte a ti,
que a la mayoría.
pongo el disco.
espero hasta escuchar nuestra canción.
todas las noches bailo con tu fantasma."

— dancing with your ghost - sasha sloan

No quise despedirme de Sana el día que le dieron el alta, un 5 de enero.

Pasamos año nuevo juntas, con Jimin y Seulgi. A eso de las dos de la mañana, hicimos una videollamada con la banda. Los ojos de Sana se iluminaron al verlas, al hablar de que pronto se volverían a ver en persona, y supe que había hecho lo correcto.

Yo no podría romper ese lazo.

Esa noche, antes de dormir, le di un beso. El último en algún tiempo, porque estaba esperanzada de que volvería a verla. No importaba el tiempo que pase, yo la esperaría porque estaba enamorada de ella, tanto que mi existencia pasaba a segundo plano.

Volví a casa, Mina veía la televisión y me miró cuando entré. La saludé con un abrazo y ella igual me lo devolvió. Hace tanto que no estábamos las dos solas.

Comenzamos a hablar de la película que pusimos, era bastante mala y las actuaciones pésimas. Comimos palomitas que hice antes de sentarme a su lado, a ella le gustaba sentirse bien atendida y yo no era nadie para negárselo después de todo lo que pasó.

Mina me contó que todo le iba bien en su nuevo trabajo, y yo me sentí más que feliz por ella.

— Incluso está esta nueva chica, ambas lo somos, y me es bastante agradable, creo que podemos ser buenas amigas.

Avanzar. Ella lo estaba haciendo, a su ritmo pero lo hacía. Todo un logro.

Mina no tenía esperanza de que Nayeon volviera, no lo haría jamás. Entonces no tenía otra opción, realmente necesita continuar con su vida sí no quiere verse patética o triste.

Suspiré. Tan solo han pasado unos días, Jimin me contó que Sana ya se había ido. Él usualmente viaja con ella, más en esta ocasión dice que conoció a un chico, sabe que no es nada serio pero podría ir en otro momento para disfrutar más de él.

Algunas veces, me pregunto sí él ha tratado de convencer a Sana para que se quede. Nunca tendré esa respuesta de todas formas.

Mis días se resumían en comer helado y tratar de olvidar a Sana, aunque no quería hacerlo ni podía. Porque ella se había metido tan profundamente en mí, en mi cuerpo y mi alma, dejando un vacío al momento de irse. Mina me vio tirada en el sillón, con palomitas en un cuenco y una cursi película de amor, y creí que me ignoraría, más me sorprendió tirando de las mantas que me cubrían.

— Han pasado dos semanas, es todo lo que voy a dejarte estar ahí tirada.— dijo mientras me quitaba las palomitas y apagaba el televisor.

— Déjame hundirme en mi miseria.— respondí dándome la vuelta tratando de ignorarla.

— Ah no, no vas a hacer la gran Mina, estoy harta de la miseria.

En su tono de voz podía decir que estaba siendo sincera. Pensé tanto en mí y en Sana que olvidé por completo como esto podía afectarla. Ella es mi amiga, la única que me queda, y sé que también soy la única para ella.

— Vas a trabajar.— fue una orden, y aunque me resistí todo el tiempo, en realidad me conmovió el hecho de que ella fuera la optimista aquí y no yo, como solía ser.

Me habían despedido de mi anterior trabajo luego de la muerte de Nayeon, pues ni siquiera podía concentrarme o asistir. Ahora debía de buscar un nuevo lugar, y no sé sí se estaba burlando de mí o qué, pero Mina me dio la dirección de una tienda de música cerca de casa, era un local nuevo y buscaban una vendedora.

If you want love  Ꞝ  SahyoWhere stories live. Discover now