Capítulo 3

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La fiesta comenzaba, habían llegado todos los invitados y eran más de los que pensaban que vendrían. En realidad, eso era de esperarse, ya que la mayoría de las personas llevaban a otras y esas a otras.

— Dan, son muchas personas. No quiero que dañen tu casa o algo así, creo que fue mala idea — servían bebidas y un poco de botana, aunque contaban con la gente de servicio.

— No, fue buena idea. Piensa que le diremos a nuestros hijos y nietos que nuestra noche de bodas fue con una fiesta en mi casa. Pensándolo bien, si tuvimos una fiesta de la boda — le guiño un ojo.

— Ese es un buen punto.

La música sonaba a todo volumen, la gente bebía e incluso se besaban. Pero Daniel y Sol, estaban en su propia fiesta y disfrutaban ellos del ambiente. Parecía que nadie estuviera a su al rededor; algunos amigos se acercaban a ellos para despedirse de ella y darle un pequeño detalle, consejos o incluso que pasara a darle saludos a algún familiar y que cualquier cosa podría contar con ellos.

— Te vuelvo a dar mis felicitaciones — se aceró Paulina a la pareja — se ve que pasan por su mejor momento.

— Gracias, eres muy amable — le contesto Daniel con una amplia sonrisa.

— Sí, es muy amable de tu parte. Si quieres mandarle algo a Violeta se lo puedo dar, nos quedaremos a vivir juntas y sería una buena opción.

— Iré en Navidad a verla, así que probablemente nos encontremos.

— Muy bien, entonces nos vemos.

Los tres se dieron una amplia sonrisa, muy hipócrita por parte de todos. Paula se fue con un grupo de chicos a seguir con la fiesta.

— Ignórala, solo quiere darse a notar — le dijo, para después darle un beso a su novia.

— No arruinará nuestra fiesta de matrimonio y mucho menos nuestra noche de bodas.

La fiesta seguía, algunos ya habían tomado y se fueron a algunos cuartos o incluso terminaban tirados por todo la casa. A Daniel no le preocupaba tanto, sabría que ser irían en cuanto se dieran cuenta de que amaneció. Ambos entraron al cuarto de él, ya que lo había cerrado con llave al saber que podrían entrar a su cuarto.

— Estoy tan nerviosa como la primera vez — le decía Sol, entraban al cuarto.

Estaba ya con velas y pétalos de rosa. Todo estaba listo para que pudieran pasar una velada muy romántica.

— Espero que te guste— la tomo en sus brazos y la cargo.

— Me siento como en una película romántica — la dejo caer en la cama entre todos los pétalos.

— Yo igual, creo que esto es de lo más romántico que hicimos — reían al recordar las veces que habían estado en su carro o en el salón de clase.

— No somos los mejores encontrando lugares.

— Creo que más bien nos ganan las ganas.

Empezaron a besarse, sus besos eran suaves. Empezaban acariciarse y poco a poco quitar la ropa que estorbaba el paso de sus manos, todo empezaba a subir de nivel y empezaba su noche de bodas.

Los ojos de Sol se abrían al escuchar la alarma; la apago y empezó a mover a Daniel para que despertara. Poco a poco se empezaban a mover y despertar,

— Preferiría que te quedaras, no quiero que te vayas — Daniel no dejaba que su ahora esposa se levantara de la cama.

— Pero, si no me voy por mis cosas perderé el vuelo y no llegaré a empezar el semestre en la escuela.

La PianistaWhere stories live. Discover now